Daniel Bénitez se acerca a la barra. Se echa magnesio en polvo en las manos. Una palmada, dos palmadas y listo. Coloca los pies a la altura de los hombros, flexiona las rodillas y agarra la barra deadlift. Un, dos, tres y pum, se la lleva hasta la cadera. Daniel, de 21 años, acaba de levantar 160 kilos de una tacada.
Cuando Lucio Doncel debutó en deportes de fuerza, los organizadores tenían que pagar a los competidores los hoteles e incluso darles algo de dinero para que participaran. No había una federación, ni una organización y ni siquiera estaban claros los movimientos que había que hacer.
El primer fin de semana de abril, en Ibi (Alicante), decenas de personas abarrotaron el pabellón Rubén Plaza. Se celebraba el campeonato de España absoluto, y los asistentes no dejaron de animar, gritar y disfrutar durante las tres jornadas que duró. Todas las categorías estuvieron llenas y disputadas. Bienvenidos al mundo del powerlifting.
“Este deporte siempre ha estado muy ligado al culturismo”, explica Doncel, de 60 años, entrenador experimentado. Es ese tipo de persona que siempre existe en cualquier deporte minoritario que se conoce sus inicios y todas sus historias.
Según explica Doncel esto pasaba porque en los 60 no se permitía que hombres musculados y semidesnudos posaran para ver quién estaba más fuerte. “Entonces se enmascaraba en una competición de fuerza, se hacían algunos movimientos delante del inspector de turno hasta que se cansaba y se iba. Luego los chicos ya se ponían los bañadores y salían a hacer sus poses”, cuenta a EL ESPAÑOL.
Pero, ¿qué es el powerlifting? Es un deporte de fuerza que consiste en tres movimientos: press de banca, sentadilla y peso muerto. Se tienen tres intentos por movimiento y el objetivo es levantar el mayor número de kilos. Quien más haga sumando los tres ejercicios gana. Sin más, pero tampoco menos.
Como cualquier deporte casi underground su avance y expansión depende de sus propios amantes. No hay campeonato donde quienes compiten en otros sitios hagan de jueces o entrenadores que deciden participar. Por no hablar de los miembros de los clubes organizadores, que se encargan de montarlo todo. Y de recogerlo.
De vuelta a Doncel, él lo ha sido todo, sobre todo como entrenador. “No fui un competidor muy activo, pero sí me enorgullezco de haber entrenado a algunas de las personas más fuertes de este país”. Entre su lista está Gema Cristobal, la única campeona del mundo que ha dado España hasta la fecha, o Gemma Orellana, “probablemente la persona con más medallas internacionales de este país”, además de Eduardo Cruz, Manuel Martínez, su hermana Gloria… No hay espacio en este reportaje para incluir todos los nombres.
Según su memoria, la primera competición se realizó en el año 64, en Madrid, en el Gimnasio Guzmán el Bueno. En la década de los 70 consiguen desligarse del culturismo, pero la participación “cae mucho”: “Empezó a tener mucha resencia en toda la zona del levante y en Cataluña, aunque el primer campeonato de España se hace en Madrid, en el año 79”. Desde entonces no se ha dejado de hacer nunca, ni siquiera en 2020 “que se tuvo que hacer un evento más pequeño”.
Los deportes de fuerza siguieron creciendo, poco a poco pero sin pausa. En el 84 se conformó la primera asociación de powerlifitng, con un nombre que ahora despertaría risas, y que pilló a Doncel “allí casi por casualidad”. Entonces llegaron los primeros años dorados. “En los 90 se alcanzó una etapa muy bonita donde se consiguieron muchas medallas”, recuerda con nostalgia.
Eclosión del power
En los últimos años el powerlifting ha sufrido un crecimiento “exponencial”. El número de competidores se ha disparado, hay campeonatos casi cada fin de semana, los clubes se han llenado y los preparadores no dan abasto con todas las solicitudes que les llegan para llevar la preparación de los nuevos atletas.
“Las redes sociales han tenido mucho que ver. Al final lo que se busca ahí son vídeos de corta duración y de gran impacto. Han hecho un match perfecto con el power”, explica José Miguel Martín. Este entrenador natural de Granada y de 28 años es una de las caras más visibles del deporte en la actualidad.
Tiene su propio equipo de asesorías, PR Mode, donde trabajan varios entrenadores. En la actualidad es su principal fuente de ingresos, un deporte “que ha canalizado mi vida. Empezó siendo un hobby, luego un deporte en el que me volqué y después trabajo además de las dos cosas”.
“Desde el confinamiento he notado que esto ha ido mucho más. Tenía miedo de que la gente dejase de entrenar después de estar encerrados en casa tanto tiempo”, explica Laura Oviedo, periodista de 26 años responsable de la comunicación en el equipo de José Miguel.
