La guerra de Putin es un punto de inflexión (...) el mundo ha entrado en una nueva era”. Con estas palabras, el canciller alemán Olaf Scholz justificó ante el Bundestag el pasado 27 de febrero -apenas tres días después del inicio de la guerra de Ucrania- la aprobación de una partida extraordinaria de 100.000 millones de euros para modernizar las Fuerzas Armadas de Alemania, dentro del presupuesto previsto para este año. Esa cantidad total triplica el gasto fijo del país, que en 2020 fue de 51.392 millones de euros, un 1,54% del PIB. Además, Scholz estableció, de ahora en adelante, la inversión anual en Defensa en más del 2% del PIB que recomienda la OTAN a sus estados miembros.

Algo cambió el 24 de febrero para que un país como Alemania se liberase del lastre que arrastraba desde el final de la Segunda Guerra Mundial y pusiera entre sus prioridades la fortaleza de su ejército. Aquel jueves de febrero, a través de las imágenes de los tanques y los misiles rusos adentrándose de forma violenta en territorio ucraniano, los estados europeos despertaron de un largo letargo. La remota e inimaginable posibilidad de una guerra convencional en suelo continental y en pleno año 2022 se había hecho realidad. Saltaron todas las alarmas, incluso en España.

En la última década, la imagen de las Fuerzas Armadas españolas ha estado asociada a la lucha contra desastres naturales, desde los incendios a la Covid, pasando por Filomena, mientras países vecinos como Marruecos no han escatimado en modernizar sus capacidades de combate con drones turcos Bayraktar TB2 o con la intención de adquirir cazas de última generación como el estadounidense F-35.

Prototipo del Eurodron en el que participa España, previsto para entrar en funcionamiento en 2027. Wikimedia Commons

La guerra ha cambiado las tornas, como explica a EL ESPAÑOL Ricardo Martí Fluxá, presidente de Asociación Española de Tecnologías de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio (TEDAE): "La invasión de Ucrania ha cambiado la percepción de la sociedad, que ahora ve la necesidad de desarrollar capacidades militares e impulsar nuestra soberanía tecnológica".

Así, aunque con retraso, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció en una entrevista en Al Rojo Vivo el pasado 15 de marzo la intención de alcanzar el 2% del PIB del país en gasto militar, en la línea de lo que pide la OTAN. Según se conoció el pasado viernes, el aumento será progresivo hasta llegar al porcentaje en 2030. De esta forma, en 2023, el gasto en Defensa crecerá 2 décimas del PIB, un 20% más respecto a este año.

La inversión española en Defensa no ha disminuido especialmente en los últimos años, pero no supera el 1% del PIB desde el año 2012. La última vez que España gastó al menos el 2% de su riqueza en armamento y tecnología militar se remonta a 1994, hito que prevé cumplirse nuevamente en 2030. Según los Presupuestos Generales del Estado, España habría gastado en 2021, 9.409 millones en Defensa, el 0,78% del PIB. La OTAN, por su parte, señala que el gasto militar fue del 1,02% en 2021, alcanzando los 12.000 millones de euros.

En definitiva, la promesa de Sánchez se traduciría en un aumento del gasto de 7.200 millones de euros. Este sustancial aumento de la inversión ha sido bien recibido en una industria, la española; que, a pesar de ser una de las más punteras del mundo, exporta el 81% de su producción, siendo el séptimo país en ventas. Es decir: la industria nacional tiene capacidades para sostener y desarrollar una Defensa solvente y avanzada, pero los principales clientes son otros países. Que ahora el Gobierno haya puesto el foco en duplicar el gasto militar representa una nueva oportunidad para que los proyectos se queden en casa y para avanzar hacia una soberanía tecnológica militar.

Carros T-72 rusos destruidos por municiones guiadas antitanque en Ucrania. Reuters

Según los últimos datos publicados por el Ministerio de Defensa, el sector en España aglutina a 370 compañías y alcanza un volumen de negocio de 6.100 millones de euros. Además, de él dependen 21.000 empleos directos y 30.000 inducidos. El giro de Moncloa podría multiplicar estas cifras, de mantenerse la presencia española en el mercado internacional, si al mismo tiempo aumentan los proyectos en territorio nacional.

"Valoramos muy positivamente el compromiso de aumento de la inversión en Defensa y, especialmente, que este vaya dirigido al desarrollo de capacidades de alto nivel y a la reducción de las dependencias estratégicas mediante el desarrollo de tecnologías punteras en Europa. Si queremos seguir disfrutando de nuestro modelo de convivencia, necesitamos tener autonomía estratégica de suministros, energética, tecnológica e industrial", asegura Fluxá.

