Manuel Soler, el jubilado elegido para mediar en el conflicto de las macrogranjas en Lorca
Este exdirigente agrario y militante del PSOE, a partir de este miércoles, tratará de acercar posturas entre ganaderos porcinos y el Ayuntamiento.
9 febrero, 2022 01:07Noticias relacionadas
Desde crío ayudaba al cabeza de familia, José Soler, a segar la alfalfa y a limpiar con una pala las cochiqueras de los cerdos de una explotación agroganadera en Marchena. "Mis padres eran aparceros de unos señoritos, los Condes de San Julián: ellos ponían la materia prima y nosotros trabajábamos para comprarles la finca", recuerda Manuel Soler, sobre su infancia. "Compaginé el campo con los estudios". A sus 67 años, este jubilado lo ha sido todo en el sector agrario y ganadero español, y a partir de este miércoles, se estrena como mediador en el conflicto porcino que sacude Lorca y que sigue con preocupación Pedro Sánchez desde que un grupo de ganaderos tomó por la fuerza el Pleno.
"Sigo siendo un hombre de la huerta", subraya en conversación telefónica con EL ESPAÑOL, desde aquella finca del Camino de Manzanares, en la diputación lorquina de Marchena, donde vivió y trabajó, primero su abuelo, luego su padre, y más tarde, él mismo. Tal es el respeto que se fraguó Manuel Soler en el sector agroganadero a lo largo de su carrera, que dos días después del asalto al Pleno de Lorca, le llamaron para poner paz en el asunto: "La Agrupación de Defensa Sanitaria de Ganado Porcino, la Asociación de Empresarios de Ganadería de Murcia, COAG y UPA, me propusieron ser el mediador de la mesa negociadora convocada para buscar un acuerdo".
- Menudo papelón le ofrecieron. ¿Usted no se planteó rechazarlo a la vista de la tensión existente entre los ganaderos porcinos y el equipo de Gobierno local?
- Manuel Soler: No me planteé rechazar la propuesta porque he sido presidente de la organización agraria COAG durante catorce años, primero a nivel de Lorca y luego en la Región de Murcia, presidí diez años la Federación de Cooperativas Agrarias de Murcia (Fecoam), a lo largo de cuatro años fui responsable del sector porcino español en Bruselas y estuve una legislatura en política. Creo que pensaron que reunía el perfil idóneo y me resultaba muy difícil decirles que no por la implicación que siempre he tenido con el sector ganadero. Para mí no es agradable cómo está la situación, pero allá donde he podido ayudar, nunca me he apartado para intentar hacer algo por mejorar las cosas por muy complicado que halla sido.
Así lo hizo cuando asistió a reuniones sindicalistas de forma clandestina en la dictadura de Francisco Franco y en más de una movilización que Soler orquestó en su etapa en COAG: la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos donde le sufrieron dirigentes políticos de uno y otro signo. "No me cortaba un pelo en organizar huelgas", se ríe, echando la vista atrás, pero marcando las distancias entre aquellos actos sindicalistas y la toma injustificada del Pleno de Lorca que se vivió el pasado lunes, cuando un grupo de personas impidió la votación de un cambio en el Plan de Ordenación Urbana que afecta a las granjas porcinas intensivas.
"Lo primero que hay que hacer es bajar el clima de crispación y despolitizar", resalta como el primer objetivo que se ha marcado para la reunión de la mesa negociadora, prevista este miércoles, en el Ayuntamiento de Lorca. Allí se verá las caras con antiguos compañeros de partido, como el alcalde, Diego José Mateos, que sucedió a Manuel Soler al frente del PSOE lorquino tras la legislatura 2011-2015 en la que lideró al Grupo Municipal Socialista. También se encontrará con ganaderos con los que ha trabajado codo con codo cuando estuvo al frente de Alimer.
"Me hice autónomo con 17 años para explotar treinta cerdas reproductoras con las que criaba lechones, luego me hice agricultor de pimiento de bola, con 24 años fundé mi primera cooperativa con otros veinte socios para comercializar los productos del campo con mayor margen de beneficios...", enumera Manuel Soler, con nostalgia, sobre sus inicios en un sector donde hizo historia al impulsar la fusión de cooperativas de la que surgió Alimer: Alimentos del Mediterráneo, un gigante de la Región de Murcia que está integrado por 1.500 agricultores y ganaderos.
- ¿Cuál ha sido la clave para que un grupo de ganaderos terminen tomando el Pleno?
- Ha habido unas negociaciones en las que se ha tensado un poco la cuerda y los ánimos se han sobrecargado. También tengo la sensación de que todo esto se ha politizado en exceso y ha dado lugar a esa explosión. Yo diría que los organizadores de la manifestación que precedió al Pleno no tenían intención de hacer eso. De hecho, ellos estaban reunidos con el alcalde en el Centro de Desarrollo Local, así que fue cosa de unos cuantos exaltados que movilizaron a un grupo que esperaba en la calle. En la manifestación había 500 personas y se habla de que solo actuaron 40 personas: eso no es representativo de una mayoría. Los ciudadanos lorquinos no somos así y esa no es la imagen de Lorca: somos gente dialogante, pacífica y responsable.
- ¿Qué papel jugaron los bulos en el asalto?
