En 2009, Jorge Blanco decidió viajar hasta Toronto para desarrollar su profesión, la de abogado, en el consulado español en Canadá. Pero el destino y su afición por el deporte hicieron que coincidiera con un jugador profesional de hockey en el gimnasio y, gracias al boca a boca, cambió el traje por la ropa de deporte para entrenar a luchadores de UFC, otros jugadores de la NHL (National Hockey League), famosos como Robert Pattinson, el cantante Drake o la duquesa de Sussex, Meghan Markle y, por supuesto, también a personas anónimas que buscan mantenerse en forma o descargar el estrés del trabajo.
Hace cinco años, Elsa Pataky, una de sus alumnas junto a su marido Chris Hemsworth, le presentó a Pablo Motos y, desde entonces, gracias a sus numerosos entrenamientos juntos entablaron amistad. Blanco le cuenta a EL ESPAÑOL qué tipo de entrenamiento sigue el presentador de El Hormiguero para mantenerse en forma.
Además, también explica cómo es su método o filosofía de entrenamiento llamada Spaniard y recuerda cómo fueron sus comienzos en las artes marciales mixtas, ya que, al ser el pequeño de su familia, necesitaba defenderse en las clásicas peleas entre hermanos.
-¿Cómo es el entrenamiento de Pablo Motos?
-A él le gusta mucho el boxeo y, de hecho, tiene otro entrenador en Madrid, José Luis Serrano Valero. Nos enfocamos en este deporte, aunque también entrenamos algún escenario de defensa personal porque le gusta. Es muy inquieto y curioso, se pone vídeos de peleas en YouTube y cuando ve algo que le llama la atención lo repasamos y le damos una vuelta para intentar hacerlo. Cuando estoy en España entrenamos unos 90 minutos. Primero calentamos bien, hacemos desplazamientos de piernas y, poco a poco, vamos subiendo y empezamos a golpear, realizando varios asaltos de manoplas. En la rutina también está muy presente el saco.
-¿Cómo es entrenando?
-Es muy intenso y físicamente es un torbellino, está en una forma física alucinante para su edad. Es un tío que está muy fuerte de cabeza, aunque esté cansado, sus propias ganas de superación le hacen seguir. No es porque sea mi amigo, pero es que lo da todo en cada sesión.
-Y ha superado varias lesiones…
-¿Es muy disciplinado como alumno?
-Sí. Dentro de las personas que contratan mis entrenamientos, él entraría en la categoría de persona de la calle, no de deportista profesional, pero tiene mentalidad de deportista de élite. También es amigo de Sergio Ramos y se ha dado cuenta de que es un ganador. Pablo aprende de cómo pensamos los deportistas y lo absorbe. Cuando quedo con él para entrenar, al llegar ya está en pantalón corto subiéndose por las paredes para ir a saco.
-¿Entrena a alguien más del programa?
-Tengo un entrenamiento pendiente con Juan Ibáñez (la hormiga Trancas). Igual hago una sesión conjunta con él, Damián Molla (Barrancas) y los demás, porque Jorge Ventosa (director de producción de El Hormiguero) está lesionado en el hombro.
Mentalidad del deportista de élite
La competitividad de Pablo Motos en El Hormiguero cuando hace alguna prueba con sus invitados -antes hacía más físicas, pero por las lesiones ha dejado de hacerlas- "es legendaria, siempre quiere ganar, no le importa quien tenga enfrente".
"Esa mentalidad también le ayuda a la hora de entrenar y superarse, da igual que sea boxeo, yoga, baile… lo hace todo a saco y es muy competitivo, no le gusta perder a nada. Pero también hay un lado negativo de esa filosofía, que te puedes enfadar contigo mismo al no conseguirlo. Es que hay gente que no tiene ese gen y no lo entiende y piensan que es un pesado. Para Blanco, en cambio, esa visión de la vida tiene muchas más cosas positivas que negativas porque esa mentalidad la puede llevar a otras facetas de su día a día, dándole una ventaja sobre el resto".
-El cambio físico de Motos ha sido significativo estos años…
-Tiene una rutina deportiva y alimenticia, y eso que es muy especial a la hora de comer. También tiene la fuerza de voluntad de hacer ayuno de vez en cuando, hace cosas que no están al alcance de alguien normal, pero, sobre todo, por la disciplina que tiene. Se quiere ver bien físicamente, sabe que cuando lo está funciona bien mentalmente y que, gracias a los sacrificios que hace, que no son nada fáciles, la recompensa es mayor.
-¿Con 20-25 años menos, por su mentalidad ganadora, Motos podría competir?
-Sí, claro. A nivel amateur seguro, a nivel profesional es diferente. Es más, actualmente, a veces, hace de sparring en alguna pelea y no veas… con 55 años como pega, tiene bastantes huevos dentro del ring y muy mala leche. Cuando hago guantes con él viene a por mí, y eso que soy más grande que él". (Jorge Blanco mide 1,95 y pesa 97 kilos). "También sabe" -continúa- "que no voy a ir a fuego contra él y le intimido un poco".
-¿Motos es seguidor de algún boxeador en especial?
-Le gusta Vasyl Lomachenko, que es un boxeador ucraniano muy liviano, zurdo, extremadamente habilidoso. Tiene el mejor récord amateur de la historia ganando más de 340 peleas y no perdió nunca. A Pablo le gusta mucho, sobre todo por el movimiento de piernas que tiene, parece que baila porque es muy ligero. Hace cosas espectaculares.