Otras voces dentro de la industria observan el futuro 'boom' de la armamentística española con cautela. Una fuente de una importante empresa del sector dice, bajo condición de anonimato, que el anuncio "supone un aumento relevante", aunque aún se desconoce "de qué manera y cómo se va a ejecutar". "Estamos hablando de que se va a duplicar el gasto pero es todo muy prematuro. Aún no se ha programado ningún nuevo proyecto y Defensa aún está en la elaboración de un documento de necesidades a las que dirigir esa inversión", añade.

¿El fin de los tanques?

En la actualidad, España tiene 10 grandes proyectos estratégicos de Defensa en desarrollo. Todos arrancaron antes del inicio de la guerra ucraniana. Entre ellos, se encuentra la adquisición de 20 nuevos cazas Eurofighter con tecnología punta española proporcionada por Indra, o el desarrollo del blindado VCR 8X8 Dragón, a cargo de Tess Defence y Santa Barbara Sistemas. Entre los proyectos también está el del Eurodrone, un programa militar para crear el primer dron de combate exclusivamente europeo.

Pero, ¿pueden dejar obsoletos estos proyectos el nuevo escenario bélico que se está viendo en Ucrania? El cambio de paradigma táctico en el teatro de operaciones en el Este de Europa ha demostrado, por ejemplo, la importancia de los drones ligeros o de las municiones guiadas antitanque o antihelicópero, pasando por tecnologías de comunicaciones, inteligencia de señales o medios de observación satelital. Al mismo tiempo, la guerra ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad e ineficacia de los carros de combate sin apoyo, o en entornos urbanos.

"La guerra de Afganistán dio pie al desarrollo de vehículos blindados de transporte con protección y medidas antiminas, porque una de las principales amenazas que se detectaron en ese conflicto fue el uso masivo de IED [dispositivos explosivos improvisados, por sus siglas en inglés]. Algo parecido sucederá con la guerra de Ucrania", dice la fuente anónima de una empresa del sector.

VCR 8X8 Dragón, uno de los proyectos estratégicos de la industria de Defensa española. Ministerio de Defensa

"Por lo pronto, en Ucrania estamos viendo que los carros sin apoyo son inútiles. Esto no significa que se dejen de desarrollar vehículos blindados, porque siempre serán necesarios. Pero sí que nos señala que hay que proteger a estos blindados contra misiles guiados, hay que desarrollar carros con capacidades de combate urbano, unidades de recuperación para que no pase lo que les está pasando a los rusos, con decenas de vehículos abandonados, etc.".

La fuente indica que el desarrollo en tiempo real de los acontecimientos no sirve tanto para detectar capacidades y necesidades, sino para priorizarlas. En este sentido, apunta a que el Ministerio de Defensa lleva tiempo trabajando en estos nuevos cambios de paradigma. "Hay una lista a los Reyes Magos enorme. Pero si antes no había dinero para proyectos de municiones inteligentes guiadas, ahora pasan a ser una prioridad. En este punto en concreto, por ejemplo, España tiene que ponerse al día de manera urgente", afirma.

Sin embargo, las vías para que el dinero llegue a los proyectos, no siempre son sencillas: tiene que atravesar un complejo aparato burocrático en el que deben confluir las necesidades de los usuarios (es decir, del ejército) y las de los políticos. Y no siempre están alineadas.

A pesar del funcionamiento del circuito de contrataciones, el sector también se adelanta a las necesidades que plantea el escenario de Ucrania con vistas al futuro. Ignacio Mataix, Consejero Delegado de Indra, una de las principales contratistas de Defensa en España, afirma que la empresa trabaja ya en áreas tecnológicas que el conflicto ha demostrado trascendentales y aún lo serán más en los próximos años, siempre en coordinación con el Ministerio de Defensa.

"Afortunadamente, las áreas tecnológicas en las que habitualmente centramos nuestra actividad van a seguir siendo relevantes en los sistemas de armas futuros. Los sistemas de Mando y Control, la superioridad en el espectro electromagnético, los sistemas electrónicos de autoprotección, los medios de vigilancia e inteligencia electrónica y los sistemas de simulación y adiestramiento van a incrementar su protagonismo en este mercado", dice Mataix, en conversación con este periódico.

"Adicionalmente, estamos acometiendo un ambicioso plan de digitalización de nuestra oferta, con la incorporación de tecnologías como la Inteligencia Artificial, Big Data, comunicaciones de nueva generación, ciberseguridad y ciberdefensa, procesamiento cuántico o Nubes de Combate, que nos van a permitir seguir a la cabeza de la innovación tecnológica. Todos estos sistemas representan un auténtico cambio de paradigma en la guerra moderna, ya que están directamente orientados a garantizar la superioridad de inteligencia en el campo de batalla, mejor conciencia situacional y una mejor y más ágil toma de decisiones, entre otras mejoras", añade el máximo directivo de Indra.

Simulación del proyecto europeo FCAS, en el que participa Indra.

