Así fue el fiestón del Real Madrid en el Bernabéu tras ganar la Champions: "¡El año que viene, otra!"
Marcelo, capitán del equipo, se despide entre lágrimas de los que han sido sus aficionados durante 15 años. Lo hace con la copa bajo el brazo.
30 mayo, 2022 02:36Noticias relacionadas
Historia que tú hiciste, porque el Real Madrid ha ganado este sábado la 14ª Copa de Europa ante el Liverpool. Historia por hacer, porque el madridismo, siempre sediento de títulos, ya le ha pedido este domingo al equipo de Carlo Ancelotti la 15ª Champions en la celebración del Santiago Bernabéu. “El año que viene tenemos que ganarla otra vez. El equipo tiene que conseguirla todos los años. Nosotros nunca nos conformamos. No somos el Barça o el Atleti, sino que el Madrid tiene que ganarla siempre. Si no, no es el Real Madrid”, dice Jorge, de 30 años, a EL ESPAÑOL.
Sus amigos Aroa (28), Jonathan (30) y Miriam (27) suscriben sus palabras a las puertas del estadio momentos antes del inicio de un fiestón que ha congregado 55.000 fieles en la Casa Blanca. Madridismo por religión. “¡Cómo no te voy a querer, cómo no te voy a querer, si me hiciste campeón de Europa una y otra vez!”, coreaban al unísono los hinchas. Una y otra vez. Pero la Champions no es suficiente. El madridismo siempre quiere más. Será por eso por lo que los cuatro amigos de los que hablaba este diario, desde que tienen uso de razón, han visto ganar hasta seis Copas de Europa al Madrid.
“A mí, la que más me emocionó fue la Décima porque era la más esperada”, opinaba Jonathan. Jorge, de acuerdo con él, decía que esa “y la de ayer –por el sábado–”. Esta Copa de Europa será recordada como “la de las remontadas, la del espíritu de sacrificio”, como la ha descrito el cómico Miki Nadal, flamante maestro de ceremonias de la velada. Y eso que aún faltaba hora y media para la llegada del equipo. Éste previamente visitó a la Cibeles, “la diosa del madridismo”, en palabras de Nadal, para que el capitán, Marcelo, le obsequiara al rozar las 10 de la noche una bandera, un beso y la 14ª Copa de Europa.
Ese mismo Marcelo que rompió a llorar en el Bernabéu, pues este domingo ha sido el día de su despedida. El madridismo le ha agradecido su entrega durante los últimos 15 años de blanco. “Es un momento maravilloso, cierro un ciclo en el mejor club del mundo y hoy no es un día de tristeza, sino de alegría porque hemos ganado otra vez el mejor campeonato del mundo”, decía mientras levantaba la Orejona ante un público entregado. Pero no podía disimular sus lágrimas de emoción.
De hecho, se va como una leyenda con 25 títulos en su palmarés merengue, superando en dos al mítico Francisco Gento. De los de Marcelo, cinco han sido Champions simbolizadas en cinco anillos de oro que llevaba en sus manos. Como si fuera una estrella de la NBA. Y la grada lo sabía. En multitud de ocasiones han coreado su nombre. La otra cara de la moneda la ha protagonizado Gareth Bale, que se ha llevado la última pitada del Santiago Bernabéu. Sale por la puerta de atrás del club blanco pese a ser un componente fundamental durante sus primeros años. Durante los últimos, se ha reído del club y la grada se lo ha recordado.
'Estrellas', pirotecnia y luces
Pero si a algo se ha parecido la fiesta que se ha montado en el Santiago Bernabéu ha sido al intermediario de la Superbowl. Un maravilloso espectáculo de música, humo y pirotecnia ha acompañado todos los momentos de la velada. Los más emocionantes, por supuesto, han llegado cuando la comitiva madridista dejó la fuente de Cibeles para desembarcar en el estadio tras recorrer una Castellana repleta. Según la Delegación del Gobierno en Madrid, medio millón de personas salieron a celebrar a las calles de la capital.
Y el equipo llegó al estadio. Al salir Carlo Ancelotti, el entrenador del Real Madrid, todo estaba apagado. Sólo se avistaban las luces de móviles, que, como estrellas, iluminaban las gradas del Bernabéu. Porque las estrellas forman parte del ADN del Madrid, ya que el balón de la Champions, suyo por derecho, está decorado con ellas. 14 tiene ya.
Tras el italiano, quien se animó a cantar el himno del Real Madrid, empezaron a salir los jugadores uno por uno, en este orden, y con un Miki Nadal dedicándoles bellas palabras: Fuidias, Camavinga, Mariano, Mendy, Isco –más soso y menos animado que sus compañeros–, Rodrygo, Vinicius Jr., Ceballos, Bale, Lucas Vázquez, Jovic, Valverde, Casemiro, Lunin, Asensio, Kroos, Hazard, Vallejo, Alaba, Militao, Carvajal, Courtois, Modric, Nacho, Benzema y Marcelo, que no podía reprimir las lágrimas que le entran a uno cuando se marcha de casa.
Mientras, la alegría de las gradas se hacía visible con las bufandas al viento. Un viento cálido, pero agradable. El trofeo ha dejado al madridismo con una sensación de placer que se vislumbraba en las sonrisas de los niños. Pero no de plenitud. Todos quieren más.
Cibeles y la Almudena
No obstante, antes de llegar al Bernabéu –parada final–, el equipo, parada por parada, se fue dando un auténtico baño de masas. La primera les llevó a la iglesia más importante de la capital de España. Así, pasados 40 minutos de las seis de la tarde, el Real Madrid llegó a la Catedral de la Almudena para ofrecer a la Virgen su 14ª Copa de Europa. Pese a que España es un Estado aconfesional, brindar los títulos a la patrona de la capital es una tradición ancestral, que se remonta al siglo XX y que permanece viva en el XXI.
Tras la visita, la comitiva del Real Madrid fue recibida por Isabel Díaz Ayuso, madridista reconocida, antes de subir al autobús descapotable que les llevaría hasta Cibeles. Allí, medio millón de forofos del Madrid se agolpaban para poder dar la enhorabuena al equipo de Ancelotti. Y, como siempre, los más bailongos fueron los brasileños Vinicius Jr., Miltao o Rodrygo. Al igual que sobre el césped del Santiago Bernabéu.
Y otro que destacó en el estadio, que en menos de un año se ha llevado el corazón del Real Madrid, ha sido David Alaba. “¡Saca la silla, Alaba, saca la silla!”, le pedían los aficionados al austríaco. Y lo hizo. Mientras él levantaba la silla, Marcelo daba una última vuelta al que ha sido su estadio durante tres lustros.
Lo hacía llorando, con la Orejona en la mano y con su familia acompañándole. Pero, como él mismo ha dicho, estaba “feliz”. Cumplió un ciclo, la Copa de Europa ha vuelto a su casa y el madridismo se fue, por segundo día consecutivo, feliz a dormir.