En noviembre de 2021, Ana Rosa Quintana anunciaba en su espacio de Telecinco que tenía cáncer de mama y que dejaría, temporalmente, de presentar El programa de Ana Rosa para recuperarse de la enfermedad. “Hoy me quiero despedir por una temporada, espero que no sea muy larga. Me han encontrado un carcinoma en una mama. Sé que me voy a curar. Afortunadamente está localizado y no hay metástasis, pero requiere un tratamiento intenso que me va a tener alejada de este plató, de estos compañeros, que también son mi familia”, anunció la presentadora.
En Mediaset se pusieron inmediatamente en marcha para buscar a la persona que debería llenar el hueco dejado por la madrileña, pero era tan grande que, al final, lo hicieron con tres presentadores de la casa: Patricia Pardo, Ana Terradillos y Joaquín Prat. Todos ellos con experiencia en estar al frente de programas y con el enorme reto de mantener a su fiel audiencia.
EL ESPAÑOL ha charlado con Pardo para comentar cómo ha sido esta temporada tan extraña del programa y, como encargada de informar sobre la actualidad, la presentadora también ha dado su opinión sobre las noticias más destacadas en nuestro país. La entrevista se realizó días antes de la reciente reaparición pública de Ana Rosa, en una fiesta realizada por su productora y en la que Pardo escoltó a Quintana.
[Ana Rosa Quintana, como nunca la vimos: fuerte, valiente y espléndida en su reaparición]
De reportera a presentadora
Patricia Pardo comenzó en El programa de Ana Rosa en 2010 realizando una sustitución de verano, donde hacía corazón, pero ya en la siguiente temporada propuso estar en actualidad y pasó a ser reportera en temporada. “No tenía miedo y aproveché la oportunidad porque era una sección muy exigente, se viajaba muchísimo, incluso los fines de semana, no había turnos de viajes como hay ahora, pero me apetecía prender”, recuerda.
–¿Qué balance hace de su temporada? Es difícil llenar el hueco de Ana Rosa…
–Terradillos, Prat y yo somos los tres mosqueteros, no estoy yo sola. Pero los primeros momentos sin Ana fueron muy duros, unas semanas muy exigentes y tristes porque notas el peso de la responsabilidad, la ausencia de Ana esos primeros días. Lo viví con mucho temor por la audiencia y porque el listón no puede estar más alto, para mí no existe nadie que esté por encima de Ana Rosa, sin lugar a dudas es la mejor. Fue una época bastante dura que viví con incertidumbre, con desasosiego, nerviosismo, pero luego, según fue avanzando la temporada, la audiencia respondió, nos respaldó para mostrarle su cariño a Ana Rosa. Al final lo hemos sacado adelante. Estamos orgullosos por el trabajo que hemos hecho, tanto nosotros como la gente de la redacción.
–¿Cuesta quitarse el pseudónimo de sustitutos?
–Ana Rosa no tiene sustituto posible. Entre otras cosas, nosotros trabajamos en su programa, no somos otro espacio de Telecinco, este tiene su esencia y su sello. Partiendo de esa base, nuestro papel es más complicado aún. Lo que intentamos es guardar el enorme hueco que deja siguiendo la esencia del programa con un equipo que lleva muchos años y está muy rodado. No hay sustitución posible.
–¿Cómo está Ana Rosa? ¿Habla con ella?
–La vi hace unas semanas por un cumpleaños y es que ella es un roble, tiene una fortaleza tremenda, la encontré muy vital y muy guapa. Siempre que la he visto estaba muy enérgica, con muchas ganas de volver, pero tiene una enfermedad complicada y nuestro programa es muy exigente. Es pronto para aventurar una fecha concreta. Ella lo que nos transmite es que está muy bien, que tiene muchísimas ganas de volver a su trabajo, y creo que será en septiembre. La gente nos pregunta por una fecha, pero no podemos saber con exactitud en qué momento podremos volver a verla en su mesa.
Lo más destacado de la actualidad
Desde que Ana Rosa dejó el programa por enfermedad hasta este final de temporada antes del verano el mundo ha cambiado mucho. La guerra en Ucrania ha influido directamente en una subida de precios. La gasolina, la luz… Y los españoles lo sufrimos. “Los de los precios es una bestialidad y lo percibimos todos. Siempre voy a hacer la compra con mis hijas y lo he notado al hacerla, como todo el mundo, y hay que tener especial cuidado”, reconoce la gallega.
Pardo comenta que en la gasolina lo ha notado menos a no ser una usuaria habitual del coche. Si bien antes vivía cerca de la sede de Mediaset en Las Tablas y podía ir caminando, ahora se ha ido a vivir un poco más lejos y necesita hacer un breve trayecto en su vehículo. Eso sí, destaca que “la calidad de vida está en vivir cerca del trabajo, sobre todo yo, que entro a las cinco de la mañana…”.
