Si hay un lugar donde se concentra la génesis de la relación a tres que esta semana ha desembocado en el mayor terremoto político de la historia del Partido Popular, ese es Sotillo de la Adrada (Ávila). En esta localidad abulense de 4.500 habitantes es donde, desde niños, Isabel Díaz Ayuso, su hermano Tomás y Daniel Alcázar Barranco forjaron una estrecha amistad que hoy les compromete y les pone en el centro de la sospecha.
Una de las empresas de Alcázar Barranco, Priviet Sportive S.L., obtuvo un contrato de la Comunidad de Madrid presidida por Isabel Díaz Ayuso de 1.250.000 euros sin IVA (1.512.000 euros en total) por 250.000 mascarillas FFP2 y FFP3 en abril de 2020. La adjudicación del contrato se produjo a través de Tomás Díaz Ayuso, el cual habría cobrado una comisión de 286.000 euros según las acusaciones de Génova, o unos honorarios de 55.850 euros por haber hecho de intermediario, según ha defendido su propia hermana a través de un comunicado. La licitación se produjo por la vía de urgencia, es decir, sin pasar por concurso público.
Hay múltiples factores que justificarían la ejecución de un contrato de estas características: Tomás Díaz Ayuso tiene una dilatada trayectoria como comercial de material sanitario, profesión de la que tomó el relevo de su padre Leonardo Díaz. Por su parte, Alcázar Barranco es el heredero de una acaudalada saga familiar dedicada al sector textil. Con el estallido de la pandemia, numerosas empresas como la de Alcázar dejaron de fabricar telas de la noche a la mañana para ponerse a manufacturar mascarillas.
La unión de los intereses de ambos para establecer una relación comercial con un gobierno regional en un momento de emergencia sanitaria debería ser de lo más natural. Pero la duda permanece en si la adjudicación se produjo, a la postre, por un difícilmente defendible tráfico de influencias. Tomás es hermano de la presidenta autonómica y ambos, muy amigos de Daniel.
Unidos desde niños
Se conocieron por sus padres cuando apenas tenían uso de razón. Ambas familias pertenecían a la clase pudiente de Sotillo de la Adrada, donde confluyeron por vías diferentes. Por un lado, la familia de Leonardo Díaz, padre de Isabel y de Tomás fallecido en 2014, es oriunda del pueblo. Leonardo nació en Sotillo y la huella de los Díaz es todavía visible en el céntrico bar-restaurante La Laguna, del cual son propietarios desde tiempos inmemoriales. En la actualidad, el dueño es uno de los hermanos de Leonardo, el 'tío Paco', que arrienda el negocio a un tercero.
En el bar aun cuelgan fotos en blanco y negro en las que son reconocibles varios parientes paternos de la presidenta madrileña, como es el caso de su abuelo. También dos pósters electorales de Isabel, que desde las ventanas avisan de que este es territorio 'ayusista'.
Leonardo se crió en Sotillo, pero se trasladó más tarde a Madrid. De su relación con Mabel Ayuso nacieron Tomás e Isabel, que crecieron en la capital. Sin embargo, nunca abandonaron sus raíces. La familia pasaba numerosos fines de semana en el pueblo y algunas temporadas en verano. Fue a lo largo de esos días de descanso con otros propietarios de segundas residencias y veraneantes que nació el germen de amistad con los Alcázar Barranco.
Estos también tenían ascendencia en el pueblo. Miguel Alcázar Bautista y Merche Barranco, los padres de Daniel, compraron un amplio terreno a la salida del pueblo, por donde pasa el río Tiétar y al lado de un convento de religiosas marianistas. "Hará cincuenta años o así", dice un residente de Sotillo que conoce bien a la familia. Miguel -el padre- ya tenía por entonces numerosas tiendas de ropa y calzado en "los mejores sitios de Madrid", dice este conocido, refiriéndose a que la familia contaba con una buena posición económica.
En la parcela construyeron desde cero una mansión con piscina y pista de tenis en la que fijaron su lugar de descanso. La casa tiene seis dormitorios con capacidad de alojar a doce personas, y seis baños. A pesar de su tamaño, es invisible desde la carretera, ya que permanece oculta detrás de un parapeto de árboles y plantas sobre un muro elevado. Durante más de 30 años, la familia ha mantenido al mismo guardés, al tiempo que rotaba el servicio doméstico entre limpiadoras y cocineras.
En esa casa, Daniel Alcázar, junto a sus hermanos pequeños Laura y Miguel -en este orden-, pasó también muchos fines de semana y algunos veranos. Era solo cuestión de tiempo que se acabasen conociendo con los Díaz Ayuso. Así, ambas familias comenzaron a compartir comidas en La Laguna. También en la residencia de los Alcázar Barranco, donde Tomás e Isabel pasaban horas en la piscina y jugando con sus amigos. La relación entre los padres de ambos fue tan cercana que llegaron a pasar, con los hijos, algunas vacaciones de verano en la playa, en Galicia y en Marbella, según el allegado.
