“Sería interesante que se cumpliera la legislación actual. Se supone que si eres becario trabajas cuando es periodo lectivo. Todos los becarios trabajan en navidad, en semana santa, en verano. Si no estás dispuesto a trabajar el 26 de diciembre, luego no te van a contratar”. Con esta contundencia se expresa Alejandro, un becario de una importante empresa de consultoría estratégica, cuando se le pregunta sobre las intenciones que tiene el Ministerio de Trabajo de regular el Estatuto del Becario.
La ministra Yolanda Díaz se reúne este viernes con patronal y sindicatos para abordar esta cuestión y terminar así con “la precariedad” que azota a miles de jóvenes al inicio de su vida laboral. “Van a contar con un catálogo de derechos”, adelantó la ministra en una entrevista en TVE.
El Estatuto del Becario es un punto que quedó pendiente en la negociación de la nueva reforma laboral aprobada en diciembre. El Gobierno acordó un plazo de seis meses para convocar a las organizaciones sindicales y empresariales y retomar el diálogo de esta cuestión. En junio de este año expira ese plazo.
Díaz habla de la “compensación de gastos” a estos trabajadores en formación y prácticas y de “dar una serie de derechos en el ámbito de la Seguridad Social” y “eliminar las fórmulas de falsos becarios y becarias” que ejercen trabajo estructural como otros trabajadores. "Vamos a tener una mirada amplia, primero diciendo a las personas objeto de esta modalidad que contarán con un catálogo de derechos", según los cuales podrán, por ejemplo, percibir una compensación de gastos si utilizan en su desempeño sus propios móviles y ordenadores portátiles.
Los becarios consultados por este periódico, por lo general, reciben esta noticia con más desconfianza que otra cosa. Pero si hay un patrón que se repite es el miedo. Miedo a señalar, con nombres y apellidos, a las empresas y administraciones que abusan de aquellos que están en los primeros compases de su vida laboral. Por eso todos los nombres de este reportaje son ficticios.
”Situación de mierda”
Alejandro ahora trabaja en algo que le gusta tras estudiar Ciencias Políticas y Sociología en la Universidad Carlos III de Madrid. Actualmente cursa un máster y está de becario cobrando 300 euros brutos por cinco horas. ”Llevo tres meses. Yo estoy contento pero porque estoy de becario haciendo algo que me gusta y hay sinceridad por parte de mis jefes. Antes he estado en una ONG y no había esa sinceridad de decirte que estás en una situación de mierda”.
Su sueldo actual parece una fortuna comparado con el anterior: “El año pasado cuando yo estaba terminando la carrera estuve de becario seis meses y me pagaban en cheques restaurante valorado en cuatro euros”. Por eso se muestra desconfiado e insiste en que se debería hacer cumplir las leyes actuales antes de lanzarse a reformarlas.
En términos similares se expresa Paco, que cursa un máster de psicología en la Universidad Complutense de Madrid y está de becario en un departamento de la misma. “El trabajo que hacemos como tal, me gusta mucho. Pero la formación es aprender por tu cuenta. Se supone que estamos supervisados. Pero, literalmente, nos sueltan ahí a los becarios y nos apañamos. Y ya está. No hay tutoría, ni formación, ni nada. Es una broma porque nadie nos forma”.
Actualmente, cobra 720 euros por una jornada de 30 horas, una cantidad alta, en comparación con el resto de becarios consultados. “Para la responsabilidad que tenemos, es una broma. A veces estamos a cargo de personas que tienen situaciones catastróficas. Son responsabilidades que no deberíamos tener”.
“Me parece necesario que se aborde esto. No parece haber mucha regulación de lo que es un becario. Pero viendo lo que hace nuestro gobierno, yo no confío que vaya a servir de mucho. El gesto está ahí pero hay tantos gestos vacíos que no sé. Espero que sirva para algo, pero no confío”.
Becarios como ingenieros
La misma semana que Carlos entró como becario en un importante estudio de arquitectura de Madrid le tocó pringar el fin de semana. “El viernes 12 horas, el sábado como 10 y el domingo otras nueve. Todas esas horas, obviamente, no se pagaban. Eran en total tres o cuatro arquitectos junior y tres o cuatro becarios. Nadie cobraba esas horas extras”. Su sueldo: 450 euros mensuales por media jornada.
Carlos entró en un momento en que el estudio tenía en sus manos uno de los proyectos más importantes y ambiciosos de Madrid: la reforma de la Plaza de España. “Estoy sorprendido de que esa obra haya salido, la verdad…”, afirma el antiguo becario.
“En el nudo de Plaza de España yo tenía que hacer elementos de seguridad para una estructura subterránea. Eso, casi ni un arquitecto lo puede hacer, imagínate un becario… Eso lo hace un estructurista, que normalmente es un arquitecto o un ingeniero especializado en estructuras”.
Carlos se negó a firmar eso y decidió abandonar el estudio, pero no sin llevarse un disgusto a su paso. “Les tuve que reclamar 100 euros que no me habían pagado”, asegura. “El trato no era bueno”.
“Me trataron bien”
Hablar de los becarios es hablar, en pequeña escala, de todo el mercado laboral. Es decir, que no todas las experiencias son iguales. Antonio, estudiante de ingeniería mecánica, es un ejemplo de alguien que ha salido contento de sus prácticas. “Hice las prácticas en la Mercedes de Pinto. Estuve cuatro meses y me trataron bastante bien. Al principio te tratan como un becario, pero depende de con quien te toque. Yo tuve suerte y me fueron dando más responsabilidades”, asegura este joven. Por su trabajo cobró 400 euros mensuales por media jornada.
Todo lo contrario que Ana, estudiante de psicología en una universidad de madrid que prefiere no señalar. “En 2019 yo hice una serie de entrevistas para un puesto de becaria en gestión de pacientes en el gabinete de psicología. Me quedé en lista de espera y en julio de 2020 me dieron una plaza. Me metieron mucha prisa porque la universidad cerraba en verano”.
“Empecé en septiembre y no conseguí contactar con la tutora de la beca. No me dijeron ni hora ni nada. Empezamos mal. Me dejaron sola en la administración y me explicaron cosas super básicas del tipo cómo se coge el teléfono o cómo se hacen las fichas. Pero vamos, las primeras semanas estuve bastante perdida”.
“Yo estaba en administración y no tenía que hacer nada de psicología. En teoría, la beca de formación práctica tenía que ser algo relacionado con mi carrera. yo no tendría que estar haciendo tareas de administración. básicamente, trabajo de secretaria. Así como bonus, los viernes podía acceder al seguimiento de los casos prácticos de la clínica. Nada más”.
—¿Qué te parece que la ministra de Trabajo aborde estas cuestiones con sindicatos y patronal?
—Hombre, pues que ya era hora.