Ramón Romero sabe un poquito de sudor. Y de tenis. Y de lo que cuesta ganar partidos en esfuerzo y en técnica. No es, por tanto, un aficionado ni de sofá ni de postureo. Qué va: toda su vida ha girado en torno a este deporte. Este jerezano, a sus 65 años, por tener, tiene hasta palmarés. Ha ganado 18 veces el Campeonato Andaluz de Tenis en la Categoría Veteranos, la última vez, hace unos meses. También fue campeón de España en dobles con 28. Hoy es instructor de tenis, toda vez que la pandemia ha paralizado su actividad mercantil de décadas: construir pistas de tenis y de pádel. Hoy, además, está detrás de una iniciativa para conceder a Rafa Nadal un título: el de Grande de España.
Este sábado, habló por teléfono con su amigo Quique Tapias para comentar que verían a Nadal disputando la final del Open de Australia. La conversación, de acuerdo con el común de la afición -sin mucho margen de error y sin miedo a la precisión periodística de la cita- puede resumirse así:
-Oye, nueve y media de la mañana, ahí estaremos. Sí, sí. Con 35 años, recién repuesto del Covid, con muletas hasta hace nada y con una lesión en el pie. Ahí está, en la final. De menos a más. Menudo crack. Hombre, claro. A ver, a ver cómo se las gasta el ruso. Pero ahí está Rafa, en la final.
Durante esa charla, una idea rondaba sus cabezas: la de proponer el título para el tenista español. "La verdad", sostiene Ramón a EL ESPAÑOL, "es que en esa conversación ya lo teníamos decidido".
-Lo hacemos, Quique. Es que mira a dónde ha llegado. Lo hacemos, lo hacemos pero del tirón. Rafa y el deporte español lo merecen.
Poco importaba incluso no saber todavía si sería capaz de hacerse con el nuevo trofeo. Nadal Grande de España manque pierda, como dicen los béticos.
Lo que ha pasado es que Rafa Nadal ganó. Por pulverizar pronósticos, pulverizó hasta la industria del Big Data deportivo, que en estos días revisa qué dichoso logaritmo introducir para no volver a fallar cuando se te pone delante alguien que pasa de un pírrico 4% a reventarte la probabilidad matemática.
Ganado a pulso
Su triunfo ha provocado una euforia mundial, que ha hecho que las alabanzas que ha generado su gesta se traduzcan en expresiones que van desde la del futbolista bético Joaquín ("A Rafa Nadal hay que comerle los huevos de cuarto, en cuarto de hora") a ésta, en la que se centran Ramón y Quique.
Es diametralmente opuesta en las formas, pero con el mismo espíritu: que don Rafael Nadal Parera sea nombrado Grande de España, pero de verdad, por el rey Felipe VI. Un título que, consideran, se lo ha ganado tan a pulso como los 21 grand slams.
"El ya en sí mismo es un grande de España. Los titulares de la prensa española, y mundial, así lo han recogido: es el más grande", explica Ramón a EL ESPAÑOL. También detalla que la propuesta ya la trasladó, hace un tiempo, a altos cargos de la Casa Real.
"Por aquel entonces me transmitieron su dificultad, porque en los 8 años que lleva Felipe VI en el trono, no ha concedido este título". Su padre, en los primeros seis años de reinado, concedió seis.
Por eso, y tras "el desborde" del domingo, "este puede ser un buen momento, teniendo en cuenta que el Rey no lo ha hecho nunca". En Rafa Nadal, explica, "se dan todos los valores. Porque es grande, y además, no tiene signos políticos. La unidad que aglutina en nuestro país en torno a la admiración que sentimos por él es unánime. Así que qué mejor que un título para perpetuar su ejemplo".
El trámite
A partir de aquí, el trámite. Mientras ultiman una página web, han abierto una fan page en Facebook a la que adherirse para apoyar la iniciativa. "Cuantos más apoyos, mejor. Le haremos llegar una carta a la Casa Real y que su Majestad decida lo que tenga que decidir".
El jerezano detalla que hay "otra antesala, que es el Comité Permanente de los Grandes de España, que emitirá un informe. Pero la real facultad para hacerlo y nunca mejor dicho, la última palabra, la tiene el Rey".
A ser Grande de España va aparejado un título nobiliario, que puede ser personal o hereditario. "Podría ser el de duque de Manacor, que sería muy adecuado porque Rafa Nadal es de allí y lo habitual es que se conceda en virtud del lugar en el que se nace. O puede ser el que el rey indique o considere". ¿Confía en que salga adelante la iniciativa? "No sé. A ver si somos capaces de conseguirlo".
En su mayoría, los Grandes de España suelen ser nobles. Nobles de los de título. Pero claro, aquí entra en juego "la nobleza de Nadal". Y sus títulos. De hecho, en la actualidad hay diez títulos de Grandeza de España concedidos por el padre del actual monarca.
Entre ellos destacan los concedidos a los ex presidentes Adolfo Suárez y a Leopoldo Calvo-Sotelo; a quien fuera el secretario y posteriormente, jefe de la Casa Real, Sabino Fernández Campo; y a Gullermo Luca de Tena, periodista y fundador del diario ABC. Sobre distinciones a deportistas, en 2011 se le concedió el título de Marqués del Bosque a Vicente del Bosque, el entrenador de la selección nacional de fútbol,"para sí y sus sucesores".
Más argumentos. "La gente está dislocada, eufórica con el triunfo". Ramón destaca además, la épica. "Esto, el triunfo de Rafa teniéndolo todo en contra, es justo lo que necesitaba España en estos momentos".
Encuentros en persona
No habla solo de oídas y de verlo por la tele. Ramón conoce personalmente al manacorí. Lo ha visto jugar, y ha podido saludarle en dos ocasiones, en el Conde de Godó y en el Open de Madrid, donde estrecharon las manos. También ha podido hablar con él, largo rato, por teléfono, en dos ocasiones.
-Yo tenía un amigo que era muy aficionado al tenis y que estaba bastante, bastante enfermo. Él se enteró. Nos hizo llegar dos invitaciones para que fuéramos a verle juntos a la Caja Mágica, en un sitio preferente, dado el estado de salud de mi amigo. Me llamó Nadal personalmente para interesarse por cómo estaba. Luego, unos días antes del Open de Madrid, mi amigo se puso muy mal. Tenía cáncer, y de hecho, falleció unos días después. Tuvo con nosotros un comportamiento fantástico, lo facilitó todo para que pudiera ir verle. Pero no pudimos ir, porque mi amigo ya estaba muy malito, el pobre.
La conversación, recuerda, "fue de una deportividad y de una llaneza extraordinarias. Cuando le dijimos que no podíamos ir, llamó a mi amigo para hablar con él, días antes de que falleciera. Fue una cosa emotiva y simpatiquísima". Un grande.
La respuesta a la propuesta de ser nombrado Grande, con mayúsculas "está siendo abrumadora. Es que los valores que derrocha dentro y fuera de la pista son los que tendríamos que llevar a gala niños y mayores: esfuerzo, humildad, tesón, respeto al contrario, no desfallecer… los valores de la vida son los mismos, y es de justicia concedérselo" sostiene Ramón.