Ya adolescentes, los Díaz Ayuso y los Alcázar Barranco formaron pandillas diferentes, según relata el propietario del céntrico pub Paparazzi, que conoce a los vástagos de ambas familias. Por un lado, Tomás e Isabel quedaban con gente "más del pueblo", mientras que los hermanos Alcázar Barranco tenían más amistades en el municipio vecino, Santa María del Tiétar. Aun así, no dejaron nunca de tratarse: en la casa de los Alcázar Barranco organizaban fiestas como cualquier grupo de adolescentes veraneantes y seguían coincidiendo en La Laguna o en los pocos bares de copas de Sotillo.
En el entorno del pueblo, Daniel conoció y comenzó a salir más tarde con Olga Sánchez, hija de Fernando Sánchez Lorenzo, presidente y propietario de la compañía promotora inmobiliaria Grupo Pinar de Madrid. Los Sánchez formaban igualmente parte del círculo de veraneantes adinerados de la capital en Sotillo. Daniel llegó a casarse con Olga, con quien tuvo una hija que en la actualidad estudia en Estados Unidos. Años después, se divorciaron y él tuvo una relación con la presentadora Anne Igartiburu.
Ganado bravo
En la adultez, con Tomás, Isabel y Daniel siguiendo caminos separados en Madrid, Sotillo continuó siendo su nexo de unión. Tanto los hermanos Díaz Ayuso como Daniel siguieron dejándose ver por el pueblo. En concreto, Tomás e Isabel iban a visitar a sus parientes y se reunían por las noches en el pub Paparazzi, según confirma su dueño. Daniel también ha aparecido en los últimos años por el local, aunque apenas dos o tres veces en las que no coincidió con los hermanos Díaz Ayuso. El empresario, sin embargo, venía a menudo a la casa familiar a desconectar. "Es muy deportista, siempre andaba en bici o se iba a caminar por el monte", relata el conocido de la familia.
Los padres de Daniel se desentendieron hace algunos años de la propiedad por problemas de salud, lo que llevó a este a comprar su parte a sus dos hermanos pequeños. En la actualidad, la residencia es un alojamiento de uso turístico. Según cuentan los vecinos a este periódico, "se ve a gente diferente todo el tiempo". Daniel sigue administrando la casa a través de una tercera persona y la llegó a poner en venta. No obstante, según confiesa una agente inmobiliaria local, la familia se echó finalmente para atrás a finales de 2021.
La ligazón de Daniel Alcázar con Sotillo de la Adrada no termina ahí. Al mismo tiempo es el dueño, junto a su socio Félix Maqueda, de la finca de ganado bravo Piedra Escrita, perteneciente al término municipal del Real de San Vicente, en Castilla-La Mancha, pero a escasos 15 minutos en coche desde Sotillo. La finca pertenece a Priviet Sportive S.L. y ha recibido tres ayudas de la Junta de Castilla-La Mancha por 39.206 euros, 6.417 euros y 65 euros, respectivamente, al tiempo que se benefició de otros dos subsidios concedidos por el Ministerio de Agricultura de 850 euros cada uno.
Daniel sigue frecuentando Piedra Escrita, donde disfruta de su afición a la tauromaquia. En el pequeño coso de la ganadería, por ejemplo, han toreado figuras como Enrique Ponce.
Durante sus escapadas a la finca, Daniel se deja ver igualmente por el pueblo, donde suele comer y cenar en el restaurante Casa Melaneo de su amigo y confidente Rubén González, vecino de Sotillo. De hecho, con él y con su socio ganadero, Daniel hizo una donación de 400 mascarillas FPP2 al Ayuntamiento de Sotillo en abril de 2020, coincidiendo con el momento de la licitación que obtuvo de la Comunidad de Madrid.
Filas cerradas
La colisión entre Isabel Díaz Ayuso y Pablo Casado ha posicionado a los habitantes de Sotillo de la Adrada, que defienden a su vecina más ilustre e hija predilecta, al igual que a su hermano y a su amigo empresario Daniel. Numerosos vecinos preguntados a lo largo y ancho de este pueblo no quieren ver "ni en pintura" a al presidente 'popular' y, quienes conocen a Daniel Alcázar solo se deshacen en elogios hacia él.
"Es alguien muy ligado al pueblo, generoso y muy querido por todos los vecinos, como sus padres. Es un tío impecable que nunca ha hecho nada raro", dice la persona cercana al entorno del empresario.
Por su parte, Miguel, el arrendatario de La Laguna, el epicentro de la vida social de Sotillo y donde unos y otros fraguaron una sólida amistad a lo largo de las décadas, concluye: "Aquí a ella se la quiere mucho, ese 'mierda' de Casado le ha hecho una encerrona... Ella siempre ha sido de su pueblo y nosotros seremos siempre de ella".
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