Blanco lleva viviendo fuera de España 16 años, pero desde febrero ya se ha instalado en España para afrontar nuevos retos profesionales y siempre que puede, a la hora de cenar, pone en la televisión el programa de su amigo y alumno. Eso sí, también depende del invitado que vaya, ya que, al llevar tanto tiempo viviendo entre Toronto y Miami, muchos de los invitados que acuden a El Hormiguero no los conoce.
"Cuando van deportistas, como hace poco Carlos Alcaraz, eso me encanta, o Antonio Banderas, que es gente de la que puede aprender porque tienen éxito en otras industrias y oficios", reconoce el deportista.
-¿Iría de invitado?
-Claro, visitaría a Pablo encantado. A El Hormiguero va gente de éxito y cierto nombre, por lo que espero, algún día, estar al nivel para ser digno de ser invitado. De momento, voy a seguir trabajando…
Artes marciales para defenderse de sus hermanos
Jorge Blanco es el pequeño de tres hermanos y en las clásicas peleas familiares siempre salía perdiendo porque "me caían bofetadas de colores por todos lados", pero es que el nivel de actividad en su casa era muy alto: "Llegaron a romper puertas, ventanas, cuadros, camas…"
El zaragozano desarrolló un instinto de supervivencia que no era normal en un niño de su edad "y a los cuatro años me apuntaron a judo". Vio que se le daba muy bien porque competía con niños de su edad, no contra su hermano mayor y, a partir de ese momento, comenzó su andadura en las artes marciales que llega hasta la actualidad.
Años después, su nivel de actividad sigue siendo muy alto ya que, aparte de los entrenamientos con sus alumnos, Blanco entrena un mínimo de 90 minutos al día, y hay algunos en los que dobla ese tiempo. Como él dice, "a fuego, sin distracciones y sin parar. Otra persona con menos disciplina deportiva tardaría, más o menos, dos horas y media en hacer lo mismo".
El Método Spaniard
A su llegada a Toronto, Blanco comenzó a trabajar como abogado "aunque seguía entrenando y peleando como hacía en Zaragoza. Justo cuando llegué a Canadá comencé a preparar a gente y, poco a poco, el hobby se fue convirtiendo en mi trabajo, dejando el traje y la corbata para perseguir el sueño de dedicarme a mi pasión", recuerda.
El deportista explica que su filosofía se basa en enfocarse en la cabeza de cada individuo, de la mente, de cómo piensa la gente… Ya que se dio cuenta de que, en vez de enfocarse a lo físico, lo que daba resultados más rápidos era cambiar el enfoque y dirigirse más a la mente que al cuerpo.
Sobre todo se focaliza en conocer a la persona, "pero depende del perfil"; si es alguien de la calle que quiere entrenar para mantenerse en forma o quitarse el estrés, o un deportista de élite con objetivos marcados y pautados. "Hay que diferenciar de qué persona estás hablando". Por eso, nunca ha dado clases a grupos, porque se centra en la persona en sí: "Logras mejores resultados cuando entiendes como piensa, su motivación interna, y ahí viene el éxito, por la cabeza, no por el cuerpo", reconoce.
-¿Lo puede hacer cualquiera o se necesita una base de forma física?
-Hay que tener unos mínimos físicos, pero esto no es un sprint, es un maratón. Conseguir que la persona cambie pequeñas cosas poco a poco para que luego no me necesite tanto, como cuando educas a los niños, que a cierta edad son independientes. El éxito está en que el estudiante se independice y yo haya contribuido a cambiar su vida, no tanto a nivel físico, sino a nivel mental dándole poco a poco la confianza y la fortaleza para que empiece a dar sus primeros pasitos solo y que, al final del objetivo, en vez de unos pasos, sea un maratón.
-¿Cómo es de importante el boca a boca en su profesión?
-Tiene toda la del mundo. Al llegar a Toronto en 2009 coincidí en un gimnasio con un jugador profesional de hockey y hablamos de mi entrenamiento de artes marciales mixtas y boxeo. Comenzamos a entrenar, se lo fue diciendo a sus compañeros porque se lo pasaba pipa, y poco a poco empecé en el mundo de los entrenamientos.
-No es lo mismo entrenar a Chris Hemsworth, Elsa Pataky, Drake, Robert Pattinson, Meghan Markle o Chris Evans que a un jugador de hockey o un luchador de la UFC como George St-Pierre…
-No, claro, tienes que definir los objetivos de cada persona y ver el estilo de vida. No es la misma la de un deportista que la de una persona de la calle, porque a esa persona le dice que no beba, por ejemplo, y lo hace un mes, pero luego ya no lo cumple, tiene efecto rebote y lo deja o seguirá entrenando mientras hace lo que le da la gana, por lo que no verá los resultados que espera. El estilo de vida es un componente fundamental en cada perfil porque una persona de la calle no es tan disciplinada a la hora del entrenamiento físico como los deportistas, que somos como robots, no hay que decirnos las cosas dos veces para hacerlo.
-¿Está más cómodo con el pantalón corto entrenando que con traje de abogado?
-Desde luego que sí, pero también hago cosas corporativas y me tengo que poner el traje para dar conferencias, como una que di al Gobierno canadiense en temas de salud y bienestar. No me disgusta, pero, a diario, voy bastante cómodo.