Valencia

El pasado 18 de abril se cumplió un mes desde que se perdió el contacto con Mario García Calatayud, más conocido en Ucrania como Mariano. Este jubilado valenciano de 74 años fue el primer español apresado por el ejército ruso en el país y, con el paso de las semanas, más crece el desánimo entre sus familiares y amigos. "Nos tememos lo peor", traslada a EL ESPAÑOL uno de sus allegados, que afirma que los militares están "rechazando dinero por liberarlo".

Quien habla es Julio Suárez, empresario español con actividad en la ciudad ucraniana de Kherson y cuyo hijo, Vitaly Suárez, es voluntario en el país. Mariano se encontraba en la misma urbe, desempeñando también labores humanitarias. Pero a la vez exhibía su simpatía por el ejército de la resistencia y posaba armado con atuendo militar, circunstancia que podría haber servido de excusa a los invasores para apresarlo.

Los días posteriores a su retención fueron los más esperanzadores. Se difundió incluso erróneamente que había sido liberado. Todo respondió a la mediación de un "dirigente influyente" que negoció para que lo liberaran. "Una persona pública intervino para conseguirlo. Acudió al lugar donde está detenido, y allí le dijeron que iban a liberarlo", explica Suárez sin revelar la identidad de este ciudadano ucraniano.

"Gracias a Dios, Mario ha sido liberado", llegó a comentar entonces en su Facebook una amiga ucraniana del valenciano. Pero en absoluto fue así. Los mismos uniformados que habían anunciado su liberación manifestaron después lo contrario. Argumentaron que no pueden responder a la solicitud realizada por parte del Gobierno de España "hasta que Kherson no sea un territorio integrado en Rusia".

Sus amigos en el país se quedaron muy preocupados por este giro de los acontecimientos, porque tal integración podría no producirse jamás. Pidieron entonces que pudiera verle un médico, pero también fue rechazada esta posibilidad. Desde entonces nada ha avanzado.

Pagar un rescate

"Nos tememos lo peor, porque esta persona pública ha conseguido sacar a mucha gente, a veces pagando un rescate y a veces mediante su influencia. Pero con Mariano no está funcionando", lamenta Suárez. "Solo nos queda especular, porque información no tenemos. Nos da miedo que se puedan haber excedido con él y por eso no sea posible liberarlo", advierte. "Algo ha pasado y no lo quieren decir", teme.

Como reveló este periódico, el Ministerio de Exteriores del Gobierno de España solicitó a Rusia una "prueba de vida" de Mariano García Calatayud. Preguntado al respecto, el Ejecutivo trasladó este martes la misma información que hace un mes.

El departamento del ministro José Manuel Albares intenta desde entonces "esclarecer la situación" de este hombre, detenido cuando participaba en una manifestación. La embajada española en Kiev, que opera actualmente desde Varsovia (la capital de Polonia), fue quien activó el operativo de búsqueda.

Tanto dicha embajada como "los servicios de emergencia consular del Ministerio de Asuntos Exteriores" se encuentran "siguiendo atentamente este caso". En concreto, "investigando cuál es el paradero de Mario García Calatayud para esclarecer su situación".

La preocupación es máxima, porque Mario, pese a que colaboraba principalmente en labores humanitarias, es veterano de guerra español y se había mostrado en varias ocasiones dispuesto a combatir a los invasores de Ucrania. Su familia desconoce si había llegado a entrar en combate.

Este vecino de la localidad valenciana de Carlet residía en Ucrania desde 2014. Acudió al país tras la toma de la península de Crimea. Dejó atrás a su familia en los municipios de Carlet y Benimodo (dos hermanos y un hijo) para ayudar al pueblo ucraniano y dar "un nuevo sentido a su vida".

Funcionario

De pequeño, su padre le contó que la ciudad de Odesa acogió a los niños españoles -entre ellos, alrededor de 70 valencianos- que huían en barcos durante la Guerra Civil española. Aquella historia le fascinó y despertó su interés por Ucrania.

Mario trabajó toda su vida en una empresa valenciana de pavimentos. Más tarde, aprobó la oposición para ser funcionario en el ayuntamiento de su pueblo. A partir de ese momento, se convirtió en trabajador público y jefe de la brigada de obra municipal.

Pero pidió la prejubilación para poner rumbo a Ucrania sin mirar atrás en 2014, y desde aquel momento no ha regresado a casa. "Claro que merece la pena, quiero que todo el mundo sepa la verdad y la realidad de quién es Vladímir Putin, el señor de las guerras", explicó a este diario. Cuando empezó la invasión, su familia intentó sin éxito que regresara. Él se negó rotundamente.

En Ucrania, según relató, encontró un pueblo abierto y acogedor que está acostumbrado a vivir en una atmósfera bélica. Su intención era permanecer en el país para devolver a los ucranianos "todo lo que hicieron por España".

Entonces ya vaticinaba que terminaría siendo detenido. "Estoy bien gracias a Dios. No tengo miedo y no voy a moverme de aquí, estoy acostumbrado a estas cosas. Me han dicho que vendrán a por mí porque soy un veterano de guerra español que ayuda a los ucranianos, pero yo no pienso marcharme. Sabía a lo que venía", subrayó.

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