Pongamos que vives en Madrid. Has cogido poco el coche estos días, pero hoy te encuentras con el depósito vacío. Has tenido mala suerte, tanta que te ha tocado repostar justo cuando más han subido los precios de la gasolina en los últimos años. Puede que se hayan alineado los astros, que hayas pagado la gota de nafta a precio de collar de diamantes y que temas que tu cuñado te mire con esa mirada que tan poco te gusta, criticando, desaprobándote a ti y a tu pobre Ford Fiesta. Si ese es el caso, por favor, no le des el gusto de decirle que encima te has pasado por Estremera.
En realidad es poco probable que sea así, pero nunca está de más avisar. La gasolinera con los precios más altos de la Comunidad de Madrid tocó techo este miércoles con unas cifras que asustan: 2,059 euros el litro de diésel y 1,999 el de gasolina 95, pero parece que el techo no es suficiente y que todavía hay espacio para volar un poco más alto. A ver el resto de la semana. Al parar el coche, son pocos los que sacan la cartera y muchos los miran con desaprobación, como tu cuñado. No están dispuestos a este robo, pensarán.
“Desde anoche es oro”, confiesa la expendedora a EL ESPAÑOL. Después de pagarle un café -barato, vistas las cosas-, echa la vista por la ventanilla y juguetea con un boli. Está aburrida, casi nadie pasa por aquí, y la afluencia baja casi al mismo ritmo que los precios suben. Está en la M-222, km 19, justo a la entrada de Estremera, el municipio más oriental de la Comunidad de Madrid. Ecos de Rusia, dirán algunos. Pero ni tanto ni tan poco. Levanta la cabeza.
“Los precios llevan subiendo todo el mes, sólo que no no a este ritmo”. Y vuelta al bolígrafo.
Máximos históricos
Durante algunas horas de la mañana, la de Estremera fue la gasolinera que más caro vendía el diésel de España, pero no tardaron en superarla. En el momento de escribir este artículo, dos gasolineras de Huesca (Tamarite de Litera y Altorricón) ya han superado la barrera de los 2,160 euros por litro, pero es probable que a lo largo del jueves los precios sigan subiendo.
Los motivos son variados. El primero, el sostenido, es el aumento de la demanda por la recuperación económica tras la pandemia; ha sido lento pero constante, lo justo como para notarse en el bolsillo sin saber dónde se está escapando el dinero. El segundo, el inmediato, te lo puedes imaginar: el incremento del precio del barril de petróleo, todavía más afectado por la invasión de Rusia a Ucrania.
Tampoco es que haya un solo culpable. Por cada litro de gasolina se pagan varios conceptos diferentes, concretamente tres: la materia prima (vamos, el combustible), los impuestos que gravan dicho combustible y la logística y distribución del material. Un cambio mínimo en cualquier de estos precios puede variar el mercado al completo.
En lo que respecta a los números concretos, todos los datos deben etiquetarse bajo el cartel del “provisional”. La gasolina ya está en su máximo histórico, pero no el petróleo. Hasta que llegó el susto de Estremera, su precio nunca había superado los 1,785 euros el litro de 95 y los 1,714 el de diésel (de media). De repente, en 24 horas, subieron a 1,819 euros y 1,763.
Por aquello de que no todo sea negativo, una nota halagüeña: el diésel más barato de España este miércoles valía, literalmente, menos de la mitad que el más caro. Si en Tamarite de Litera (Huesca) estaba a 2,160 euros, en Cortes de Pallás (Valencia) estaba a 1,047. Así con todo, los combustibles a mejor precio se están sirviendo en las gasolineras de Valencia. Igual a tu cuñado le compensa desviarse unos kilómetros.