El rostro angelical de Rayan y su mirada ingenua, la propia de un crío de 11 años, es la imagen de otra vida inocente que se cobran las mafias que se lucran con el tráfico de seres humanos. Este niño argelino, junto a su madre, Warda, y sus dos hermanos, de 4 y 8 años, se subieron a una patera de fibra, para zarpar la medianoche del miércoles desde Orán. Un motor Suzuki de 140 caballos de potencia debía trasladar a 17 tripulantes a la playa de San Juan de los Terreros, en el municipio almeriense de Pulpí, pero la patera naufragó, provocando una tragedia marcada por la muerte del pequeño Rayan y de otros tres adultos.
Esta es la información que EL ESPAÑOL ha podido recabar de un familiar de Warda y del Centro Internacional para la Identificación de Migrantes Desaparecidos (Cipimd), sobre el peor naufragio ocurrido frente a las costas de la Región de Murcia desde que siete inmigrantes perdieron la vida, el sábado 27 de marzo de 2021, en la playa de Percheles en Mazarrón. Todo ello, después de que zozobrase una embarcación en la que viajaban 14 personas que habían zarpado desde Mostaganem.
Entre aquella tragedia del 21 de marzo de 2021 y esta del 8 de junio de 2022, vuelven a haber similitudes: las dos pateras zarparon desde las costas de Argelia; el número de tripulantes sobrepasaba tanto la potencia del motor como la capacidad de la embarcación; los pateristas lograron sobrevivir al naufragio y entre los fallecidos había niños. En la primavera del año pasado murió Aya, de 9 añitos, junto a su madre, Mansouria, de 29 años.
Esta vez, el drama de la inmigración ilegal lleva el nombre de un niño: Rayan, que en árabe significa 'bonito'. Entre una muerte y otra han pasado un año, dos meses y 18 días sin que ninguna administración ataje la actividad de las mafias que sacan pingües beneficios con los 'taxis-patera', donde sus tripulantes se juegan la vida llegando a pagar 2.500 euros por una plaza en un viaje sin garantías. Parece que las vidas de estos dos niños no importan a los partidos políticos más allá de un tuit de condolencias.
Este chiquillo, de 11 años, perdió la vida tras el naufragio de la embarcación en la que viajaba junto a su madre y sus dos hermanos. "En las redes sociales de Argelia circula que la patera sufrió un incendio y luego registró una explosión", tal y como detalla Francisco José Clemente, delegado en Almería de la ONG Cipimd. "Esa versión es posible porque todavía no se ha encontrado la embarcación y a veces los tripulantes van fumando, a pesar de que la embarcación lleva garrafas de gasolina".
Lo que está claro es que a las seis de la madrugada de este miércoles, un total de 17 ciudadanos de Orán, Argel y Tipasa, quedaron a la deriva en altamar, con poca visibilidad, a 25 millas de Cabo Cope, al sureste de la costa de Águilas. Warda peleó -con la ayuda de otros compatriotas- por mantener a flote a sus tres hijos: dos niños, de 11 y 8 años, y una niña, de 4 años. Es inenarrable la angustia que padecieron mientras el frío hacía mella en sus cuerpos y eran conscientes de que podían morir ahogados.
Uno de los tripulantes fue rescatado por el buque mercante Express Vesubio que estaba cubriendo una ruta entre Tánger y Valencia. El relato de este argelino permitió que Salvamento Marítimo movilizase la embarcación Draco y el helicóptero Helimer 203. De los 17 tripulantes pudieron localizar a 16 con un parte de víctimas terrorífico: cuatro fallecidos.
Los momentos de mayor dolor se vivieron en el Helimer 203 donde volaban nueve personas hacia Almería. Warda vio morir a uno de sus tres hijos: Rayan. Las fuerzas le fallaron al mayor de los tres hermanos y no pudo superar los síntomas de una hipotermia, a pesar de los esfuerzos del personal de Salvamento Marítimo. En ese mismo helicóptero viajaba el paterista.
Nada más tomar tierra en la ciudad almeriense, los dos hijos de Warda, una niña, de 4 años, y un niño, de 8 años, fueron atendidos de hipotermia en el Servicio de Urgencias del Hospital Torrecárdenas. "He podido hablar con ella por videoconferencia y me dice que los niños ya están bien", tal y como confirma Souhila, tía de Warda, afincada en Alicante. De hecho, los menores ya han recibido el alta hospitalaria.
"Es una pena lo que le ha pasado a Rayan", añade acto seguido Souhila, en conversación con EL ESPAÑOL, tratando de no romper a llorar. Esta es la realidad que se repite como un círculo vicioso, cada verano, en las costas españolas. Valgan como botón de muestra los 4.000 inmigrantes que atendió Cruz Roja solo en la Región de Murcia en 2021. Y la próxima temporada estival no vaticina nada bueno tras la ruptura de relaciones comerciales entre España y Argelia, ya que informes del CNI apuntan a que puede haber un repunte en la llegada de pateras procedentes de las costas argelinas.
"Mi sobrina iba a venir a Alicante con sus tres hijos", según explica Souhila. "Pensábamos que iba a comprar un visado para traerse a los niños, no nos imaginábamos que iba a subirse en una patera en Orán", prosigue con tristeza, por el luctuoso final que ha tenido el viaje en altamar de Warda: una madre que solo buscaba un futuro mejor para sus chiquillos en España. "El padre reside en París y creemos que ya se ha desplazado a Almería para reunirse con ellos".
De los 17 tripulantes de la patera que naufragó este miércoles, frente a Cabo Cope, todavía sigue sin ser localizada una persona. Desde la Delegación del Gobierno en Murcia han confirmado que "es muy difícil" encontrar con vida a este argelino. De forma que lo más probable es que la cifra de víctimas mortales se eleve de cuatro a cinco en cuesión de horas, días o semanas -incluso puede que el cuerpo no sea recuperado-.
En cuanto se produjo el naufragio, la Brigada Provincial de Extranjería y Fronteras se puso a investigar lo sucedido entrevistándose con los doce supervivientes. Nueve habían sido evacuados en el helicóptero Helimer 203 hasta el Centro de Atención Temporal a Extranjeros de Almería (CATE) y otros tres fueron trasladados a la dársena de Escombreras en el Puerto de Cartagena, a bordo de la embarcación Draco.
La rápida y meritoria investigación de la Policía Nacional ha permitido identificar al paterista en Almería y a un ayudante en Cartagena. Este viernes, los dos han sido trasladados a los juzgados de la ciudad portuaria para ser interrogados sobre las causas del naufragio de la patera.
El titular del Juzgado de Instrucción número 5 de Cartagena los ha enviado a prisión por cuatro homicidios imprudentes y delitos contra los derechos de los ciudadanos extranjeros. Otro paralelismo con la tragedia que se vivió la primavera pasada en Mazarrón, cuando murieron siete argelinos en una patera: su 'patrón', Abdelkader, ingresó en prisión y este martes fue juzgado y condenando a pasar cinco años a la sombra por un delito contra los derechos de los ciudadanos extranjeros y siete delitos de homicidio imprudente.