Dos niños suben las escaleras de la tribuna del Ramón Sánchez-Pizjuán. Aún falta más de una hora para que comience el Sevilla FC-Real Madrid y hay pocos espectadores en la grada, pero las cabinas de prensa ya arden. En uno de estos habitáculos ven al hombre junto al que quieren una foto. No es otro que Manolo Lama, uno de esos tipos que no pasan de moda. Le hacen gestos a lo lejos para preguntarle si pueden subir. El narrador de El Partidazo de Cope responde rápidamente: "Que entren, que entren".
El seguridad los deja pasar contra todo pronóstico. Lama está esperando al paso que debe darle Paco González desde Madrid para hablar del encuentro y atiende a unos reporteros que han venido a hacerle un reportaje. Aun así, recibe a los niños con una sonrisa, se fotografía y el menor de los jóvenes le pide un vídeo para su amigo Pablo. Lama acata y pone voz de narrador: "Para mi amigo Pablo. No sé si eres del Sevilla, del Betis o del Madrid, pero ¡ay mi madre qué bicho!".
La escena se repite en otras dos ocasiones. Lama posa y saluda amablemente con una sonrisa, en ningún caso dice no. Tampoco lo hace cuando los reporteros le sacan en plena conexión a hacerse fotos en las gradas de Nervión. Aquello le cuesta las bromas de Álvaro Benito, Julio Maldonado y Carlos Martínez. "¿Qué es para Gentleman?", ríen los compañeros, que también aguardan al inicio del encuentro.
Lama acumula 40 años narrando partidos, es una de las voces más conocidas de la radio. Recuerda que todo comenzó cuando Brotons le pidió que narrara un partido de baloncesto en la SER. "Dije que sí, claro, encantado". Luego fue viniendo el resto. "He narrado todo tipo de deportes: tiro con arco, piragüismo, waterpolo... Todo lo que se te ocurra".
Cercano a cumplir los 60 años, este baluarte de Cope sigue disfrutando de lo que hace. Donde más, con la narración y, sobre todo, con los Juegos Olímpicos. "Ahí puede pasar de todo".
Sin embargo, el periodista de Cabra (Córdoba) nacido en Madrid —tranquilo, ahora se lo explicamos— es conocido por mucho más que eso. Además de su trayectoria en radio y televisión, es el narrador oficial de EA Sports para el juego Fifa desde hace 25 años. El primero fue el Fifa 98', para la Playstation 1.
A pesar de todo, el Manolo Lama que será tendencia en los próximos años no será él, sino su hijo. Está muy cerca de debutar con el Atlético de Madrid en Primera división, pero piensa que llevar su apellido le ha perjudicado.
Un día en su cabina
Todos le tienen por un tipo cercano. Asegura que, en el tramo que separa la estación de tren de Santa Justa y el Sánchez-Pizjuán —diez minutos andando a lo sumo—, se ha realizado 200 fotos. "Y porque voy escondido...".
Nota el calor de la gente, aunque en su carrera ha tenido algunos incidentes. "Los ultras me han pegado dos veces. Los Biris me tiraron hielos y tal, el Frente Atlético me rompió el coche una vez, pero tengo que decir que en tantos años han sido incidentes puntuales por decir lo que pienso y nada más". Cuenta que es la factura a pagar por decir lo que piensa.
Lama ha llegado a las 7 de la tarde, directo desde Madrid, en AVE. Hará noche en Sevilla porque no le queda más remedio; porque no hay forma de volver una vez acabe el partido que no suponga pasarse toda la noche en carretera. Bueno, en realidad, cuando termina el partido Lama se queda en el estadio para entrar en El Partidazo por radio.
"Generalmente, si estoy a menos de 450 kilómetros de Madrid vuelvo a casa. Eso me permite descansar al día siguiente antes de ir a la televisión". Y es que Lama presenta también el Golazo de Gol.
