Las hermanas Uruj y Anisa Abbas, de 21 y 24 años respectivamente, y residentes en Terrassa (Barcelona), llegaron a Pakistán el pasado jueves con la idea de pasar unos días en la tierra de sus familiares para visitar a unos parientes. Pero fueron engañadas. Nada más aterrizar en el país se les comunicó el motivo real del viaje: formalizar su matrimonio con dos primos y con quienes sus familias ya habían comprometido el resto de sus vidas.
La idea de las familias es que los dos hombres pudiesen, a través de sendos matrimonios concertados, obtener visados para instalarse en España. Uruj y Anisa se negaron. Sus parientes las torturaron para hacerles cambiar de opinión. Al ver que persistían en su negativa, las asesinaron.
Las dos jóvenes vivían con sus padres en Terrassa desde hacía años. Las primeras informaciones sobre el caso señalaron erróneamente que las hermanas tenían la nacionalidad española, hecho que fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores español desmintieron a este periódico. Sin embargo, ambas contaban con la tarjeta de residencia y, al menos una de ellas, estaba empadronada en la localidad barcelonesa, según reveló MónTerrassa y confirmó el Ayuntamiento a este periódico. Su situación migratoria en España podía facilitar la entrada legal de sus dos maridos desde Pakistán. Este habría sido uno de los motivos por el que ambas familias habrían acordado los matrimonio forzosos.
Algunas informaciones señalaron en un primer momento que el enlace se ejecutó a través de una conexión por Zoom, pero que no llegó a consumarse. Otras versiones de los hechos contadas por la prensa local pakistaní indican que los matrimonios se habrían celebrado en el propio país.
Los padres de las jóvenes, Azra Bibi y Ghulam Abbas, estaban asentados en España desde hacía tiempo. Al menos la madre contaba con pasaporte español. Por su lado, según La Vanguardia, el padre fue visto por última vez en el barrio del Raval de Barcelona, donde se concentra la comunidad pakistaní más importante de España. En concreto, la mayoría de la colonia pakistaní de la Ciudad Condal procede del distrito de Gujrat en la región del Punjab. Se trata de una zona rural controlada por caciques locales donde aún rigen códigos feudales, entre ellos, este tipo de "crímenes de honor".
Hasta Gujrat viajaron Uruj y Anisa en lo que iba a ser un viaje de pretensiones inocentes. Llegaron al pueblo de Kharian, donde les esperaban sus familiares para comunicarles que tenían que regresar a España con sus maridos forzosos. Ellas, sin embargo, se negaron y solicitaron el divorcio en el momento. De hecho, ambas estaban ya comprometidas de forma voluntaria con otros dos hombres pakistaníes radicados en España.
Su negativa fue asumida como una afrenta a la honorabilidad de las familias. Así, en la noche del viernes al sábado, sus propios primos, Atiq y Hasan, a quienes se negaron a aceptar como maridos, se encargaron de torturarlas en casa de sus padres (los tíos de las jóvenes y formalmente, también sus suegros). En las torturas también participaron los hermanos de las víctimas, llamados Shehryar y Asfandyar, con el objetivo de hacerlas cambiar de opinión.
La madre de las jóvenes trató de impedir los tormentos, pero fue silenciada y encerrada en una de las habitaciones de la casa familiar, según el recogen los medios locales citando a la Policía del Punyab. A pesar de las torturas, ambas hermanas no cedieron a la voluntad de sus familias por lo que, pasadas unas horas, fueron extranguladas y luego asesinadas por sendos disparos efectuados por su tío Mohamed.
La policía punyabí detuvo el domingo a seis implicados en el crimen, a quienes pudieron localizar a través de la señal de sus teléfonos móviles. Mientras, continúa la búsqueda de otros familiares, entre ellos, el tío de las jóvenes, presunto autor de los disparos que terminaron con sus vidas. A pesar de su indignación y de presenciar la muerte de sus hijas, la madre de las dos chicas no presentó cargos por tratarse de sus parientes. Así, fue la propia policía la que interpuso la denuncia. La madre ha expresado su voluntad de regresar a España cuanto antes.
Impunidad
Pese a la rápida actuación policial en el caso de Uruj y Anisa, es común en esta zona de Pakistán que las autoridades miren hacia otro lado en este tipo de crímenes, por el peso que aún tienen las leyes tradicionales. Sin embargo, una reforma legal de hace cinco años que condena este tipo de enlaces ha puesto más difícil que estos asesinatos queden en la impunidad. Esta se lograba muchas veces con el simple perdón de los padres de las víctimas, a menudo sonsacado tras presiones y amenazas.
Aunque la ley es más rígida al respecto, todos los años son asesinadas en las zonas más remotas del país centenares de mujeres por sus familias cuando se oponen a matrimonios forzosos, ya sean acordados por los propios parientes o impuestos por líderes de clanes locales. Solo en 2021 se produjeron 478 "crímenes de honor" en Pakistán.
Hace unos años se tuvo lugar un caso parecido al de las hermanas Abbas en la misma región, cuando una mujer italiana de origen pakistaní fue también asesinada por sus familiares tras negarse a contraer matrimonio. Otras dos hermanas con pasaporte británico corrieron la misma suerte tiempo atrás, aunque las autoridades atribuyeron la causa de la muerte a un accidente con una fuga de gas.
En el caso de las dos vecinas de Tarrasa, está por ver si la dimensión mediática del caso forzará a las autoridades a condenar con severidad a los familiares implicados.