De Sabiñánigo a Silicon Valley. De pasear por la Puerta del Pirineo, como popularmente se le conoce a la localidad oscense, a surfear con Mark Zuckerberg en las cristalinas aguas californianas. Del pueblo a la Forbes. Aunque puede parecer la sinopsis de una película americana sobre la meritocracia, Javier Oliván, un aragonés de 44 años, lleva varios días acaparando titulares en las principales cabeceras internacionales tras haber sido nombrado el COO de Meta Platforms, Inc., la compañía de Mark Zuckerberg propietaria de algunas de las mayores redes sociales del mundo, como WhatsApp, Facebook o Instagram.
El COO (Chief Operating Officer; en español, director de operaciones), es la figura encargada de gestionar los sistemas de creación y supervisión de los productos de una compañía. De hecho, en el mundo de la empresa se considera que el COO es no solo la mano derecha del CEO, el director general, sino el puesto con el que un ejecutivo entrena antes de convertirse en el máximo responsable de una empresa. Esto convertiría a Oliván en el comandante general del todopoderoso Mark Zuckerberg.
Sin embargo, ¿quién es este sabiñaniguense que viene a suceder a la anterior COO, la mediática Sheryl Sandberg? Poco se sabe de este ejecutivo de perfil bajo, menos aún de sus orígenes.
Aunque Oliván no ocupará oficialmente el puesto de COO, pues, según el propio CEO de la compañía, Sandberg sería “insustituible”, multitud de medios, entre ellos Business Insider, han apuntado que el de oscense no solo va a asumir sus funciones, sino que ya llevaría “cierto tiempo” realizándolas. El de Sabiñánigo es, desde hace al menos varios meses, el número dos de Meta.
Javier Oliván entró en Facebook hace ya quince años, cuando se encontraba estudiando un máster de administración de empresas en la Universidad de Standford. De orígenes clasemediaros, Oliván estudió ingeniería informática en la Universidad Politécnica de Madrid.
Tras acabar su licenciatura en Madrid, consiguió una beca de la Fundación Rafael del Pino para estudiar en Estados Unidos, donde se iría no sin antes pasar por Munich, ciudad alemana en la que estuvo un año de Erasmus y donde conoció a su mujer, con la que está casado y tiene dos hijos.
No es la primera vez que Oliván hace historia dentro de la compañía, pues cuando consiguió entrar hace quince años, se convirtió en el primer empleado no norteamericano en trabajar para Zuckerberg.
Facebook en castellano
Según cuentan varias personas cercanas a su entorno, Javier consiguió entrar en TheFacebook Inc, como por aquel entonces se llamaba Meta, tras encontrarse con Mark Zuckerberg en los pasillos de Standford. En la breve charla que tuvieron, Oliván convencería a Mark para sacar una versión de la red social en castellano. Pocas semanas después, el de Palo Alto lo llamaría para convertirlo en el responsable de crecimiento internacional de la compañía.
De hecho, estas mismas personas aseguran que la relación de Oliván con Zuckerberg es mucho más que profesional: según relatan, los programadores serían, además de buenos amigos, compañeros inseparables de surf, deporte del que el oscense se habría enamorado en una piscina de olas artificiales en Munich.
La vida privada del subcomandante de Meta es desconocida y está envuelta por una legendaria nube de privacidad y secretismo. A diferencia de su antecesora, Sheryl Sandberg, que mantiene perfiles en redes sociales con millones de seguidores, el español solo tiene una cuenta corporativa en Facebook. De hecho, hace unas semanas mantenía una cuenta privada en Instagram con menos de veinte seguidores, la cual, curiosamente, desapareció un par de días antes de que se anunciara la salida de Sandberg de la compañía.
Sabiñánigo, el pueblo que le vio nacer, crecer y aficionarse a los sistemas, está orgulloso de su nombramiento. “¡Es algo muy bueno!”, asegura alguien al otro lado del teléfono de la asociación cultural Amigos de Serrablo. Sin embargo, es tal la seguridad y privacidad que el segundo de Facebook quiere mantener (quien sabe si por órdenes directas de la compañía), que los familiares y amigos de Javier, con los que ha intentado ponerse en contacto EL ESPAÑOL, “no pueden” hacer ninguna declaración a la prensa.
Javier Oliván es hijo de Florian y María Pilar, una profesora, ya jubilada, del IES Biello Aragón, un instituto público de Sabiñánigo, una localidad de 9.000 habitantes en la provincia de Huesca, Aragón, conocida por estar muy cerca de las faldas del Pirineo.
“Son una familia normal. Clase media, ya sabes”, asegura, conversación telefónica mediante, una peluquera del pueblo. “No se los ve mucho por la calle. Son muy discretos. Supongo que es por el hijo, que trabaja donde trabaja…”.
Aunque todo el mundo en Sabiñánigo conoce a los Oliván, pocos pueden hablar sobre ellos. El regente de un local de restauración del centro lo deja claro: “yo creo que ni siquiera la familia sabe exactamente a que se dedica al hijo. No digo que haga nada malo, eh, es solo que no podrá contar nada por lo de los espionajes y esas cosas”.
Javier Oliván es un tipo callado, discreto, alto y delgado que habla cinco idiomas. Otra persona de su entorno lo describe como alguien tremendamente inteligente: “no era un chico muy popular, pero tenía su pandilla de amigos. Le gustaban mucho los videojuegos. Era tímido, muy listo y un chico echao palante. De esas personas tan calladas que parecen tontas, pero en verdad son muy listas”.
De hecho, este conocido suyo acierta, pues en el año 2007 montó su propia compañía, Nosuni, una red social caída en el olvido y la quiebra que, al puro estilo Tuenti, firma española que sí consiguió triunfar, pretendía ser una plataforma que fomentase las relaciones entre los estudiantes de una misma universidad. Irónicamente, esa misma idea fue la que consiguió desarrollar, esta vez con éxito, un programador de la Universidad de Harvard, un tal Mark Zuckerberg. La red social, por supuesto, es Facebook.
Hoy en día, Oliván apenas pisa su pueblo. “Creo que viene una vez al año”, relata a este periódico un tendero de Sabiñánigo que asegura tener un trato cordial con él. “Es lo que tiene ganar tanto dinero, ¿no? Que no tienes tiempo para disfrutarlo con los tuyos”.
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