De hecho, aunque estamos en su cabina de radio, también está pendiente de sus quehaceres televisivos. Mientras espera a que Paco González le dé paso desde Madrid, él comenta por su teléfono Nokia a los cámaras a quién deben seguir: "Si ataca el Madrid, una cámara con Ancelotti; si ataca el Sevilla, la otra cámara con Lopetegui".
Sabemos que usted sigue centrado en el teléfono Nokia. Exacto, Lama porta un terminal de esta marca que sigue en blanco y negro y no tiene ni cámara. "Este es el mío, no quiero más tecnología. Aparte de esto traigo el iPad, que lo uso de máquina de escribir y para comunicarme con los compañeros", apunta. El reportero no para de pensar en cuánto le debe durar la batería.
En la cabina de Lama hace calor. Mucha calor. Como en todas las cabinas de radio de los campos de fútbol —al menos de las andaluzas—. Pero cuando Pepe Prieto, hoy su comentarista, le dice de poner el aire acondicionado, él lo niega. "¿Quieres que coja un resfriado?". Eso sí, se pasa todo el partido abriendo la puerta de la cabina, para que entre un poco de brisa en una Sevilla en la que de noche se podía ir en manga corta.
—Para la voz lo mejor es beber agua y dormir. Y hay momentos en que es imposible descansar… —apuntó Lama en un momento de la entrevista.
—¿Recuerda alguna afonía particularmente?
—He tenido afonías, como cualquier humano. Lo que pasa que los humanos tienen afonías y no pasa nada. Hay días que eres Pavarotti de voz y hay días que estás jodido.
—El cuidado de la voz debe ser complicado con todos sus trabajos. En los goles, de hecho, a veces se rompe.
—Sí, lo hago aposta. Son técnicas que utilizo porque parece que cuando tú cantas un gol desgarrado le das más emoción. Es muy difícil que me rompa en un 4-0, pero si el Madrid juega con el Chelsea y remonta, me rompo. Me rompo y vuelvo. Eso le da más emoción. Otros considerarán que no… Cada uno utiliza su técnica.
El FIFA
La llegada a la cabina de niños que no tienen edad ni de hacer la comunión no es casual. No es que la edad media de los oyentes de la radio haya descendido, sino que a Lama los más pequeños de la casa lo reconocen por ser la voz del Fifa, principal videojuego de fútbol.
Lleva narrando todas las partidas de todos los usuarios de este juego desde el año 1998, cuando los gamers y los eSports ni se imaginaban. Ahora se juega en la Play 5, por aquel entonces en la 1. Ahora despunta un tal Mbappé; por entonces unos tales Raúl y Rivaldo.
—¿Cómo fue aquello?
—Lo del FIFA es una cosa que llevo haciendo 25 años y algún día habrá que parar, porque es demoledor. Es casi un mes grabando con jornadas intensísimas de 4 horas, con un tono de voz altísimo, grabando 13.000 jugadores en tres tonos, muy complicado, muy duro.
—El primero fue en 1998.
Debe ser. No he jugado nunca al FIFA. No tengo play ni sé lo que es eso. Me ha sorprendido siempre el programa informático que deben tener para saber en cada momento la frase que necesita el juego.
—¿Cómo le eligieron?
—Hicieron un casting entre periodistas y me pidieron un comentarista. Dije que Paco González era mi pareja, hacemos una dupla perfecta.
—Explíquenos un poco cómo es aquello. ¿Llevan guion?
—La mayoría de frases que decimos en el FIFA están improvisadas, aunque otras están escritas. Nos dejan mucha libertad para que seamos capaces de hacer chascarrillos. Por ejemplo, si para el portero: atrapa el portero, bloca el guardameta, ataja el arquero, detiene el meta… Generas muchos verbos y mucho vocabulario. Le metemos mucho chascarrillo, vacilamos mucho… Tratamos de que el FIFA sea Tiempo de Juego.