Los dos llegaron a los deportes de fuerza un poco sin quererlo. Él jugaba al fútbol y se apuntó al gimnasio. Ella no había tocado una pesa en su vida y hacia ejercicios de cardio, pero siempre le atrajo esos movimientos con los que chicas como ella lograban levantar hasta tres veces su propio peso.
En esta nueva edad de oro del power en España no se han dejado de ganar títulos. En el último mundial de 2021, Alberto Herraiz, conocido como Beto, se subió a lo más alto del podium. Raquel de la Calle consiguió el segundo puesto. Esto hizo que las televisiones empezaran a entrevistarlo. “Eso fue un puntazo, un paso de la hostia”, resume Josemi.
A pesar del crecimiento que está viviendo, el power todavía no es profesional. No va a los Juegos Olímpicos y no tienen el respaldo de las administraciones públicas, más allá de colaborar en la celebración de campeonatos.
Laura suele comparar su deporte con la halterofilia cuando se lo tiene que explicar a algún neófito. Josemi prefiere no hacerlo para darle empaque propio, aunque es consciente de las similitudes: la barra, los discos, algunos movimientos o el empleo de la fuerza son algunos ejemplos.
La exclusión de esta modalidad de las olimpiadas de 2024 que se celebrarán en París puede suponer que el powerlifting tarde más en llegar al gran público. “Claro que nos va a afectar, es indiscutible”. Los casos de doping y de corrupción han puesto bajo la lupa a la halterofilia, donde España cuenta con grandes levantadoras como Lydia Valentín. “Si a ellos les han perseguido por el dopaje, imagínate lo que harían con nosotros que tenemos federaciones donde todo eso está permitido”, reflexiona el líder de PR Mode.
Este reportaje esta acompañado de un vídeo donde se explican los tres movimientos en los que consiste el powerlifting. Está grabado en el Liftstrong, el gimnasio de Bruno Martínez y Lucía Rodíguez en Madrid. Ambos son del 92 y son pareja sentimental, y conforman un ejemplo magnífico para este reportaje y el crecimiento de este deporte: abrieron el pasado 5 de marzo, con una inversión en material y alquiler superior a los 100.000 euros.
La mujer en el power
“En 2018 había categorías que no se llenaban, y yo misma me he llevado medalla alguna vez simplemente por lo descalificar. Es decir, éramos tan pocas que nos la llevamos todas”. Así explica Laura Oviedo cómo era la situación de la mujer en el powerlifting español hace unos años. Pero eso ha cambiado.
“En el absoluto de Ibi se pudo ver cómo en todas las categorías uno pelea por los primeros puestos. Todas las sesiones estuvieron llenas de público, que no paró de animar. Fue alucinante”, recuerda un tanto emocionada al otro lado del teléfono.
¿Qué ha pasado para que esto cambie? “Lo primero es que los organizadores han entendido que no nos pueden dejar en las franjas horarias en las que hay menos público. Si queremos que esto crezca hay que seguir ese camino”, dice.
Además reclama más espacios para que las mujeres puedan hablar y acabar con el “apellido ‘femenino’” en el powerlifting: “Ha habido casos de mesas redondas sobre cómo promocionar el deporte femenino y no se invitaba a mujeres. Queremos que nos den nuestro espacio porque tenemos muchas cosas que decir”.
Los deportes de fuerza han sido lugares tradicionalmente masculinizados. “Cuando empiezas vas a ver que tu cuerpo cambia mucho en una dirección en la que no va a estar socialmente aceptado. Es difícil verte grande y musculosa cuando en la calle lo que se nos pide es que seamos pequeñas y menuditas”, razona Oviedo.
“En los últimos años está habiendo un montón de referentes femeninos que lo estás haciendo muy bien y que deben seguir haciéndolo así para que cada vez haya más mujeres”, afirma José Miguel Martín. Nombres como el de Amira Blecua, Inmaculada Soto o el de la ya mencionada Raquel de la Calle han salido varias veces durante las entrevistas realizadas.
Qué hago para empezar en el power
La edad y la condición física no son un impedimento para empezar en el powerlifting. Cualquier persona puede adentrarse sin miedo en el mundo de la fuerza, buscando su mejor rendimiento tenga el nivel que tenga.
“Al final es un deporte que puedes hacer en casi cualquier gimnasio. El material que se necesita no es muy específico. Con una barra y discos puedes empezar sin problema. Con entrenar, comer bien y descansar ya tienes un comienzo más que suficiente”, dice Oviedo.
“Siempre recomendamos que, dentro de lo posible, se busque un entrenador. Alguien con conocimiento que te guíe, te enseñe y te explique lo que tienes que hacer. No hace falta ser el preparador de uno mismo y llenarse de conocimiento. Lo mejor que se puede hacer es ejecutar lo que te dice alguien que sepa”, subraya Marín.