Silvia Idalia Serrano (34 años) llegó prácticamente muerta a la UCI del hospital de La Paz de Madrid. Es más, “puede fallecer en cualquier momento”, asegura un familiar cercano en conversación con este periódico. Todo fue a raíz de una triple operación de cirugía estética y las complicaciones que vinieron después. Hicieron falta tres visitas a la consulta de un hospital de día de Madrid donde CEME gestiona las urgencias postoperatorias para que le hicieran caso. Ahora está en la UCI con un coma inducido y un pronóstico crítico. “Estamos todos agotados, entristecidos, frustrados y hechos polvo”, afirma su familiar.
La operación tuvo lugar el 29 de abril en la Clínica VOT de Madrid, uno de los centros donde realiza las operaciones clínica CEME. Al día siguiente de la intervención -de reducción de pecho, liposucción y transferencia a glúteos- Silvia recibió el alta pese a que sufría fuertes dolores y había pasado una noche muy dura. El gotero por el que se le tendrían que haber suministrado los antibióticos y analgésicos estaba obstruido.
Pese a esto, fue enviada a casa con total normalidad. Durante los seis días siguientes, Silvia contacta en múltiples ocasiones con la clínica y les relata que tiene fuertes dolores, fiebre, mareos, vómitos y desmayos. La clínica insiste en que eso entra dentro de la normalidad.
"No sabemos qué pudo haber pasado durante la operación, lo que sí sabemos es que ha habido un mal seguimiento postoperatorio y que desde CEME no nos quieren dar el historial clínico cuando en estos casos están obligados a darlo" apunta un familiar
El miércoles 4 de mayo, sumida en terribles dolores, Silvia y su pareja, Daniel, acudieron al hospital de día donde trabaja CEME. Allí, aseguran que no hay motivo para preocuparse y que los dolores, vómitos, mareos y fiebre entraban dentro de la normalidad. “En la primera visita no le hicieron ninguna prueba ni nada”.
El jueves 5, llegó la segunda visita, donde le realizaron unos análisis que presuntamente no arrojaron ningún dato fuera de lo normal, más allá de la hemoglobina algo baja. De nuevo, de vuelta a casa, con la recomendación de comer y tomar bebidas azucaradas. Fue ya en la tercera cuando le hicieron un electrocardiograma y vieron que algo no funcionaba como debía. Lo siguiente fue pedir una ambulancia del Samur que trasladó a Silvia muy grave hasta La Paz.
“Ella sigue super grave. Dentro de la gravedad se mantiene estable, pero sigue estando en la UCI. Tiene un fallo multiorgánico y sus órganos vitales están conectados a máquinas. Ella está intubada y la están sometiendo a una serie de cirugías de limpieza. están cortando tejido necrótico y purulento. La parte de la operación, es decir, abdomen, flancos y glúteos estaba totalmente podrido y lo han tenido que ir cortando poco a poco. Son operaciones muy delicadas”, explica la familia.
“Ya se ha sometido a varias operaciones y sigue muy grave. Los médicos no nos dan muchas esperanzas, pero tampoco nos dicen que va a morir dentro de una hora. Pero sí que puede fallecer en cualquier momento”.
“Presunta mala praxis médica”
La clave de este caso es determinar si existe una negligencia médica como tal y, de ser así, saber dónde se ha producido. “Posiblemente si esto se hubiera detectado a tiempo se podría haber evitado”, afirma la familia. Por su parte, el abogado de la misma, no tiene dudas: “Es un asunto de mala praxis médica, claramente. No solo por el resultado, que es horroroso, sino por la actitud que han tenido en este centro médico”, afirma Francesc Jufresa, letrado especialista en este tipo de negligencias.
Por su parte, al cierre de esta edición, la clínica CEME no ha respondido a las peticiones de información de este periódico. “Su línea de defensa es que se infectó a posteriori y que ellos lo han hecho todo bien”, prosigue el familiar. “Si lo han hecho todo bien, ¿por qué no nos dan el historial clínico? ¿Por qué se escudan en la ley de protección de datos cuando la ley dice que si la paciente está en coma se lo tienen que dar a la familia? ¿Qué quieren ocultar? ¿Por qué no le hicieron pruebas desde el primer día para averiguar por qué tenía dolores tan fuertes, fiebre, mareos y vómitos?”.
Este caso recuerda peligrosamente al de Sara, la joven que falleció tras pasar 29 días en la UCI del Hospital Santa Lucía de Cartagena. Todo sucedió tras someterse a una lipoescultura que los médicos calificaron de “carnicería”. Según el médico que la atendió, salió del quirófano con lesiones propias "de una reyerta con arma blanca". “No son dos casos aislados los de Sara y Silvia Idalia”, asegura su familiar.
El Defensor del Paciente comparte esta opinión y por eso ha mandado una carta abierta al presidente del Gobierno para que tome cartas en estos casos. “La noticia que le adjuntamos no es nueva y se sigue sin hacer nada”, afirma la misiva. “De no hacerlo serán corresponsables ya que son muchas y variadas veces las que llevamos pidiendo en un desierto, desde hace muchos años y estamos cansados de que miren todos para otro lado”.