Ahora vienen nuevas generaciones, como la de los streamers y casteadores, que son quienes narran las partidas de videojuegos. Sin embargo, Lama no participa en las polémicas surgidas tiempo atrás entre Ibai y otros periodistas. "Ojalá hubiera 10.000 Ibais", apunta. "Siempre que se creen puestos de trabajo, me parece magnífico".
Su lado más personal
Las jornadas de Lama se alargan bastante. Descansa cuando puede. Ni siquiera se atreve a dar un dato de cuándo lo hace. Pero, cuando para, le gusta estar con los suyos e ir restaurantes "de toda la vida".
"Cuando no trabajo, trato de descansar, estar con mis hijos, con mis nietos, con mi mujer y me encanta viajar, aunque parezca increíble. Me encanta mi pueblo, Cabra, y me gusta ir a ver a mi hijo, que juega al fútbol, y a mis hijas, que juegan al tenis", expone.
—¿Cómo está su hijo?
—Mi hijo es un chaval, como otros 100.000 chavales que juegan al fútbol, dentro de lo que cabe. Ahora entra en el mundo profesional, juega en el Atlético de Madrid y tiene una desgracia el pobre, que es que lleva mi apellido. Eso no le ayuda en absoluto, le perjudica bastante, pero todos mis hijos lo llevan bien. No presumen de padre, porque no tienen porqué, pero asumen que soy su padre, que me van a insultar… Entonces, lo llevan bien.
El periodismo deportivo ha virado mucho en los últimos años. Tanto es así que muchos informadores del balompié reconocen sin problemas de qué equipo son, algo bien visto e incluso valorado por los aficionados. Lama, sin embargo, dice que es "del equipo de su pueblo", Cabra.
"Los del Madrid dicen que soy del Atleti, los del Atleti dicen que soy del Madrid, los del Sevilla dicen que soy del Madrid… Yo siempre digo que voy con los de mi pueblo, pero voy con el que gana. Yo digo lo que veo. No me corto. Si el Madrid una semana juega bien dicen que soy del Madrid. Y a la semana siguiente dicen que soy antimadridista", comenta el narrador de los encuentros del conjunto merengue en El Partidazo de COPE.
Lejos del deporte, a Lama le gusta la historia. "Cuando veo Netflix, veo películas históricas, veo todo lo que tenga que ver con novela histórica. Tengo un paisano que se llama José Calvo Poyato, que es historiador, catedrático, que tiene una saga de novelas históricas buenísimas. Es acojonante".
En la calle, Lama se mueve "en los sitios más normales del mundo". "Primero, donde me lleva mi mujer. No me gustan los sitios de moda, porque generalmente se come muy mal. Me gustan las tascas, los restaurantes de cuchara… Los de toda la vida".
"Y, luego, como cualquier desgraciado: al cine, al teatro, a casa de colegas… En mi pueblo me encanta estar, porque estoy tranquilo, me relajo, tengo muchos amigos de toda la vida… Y estoy en la gloria", reconoce.
Lama no es andaluz de nacimiento, pero sí de corazón. A pesar de que nació en Madrid hace 60 años —3 de enero de 1962—, se siente de Cabra (Córdoba). Sus gustos gastronómicos también lo dejan claro. "Me encanta el salmorejo, el gazpacho, el rabo de toro, los flamenquines… Muy cordobés (risas). Soy muy español para comer".
A lo largo de su vida, no todo ha sido color de rosa. "Veo que los chavales que empiezan piensan que esto es muy fácil. Y esto es muy bonito, pero no es nada fácil. Es precioso, pero muy sacrificado. Se te van a quedar muchas cosas en el tintero por el periodismo. Se te quedan las fiestas con los colegas, las salidas de copas, las chavalas…".
"A veces te tienes que joder y dedicarte a esto. Yo he sacrificado la niñez de mis hijas, la juventud de mis hijos… Mi mujer… Pero es mi profesión. Ellos me conocieron así, lo admiten y lo aceptan. Pero si no peleas y no luchas, es jodido llegar", dice.