'Si vis pacem, para bellum'

Ante el nuevo escenario, según varias voces de la industria, España tiene que estar preparada para acercarse todo lo posible a una soberanía de Defensa que permita al sector dotar de las capacidades que necesitan las Fuerzas Armadas españolas y reducir dependencias.

"Un nuevo presupuesto de Defensa puede ir dirigido a compras directas de cazas como el F-35, algo bastante probable porque España necesita un avión moderno que pueda despegar de su portaaviones, y lo necesita cuanto antes. Sin embargo, las compras directas a terceros países van en detrimento de la inversión y el desarrollo de capacidades a nivel local. Si nosotros desarrollamos junto al resto de Europa un nuevo caza multipropósito, un F-35 europeo, entonces la industria gana", explica la fuente del sector.

A este respecto, Mataix explica que "desarrollar una capacidad nacional tecnológica suficiente para tener autonomía en todos los sistemas de defensa conlleva una inversión económica que está al alcance de muy pocos países y que, a día de hoy, España no puede permitirse".

"Lamentablemente, parece inevitable que se produzcan compras a terceros países; pero, dicho esto, es necesario también poner en valor que cuando se abordan los programas de adquisición de armamento, siempre se trata de maximizar las capacidades nacionales, y en esto contamos con un gran aliado en nuestro Ministerio de Defensa. Como ventaja añadida, el fortalecimiento de la capacidad nacional posiciona de forma clara a nuestra industria a nivel internacional", continúa Mataix.

Para que España sea cada vez más independiente militarmente en el mercado internacional, Fluxá indica por su parte la necesidad de hacer hincapié en I+D+i. Solo así la industria puede seguir siendo competitiva en un entorno en el que todo el sector mundial de Defensa se ha lanzado a una nueva carrera armamentística. La guerra, de hecho, solo ha terminado de dar un empujón final a una tendencia que en 2021 se manifestó con el mayor gasto militar mundial de la historia: más de 2 billones de dólares (2.110.000.000.000).

"La modernización de nuestras capacidades de Defensa, que se desarrollan en toda la geografía nacional, está directamente relacionada con la inversión de las empresas en I+D+i. Las empresas de Defensa de TEDAE desarrollan productos y servicios de alto valor tecnológico en todos los dominios (terrestre, naval, aérea, espacial y ciberdefensa), con presencia en todo el ciclo del producto (diseño, desarrollo, fabricación, integración, certificación y mantenimiento) y con nichos tecnológicos competitivos en el mercado internacional gracias a décadas de inversión en I+D+i", dice Fluxá.

Un soldado lanza un misil guiado anticarro NLAW durante un entrenamiento. U.S. Army

Según cifras de un estudio elaborado por KPMG, la industria de Defensa española destinó en 2020 1.900 millones de euros a este campo, un 12% de la inversión total de I+D+i en España. "Esto permite a las empresas formar parte de los proyectos internacionales más relevantes, exportar tecnología puntera y ser uno de los países de referencia", añade Fluxá, sobre un escenario donde la competición será feroz, pero en el que también se pueden presentar más oportunidades fuera de las fronteras españolas, sobre todo en el entorno de la OTAN.

Defensa europea

Y más que en el entorno de la OTAN, donde España puede tener más capacidad de desenvolverse es en el sector europeo de Defensa. "Aunque tenemos negocio de exportación en países OTAN, creemos que el incremento de nuestro negocio en países aliados pasa por el desarrollo de programas en cooperación en Europa. La autonomía estratégica en temas de defensa no está al alcance de cada uno de los países de la UE, sino que debe lograrse mediante la suma de las capacidades y el impulso de los programas de desarrollo conjunto como es el caso del FCAS [Future Combat Air System], o los programas del Fondo Europeo de Defensa (EDF)", insiste Mataix.

"Con la guerra de Ucrania, la Comisión Europea y los principales países de la UE han manifestado su voluntad de continuar construyendo estos espacios de colaboración y de desarrollo conjunto, pero será importante confirmar en los próximos meses que estas declaraciones se materializan en acciones concretas de puesta en marcha de proyectos", añade el máximo ejecutivo de Indra.

La fuente anónima del sector concluye que las consecuencias directas de la guerra de Ucrania en el impulso a la industria de Defensa española no serán visibles hasta dentro "de uno o dos años". Sin embargo, prevé que las ganancias que pueden llegar a través de los nuevos proyectos "se pueden multiplicar durante años".

Más allá de las ganancias, Fluxá asegura que una inversión sostenida en Defensa es lo único que puede dotar a España de la tan ansiada soberanía en este aspecto. "Para que la industria española sea competitiva y pueda mantener su liderazgo internacional es necesario que cuente con una financiación continuada en el tiempo que permita a las empresas tener una visión a largo plazo", dice. La guerra de Ucrania parece que solo sea el comienzo.

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