- El lunes había ganaderos caprinos y ovinos que no estaban afectados. Eso se puede interpretar como que estaban mal informados. Por otra parte, había agricultores y hasta he leído que había carpinteros metálicos de estructuras ganaderas. Pues vamos a pensar que no se informaron bien o que fueron a ayudar a sus compañeros. Creo que hubo desinformación y un poco de todo: alguien azuzo el fuego, alguien cogió la lata de gasolina, en vez de sacar la manguera con agua, y otros perdieron los nervios, pero ese incidente no se debió producir porque así no se resuelven los problemas.
¿Considera que los ganaderos llevan razón y el equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Lorca que componen PSOE y Ciudadanos ha incumplido el acuerdo que cerraron para modificar el plan urbano en el Pleno?
- Elevar la distancia entre granjas y núcleos de población [de 1.000 a 1.500 metros] está aceptado por ganaderos, plataformas vecinales y partidos. El problema viene porque para modificar el Plan de Ordenación Urbana, el Ayuntamiento tiene que enviar la moción a organismos supramunicipales y legalmente debe incluir sus informes. En ese momento, los ganaderos se asombran al ver que la moción inicial tenía siete páginas y la del lunes treinta. El Ayuntamiento debía incluir esas exigencias y el lío se monta entre el Consistorio y los ganaderos, pero realmente, un organismo implicado es la Confederación Hidrográfica del Segura porque exige a los ganaderos que al hacer un trámite para ampliar o construir una granja, se lo envíen para estudiarlo, y en el sector temen que sea inviable sacar proyectos adelante porque a veces la CHS tarda dos años en resolver expedientes.
- ¿Hay margen de maniobra entre las peticiones que hacen esos organismos supramunicipales y las demandas del sector?
- La Confederación Hidrográfica del Segura tiene competencias en el consumo del agua del ganado y hay que justificar su origen, pero una de las cosas que quieren los ganaderos es que eso quede publicado, sin que se tenga que enviar expediente por expediente desde el Ayuntamiento a la CHS. Otra cosa que quieren es abrir un plazo de diálogo con otros organismos [supramunicipales] competentes en la tramitación de ocho a diez ampliaciones de granjas, porque son anteriores al acuerdo para aumentar la distancia de los núcleos de población, y consideran justo que a esos expedientes no les afecte la nueva normativa porque algunos datan de 2016.
'Cojea' de la pierza izquierda
La negociación se antoja muy complicada, pero a Manuel Soler no le faltan tablas fruto de sus dos máster en dirección y gestión de empresas agroalimentarias, su paso como vicepresidente de la Cámara de Comercio de Lorca y Puerto Lumbreras, incluso su mandato al frente de una comunidad de regantes: un sector donde el diálogo con las administraciones es crucial en la eterna batalla por el agua del Levante.
De hecho, ese cartel le valió que le llegasen cantos de sirena tanto del PP como del PSOE. "Siempre he cojeado de la pierna izquierda", bromea sobre la decisión que finalmente adoptó, al afiliarse al puño y la rosa en 2009. "No soy un radical: me gusta la moderacion", advierte a este diario.
- ¿Cree que habrá suspicacias en el PP y en Vox porque el mediador del conflicto con los ganaderos porcinos sea un antiguo cargo electo del PSOE?
- Eso tendrán que decirlo PP y Vox. Ellos saben que conozco el sector ganadero y agrícola y la política, no solo por los cuatro años que estuve en el Ayuntamiento, sino por otros cargos relacionados con el sector. Lo que sí puedo asegurar es que mi labor como mediador será totalmente imparcial, para tratar de acercar posturas y lograr que este conflicto se cierre para no dar lugar a nuevos episodios como el del lunes. Lorca necesita que todo esto se solucione de una vez.
- ¿Los incidentes del Pleno en Lorca protagonizados por ganaderos pueden repercutir en los resultados de las elecciones autonómicas de Castilla y León?
- No creo. El conflicto de la carne por las declaraciones de Alberto Garzón se ha alterado porque algunos políticos se han cargado a las espaldas terneros y jamones. A las manifestaciones de Garzón se les ha dado tanto bombo porque han coincidido con las elecciones de Castilla y León y algunos se han encargado de incendiar el tema, alterando los nervios de los ganaderos.
- El ministro de Consumo, Alberto Garzón, se ha metido en varios jardines en esta legislatura con algunas de sus declaraciones. ¿Cree que Pedro Sánchez le tendría que haber desautorizado públicamente?
- Eso lo tendrá que decidir el presidente del Gobierno que es el que tiene la responsabilidad. Yo solo soy un pensionista. Eso que lo decida el presidente que es el que quita y pone a los ministros.
- ¿El sector ganadero tiene motivos para estar en pie de guerra?
- Creo que han hecho muy grande la bola de nieve.
- ¿Y qué opina usted de las macrogranjas tan criticadas por el ministro Alberto Garzón?
- Lo primero que le digo es que me gustaría que alguien me explicase qué es una macrogranja porque no hay nada en la legislación del sector que defina cuántas cabezas tiene una macrogranja. Hasta donde yo sé, aquí existen granjas grandes, medianas y pequeñas. La ley en España dice que ninguna granja puede tener más de 6.000 cabezas, excepto que alguna comunidad autónoma lo justifique, pero eso es muy difícil. Existe legislación nacional y comunitaria, complementada con normativa autonómica, y hoy hay muchas inspecciones, y si un ganadero cumple, pues la Administración le tiene que permitir su actividad porque lo contrario sería prevaricar. Si los políticos consideran que eso es excesivo pues que lo corrijan. No podemos criminalizar a un sector. En las zonas rurales hay ganadería y agricultura.