Rubiales y Tebas
En este partido, los Biris Norte sacan un espectacular tifo y comandan el cántico del himno del Sevilla FC como si fuera un rezo: "Dicen que nunca se rinde, que el arte de su fútbol no tiene rival, corazón que late gritando Sevilla...". Lama escucha en su cabina y apunta: "Así da gusto venir al fútbol".
A sus 60 años, es referente de varias generaciones de periodistas. Él apunta, sin embargo, que no tuvo ninguno y recomienda a los nuevos que "se diferencien".
"Yo quería ser periodista deportivo; no pensé que pudiera tener la notoriedad que tengo cuando llego a los campos, la cantidad de fotos que me hago… Nunca lo pensé, ni tampoco lo deseo. Me toca porque es mi sueldo, lo llevo bien y fuera", apunta.
En sus años de profesión, han cambiado el mundo del fútbol y la radio. "Lo que ha pasado es que los medios de comunicación de los clubes tienen secuestrados a los futbolistas. Los tienen metidos en una burbuja donde no les permiten que el aficionado pueda escuchar, oír o sentir las sensaciones. Afortunadamente, nos quedan las Selecciones y, a veces cuando van a las concentraciones, podemos hablar con ellos".
Como gran exponente de esto señala a Florentino Pérez. "Si no le gusta lo que dices, eres un proscrito". "Es una pena. No por el periodismo, sino por los aficionados. El club sólo ofrece a los aficionados lo que quiere: criba, censura y manda el mensaje que al club le interesa, no el que al deportista le interesa".
—Juanma Castaño decía que hacía el programa que le dejaban y no el que quería. No sé si en esto están en sintonía.
—Sí. Es más, los que hacen programas de autor están cogidos por la mano, sobre todo por los equipos grandes. Los equipos grandes guillotinan la información en cuanto a acercarse a los futbolistas de una manera bochornosa y lamentable. Pero también tengo que decir que la radio sabe subsistir y no nos hace falta los clubes ni arrodillarnos a las políticas informativas de cada equipo para ser líderes como lo estamos siendo nosotros.
—¿Tebas y Rubiales son, en ese sentido, parecidos a Florentino?
—A mí ninguno de los dos me han dicho lo que tengo que decir ni me han marcado la política a seguir. No entiendo por qué no se llevan bien. Entiendo que cada uno mire por sus intereses, pero no tiene nada que ver ninguno de los dos con los presidentes de los clubes que comentaba.
El Real Madrid pierde 2-0 al descanso, pero acabará por remontar el partido. Lama ha visto lo que todo el estadio: el árbitro es el gran protagonista por no expulsar a Camavinga en los primeros compases del encuentro. Lo seguirá siendo en la segunda mitad, cuando anule un gol a Vinicius en otro error clamoroso, en plena remontada madridista. Lama cargará contra el trencilla. "Está deseando irse a Mallorca", expondrá ante la desafortunada actuación.
Finalizada una nueva remontada épica madridista, Lama descansa. Se ha roto la voz en el tercero, como había dicho antes del encuentro. Luego se recupera para cerrar el partido y entrar en El Partidazo.
Parece exhausto. Acaba el partido y se centra en su iPad. No lo hemos dicho, pero no lleva ningún tipo de papel para narrar. No se apoya en ninguna televisión. Cuenta lo que ve sin ayudas. Normal que esté agotado. No es para menos. El Madrid viene de dos remontadas consecutivas y contarlas también debe llevar lo suyo. Además, él al día siguiente tiene programa de televisión al mediodía. Esto es un no parar.
Pepe Prieto, que fue su comentarista en Sevilla, se marcha de la cabina. Pero, antes, entran otro padre y su hijo para hacerse una foto. "Venimos desde Jaén", dice el progenitor. Manolo posa antes de volver a sus quehaceres y mirar en las redes sociales la última hora de lo ocurrido. Las luces del Pizjuán se apagarán, pero la radio debe continuar encendida hasta las 01.30 horas.