Un hombre varea unos olivos.

Un hombre varea unos olivos. EFE

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Francisco Sánchez sufre en Cáceres la guerra de Putin: perderá 3 millones al no vender aceituna a Ucrania

La oliva negra extremeña es un producto muy consumido en Rusia y las antiguas repúblicas soviéticas. Los olivareros temen los aranceles.

25 febrero, 2022 03:47

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El bombardeo de Rusia la pasada madrugada sobre Ucrania ha tenido consecuencias inmediatas en el resto del mundo. Como muestra, un botón. La empresa extremeña Sanmer, dedicada a la exportación de aceituna negra, recibía un correo de la empresa de seguros a las 3 de la madrugada de este jueves: las empresas rusas quedaban rebajadas. No era la única noticia que recibían en el día de ayer. Clientes ucranianos les pedían paralizar el envío de mercancía. Esta empresa tiene en juego alrededor de tres millones de euros este año.

La de 2022 se preveía como una buena campaña, aunque ahora mismo todo está en el aire. Francisco Sánchez, gerente de la empresa cacereña, asegura que llevan días "bastante nerviosos". El 60% del producto de Sanmer se exporta a los mercados rusos y ucranianos. 

La incertidumbre es creciente conforme pasan las horas, aunque por el momento guardan la calma. Llevan más de 20 años inmersos en el mercado del Este europeo y no habían vivido una situación similar. El mayor miedo no es el conflicto bélico, que esperan no pase del Donbas y concluya rápido para que haya el menor número de víctimas posibles, sino el choque de intereses económicos que se puede prolongar a largo plazo.

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"Lo que nos preocupa son las sanciones económica. Porque igual que Alemania ha suspendido el gasoducto nuevo, Rusia luego tomará otras medidas, Estados Unidos impondrá otras sanciones... Esto va a ser una escalada, se sabe cómo se empieza, pero no cómo se acaba", refleja Sánchez, que piensa en una "batalla complicada" en todos los ámbitos.

Sanmer es una empresa familiar dedicada a la aceituna de mesa y la aceituna negra de gran calidad. A su cargo está ya la tercera generación, tiene casi 60 años. Llevan dos décadas exportando a Rusia, Ucrania, Kazajistán o Moldavia, entre otros.

Fue el propio Francisco Sánchez el que abrió el mercado del Este de Europa para su empresa. Recuerda cómo hace dos décadas viajó para una feria internacional a Rusia para poder colocar su producto en las antiguas repúblicas soviéticas.  

La situación actual no es la mejor, pero de momento "no tenemos problemas con nadie", apunta en conversación con EL ESPAÑOL. "La primera y única consecuencia es la que hemos vivido con los seguros", dice.

Francisco Sánchez, en una feria de exposición en Rusia.

Francisco Sánchez, en una feria de exposición en Rusia. Cedida

No obstante, reconoce que les han llamado algunos clientes para "posponer pedidos". "Primero vendrán retrasos y, luego, vendrá la sanción económica, típicos aranceles a productos foráneos", comenta.

No es algo nuevo: en Rusia ya hay aranceles a la fruta huesada y las hortalizas españolas desde la anexión de Crimea en 2014. La aceituna negra se había librado hasta el momento, pero ahora temen que se incrementen las represalias. 

A lo que también teme Sánchez es a la caída de los rublos frente al dólar y el euro. Esto provocaría que los compradores rusos y ucranianos vieran descender su poder adquisitivo y podrían comprar menos y deberían subir el precio final al consumidor. Sánchez cree que igualmente pueden no poder acceder a divisas extranjeras, lo que complicaría las transacciones.

Empresas expectantes

Según el Instituto de Comercio Exterior (ICEX), hay unas 30 empresas extremeñas que exportan aceituna negra a Rusia y Ucrania actualmente. El mercado que engloban ronda los 13 millones de euros. Además, desde Extremadura también envían a estos países tabaco y concentrado de tomate, aunque estos mercados no se están viendo tan afectados actualmente. 

Envasado de aceitunas Sanmer.

Envasado de aceitunas Sanmer. Cedida

Ramón Montero de Espinosa y Diez de Tejada, director territorial del ICEX Extremadura, piensa que lo ocurrido es "una chinita más en el zapato". "La mercancía tendrá que ir a otro sitio y los exportadores tendrán que competir en un nuevo mercado".

Esto último conlleva un problema, tal y como señala Víctor Gragera, de la Cámara de Comercio de Cáceres. "Colocar este producto en otro mercado es difícil, porque hay una excedencia y el comprador lo sabe. Por lo tanto, el precio se devalúa".

Montero de Espinosa y Diez de Tejada también habla de la dificultad de abrir un nuevo mercado y lanza la mano de su institución a todos aquellos productores que lo necesiten. "Desde ICEX estamos a disposición de todas las empresas para abrir nuevos mercados. No es fácil, pero en esta vida lo que cuesta es lo que merece la pena".

Una mañana intensa

La mañana de este jueves en la Cámara de Comercio fue un no parar. Víctor Gragera no paró de recibir llamadas. Dos de ellas le alertaban de que algunos importadores del Este ya habían cancelado la carga de camiones; se posponía a la espera de conocer cómo se iban a suceder los acontecimientos.

Tal y como ya se ha reflejado anteriormente, son tres decenas de exportadores extremeños los que tienen relaciones comerciales con Rusia y Ucrania en el mercado de la aceituna negra. Este mercado se abrió a principios de los años 80. Con la caída de la Unión Soviética (URSS), los importadores rusos fueron los que siguieron comprando la aceituna negra, hasta que las nuevas repúblicas tuvieron poder suficiente para encargarse de la importación, explica Gragera.

"Para nosotros es un mercado muy importante. Se está exportando unos 15 millones de euros y la provincia de Cáceres tiene un peso específico. Entre unos 9 o 10 millones de euros van a Rusia, mientras que en Ucrania se mueven 4 o 5 millones de euros".

Con Rusia hay normalidad. El problema está siendo Ucrania. Lo 'mejor' en todo esto es que el transporte de la aceituna es por camión, no necesita grandes especificaciones técnicas y el retraso no afecta al producto. No obstante, "hay mucha incertidumbre", señala Gragera.

Ataques realizados en Ucrania.

Ataques realizados en Ucrania.

El experto en relaciones comerciales internacionales de la Cámara de Comercio explica la situación: "Más allá del conflicto bélico, lo que preocupa es la sanción económica. El problema seguramente vendrá después de la guerra. Qué va a pasar con las represalias. En el año 2014, el gobierno ruso decidió vetar la fruta huesada y la hortaliza. La aceituna negra se libró, pero habrá que verlo ahora".

La solución es la diversificación de mercado. "Es la mejor solución. Si un mercado se les cierra, como puede ser Rusia o Ucrania, tiene abiertos otros mercados. El problema es que ahí conocen la coyuntura geopolítica y el precio se devaluará".

Otro problema es el encarecimiento de los costes. "Si los insumos se han encarecido con la subida del petróleo, del gas, de la hojalata, el plástico y demás, y potenciales mercados están dispuestos a pagar menos, los márgenes de las empresas se van a reducir mucho. Va a haber un lastre".

Ahora mismo son semanas "convulsas", apunta Gragera, pero habrá que esperar para ver cómo se suceden los acontecimientos. "La aceituna se escapó en 2014 y esperemos que continúe escapando. Son las reglas cambiantes que tienen los mercados internacionales".