El hallazgo de tres cadáveres tiroteados en un piso de la calle Serrano de Madrid sorprendió por igual a policías y vecinos, pero no a los familiares de las víctimas. En el salón yacían una mujer de 70 años y un hombre de 53; ella era una amiga que se quedaba a dormir de vez en cuando, él, Fernando González de Castejón, El Marqués. En la cocina estaba la tercera muerta, Gemma Jiménez (44), esposa del aristócrata, con un disparo en la cabeza. Lo que en un primer momento parecía un ajuste de cuentas ha terminado por ser una profecía autocumplida de violencia machista.
El historial del noble -grande de España, conde de Atarés y marqués de Perijá- con la justicia siempre ha estado relacionado con las mujeres, en concreto con aquellas a las que maltrataba. En 2009 fue denunciado por maltratar a su hermana y su madre y se le impuso una orden de alejamiento. Años más tarde, en 2018, la Policía actuó de oficio y lo detuvo por malos tratos a Gemma, la mujer a la que acabó matando, pero ella retiró la denuncia y volvieron a convivir. En la actualidad no tenía ninguna medida cautelar.
Su comportamiento, no obstante, no cambió con el paso del tiempo. Era conocido por el vecindario que Fernando era un hombre complicado, dado a las iras repentinas y a comportamientos estrafalarios y violentos tanto en el ámbito familiar como con el resto de residentes del bloque. Al caer la noche era frecuente encontrarlo en el patio del edificio, escopeta de caza en mano, disparando perdigones a bidones y cuadros con diana.
[El marqués Fernando González mata a su mujer, a una amiga y se suicida en el crimen de Serrano]
La Policía Nacional, que investiga el caso como un crimen machista, cree que fue el hombre quién mató a tiros a su mujer, luego a la mujer de 70 años y por último se suicidó con la misma pistola de nueve milímetros que encontraron tirada a sus pies. Es sólo una de la vasta colección de armas que el marqués guardaba en su casa, así como fotografías de simbología nazi y fascista. Los vecinos le recuerdan, como ya adelantó este periódico, cantando el Cara el Sol, ondeando una bandera franquista y amenazando al resto de residentes. La pareja tiene una hija de 10 años.
Gema, cuentan en el bloque, vivía asustada. Cuentan que llegó a casa de noche, después de visitar a su hija en París -estaba de viaje con la familia de una amiga-, y lo habría hecho acompañada de su amiga precisamente porque temía una reacción violenta de su marido, siempre según el relato de los vecinos.
Fernando González de Castejón era relativamente conocido por su paso por los medios en 2015, cuando explicó su situación con Banco Madrid, donde tenía atrapados 740.000 euros. Hace dos años, durante el confinamiento, fue uno de los cabecillas de las caceroladas en el barrio de Salamanca contra las políticas restrictivas del covid propulsadas por el Gobierno de España.
La investigación
La tesis que ha cobrado más fuerza en las últimas horas es que el suicidio se produjo el lunes por la mañana y el doble homicidio la noche anterior, cuando varios vecinos advirtieron fuertes ruidos en el piso 1ºC que compartía la pareja. “Como si estuvieran tirando muebles”, comentaron en declaraciones a EL ESPAÑOL. Pero nadie llamó a la Policía.
No fue hasta la mañana siguiente que el portero del inmueble vio algo extraño. Estaba de ruta por el patio interior en el que Fernando practicaba con la escopeta y vio, a la altura del primer piso, lo que parecía ser un cuerpo tendido en el suelo de la cocina. Los agentes entraron en el edificio al filo de las 10.00 horas del lunes, armados con escudos protectores y tirando la puerta abajo. Una vez dentro, comprobaron que las tres personas estaban muertas.
En una de las habitaciones había una vitrina con varias armas de fuego, municiones y silenciadores, entre ellas varias escopetas. En la actualidad se está investigando si el marqués tenía licencia para tenerlas ahí, aunque varios vecinos aseguran que era un cazador habitual. El Grupo V de Homicidios se encarga de la investigación de los hechos, que sigue abierta.