La luz es un tema más complicado de controlar, sobre todo si hay pequeños en casa, como le pasa a la presentadora: “Lo que más vigilo es el dedo de mi hija mayor con el aire acondicionado estos días, que se nota un montón. Es uno de los electrodomésticos con los que más cuidado hay que tener porque con el calor de la semana pasada, se va a ver en la factura de todos los hogares”.
–¿Le ha llegado a usted alguna factura desorbitada?
–Alguna ha llegado, incluso de repasar la tarifa y de preguntarle a mis compañeros, los redactores de En Portada que controlan muchísimo de estos temas, qué puedo hacer para rebajar la factura de la luz. Lo hemos explicado un millón de veces en el programa, pero es difícil de entender y de encontrar la tarifa que te convenga.
–¿Tiene a su alrededor a alguien con problemas económicos por este motivo?
–Mucha gente, varias personas cercanas que lo están pasando realmente mal con esto. Por ejemplo, padres del colegio que ahora, que se hacen los regalos a los profesores a final de curso, hay algunos que no pueden tener ese gasto y lo entendemos todos, que hay que apretarse el cinturón y no estamos para despilfarrar. También hay gente que se iba a gastar más en sus vacaciones o que iba a tener un detalle con sus seres queridos, y lo notan. Es doloroso y hay que pasarlo.
–¿Está indignada –usted también– como muchos españoles por la situación? ¿Tiene la culpa el Gobierno?
–Creo que todos estamos indignados por muchas cosas, pero, sobre todo, por las cuestiones que atañen al bolsillo. Es verdad que la ideología de cada uno es muy personal y no me voy a meter, pero hay cuestiones de base que tienen que ser derechos y que lo tienen que solucionar. No puede ser que se nos vaya el sueldo en la cesta de la compra o que haya personas que pasen frío en invierno.
Con el tema de la luz llevamos un año hablando de lo que está pasando y todavía no hemos conseguido controlar la factura, con lo cual, esas cuestiones minan mucho a la gente. En el programa nos gusta mucho escuchar casos prácticos para ver como la economía afecta al día a día de las personas. Me toca la moral estar denunciando una situación y escuchar testimonios que son escalofriantes por cuestiones que nuestros políticos no han resuelto. Es indignante y, como todo el mundo, me gustaría que se resolvieran.
–Lo cierto es que han perdido Andalucía, la crisis, se avecinan cambios… ¿Es el principio del final de Sánchez o resistirá, como acostumbra?
–Lo que nos han dicho las elecciones del pasado fin de semana en Andalucía es que el cambio está a la vuelta de la esquina. Fue histórico lo que pasó el domingo y, en clave nacional, deberíamos hacer una lectura de lo que está por venir. Alberto Núñez Feijóo es de mi tierra, es un gallego que ha demostrado estar a la altura, ser un buen gestor y que podría ser una opción, pero eso lo tendremos que decir los españoles cuando llegue el momento.
–¿Lo ve de presidente del Gobierno?
–Es un candidato potente.
- Este miércoles aprobaron una rebaja de la factura de la luz: ¿Es una medida populista?
Cada partido tiene sus estrategias y, desde luego, se trata de tocar y llegar a la gente donde más le duele y afecta. Que llega tarde, puede ser y, a lo mejor, oportunista, no lo sé, podría ser.
–Lo que sí da la sensación es que España va a tender (de nuevo) hacía mayorías absolutas. Con Ciudadanos en coma, la izquierda desmembrada… ¿Podemos y Ciudadanos fueron un espejismo?
–Fueron dos partidos que, en su momento, supusieron una esperanza para los españoles porque veníamos de una época muy complicada y todos confiamos, en un momento dado, en alguno de los dos partidos porque parecían una puerta abierta, una salida alternativa, aire fresco… han pasado los años y, al final, creo que por una mala gestión o por una toma de decisiones errónea, no han llegado a fructificar o a dar los resultados que todos pretendíamos. Puede ser que estemos volviendo al bipartidismo, que esté en el horizonte y pueda ser lo que toque ahora. Alternativas siempre hay, lo que pasa es que hay que ver lo que decide la gente.
–Cambiando de tercio. Esta misma semana, dos víctimas de violencia de género (la del marqués de Serrano y una en Sevilla). Falta mucho por hacer…
–Creo que falta mucho por hacer y que hasta ahora se han salvado muchísimas víctimas, pero deberíamos reflexionar porque las cifras de muerte, en mi opinión, deberían ser mucho más inferiores. Llevamos varios años con la Ley de Violencia de Género y es verdad que las partidas presupuestarias están ahí y se invierte dinero, pero, a lo mejor, habría que recapacitar, reflexionar y pensar en qué se está invirtiendo mal porque las cifras de los últimos años siguen siendo espeluznantes. A lo mejor no se está haciendo todo lo posible por ellas. Nosotros ponemos el foco en denunciar, pero de qué sirve hacerlo si luego no hay medidas para las mujeres, como la pulsera telemática o que nadie está para velar que se cumplan las órdenes de alejamiento. En fin, creo que hay cosas que se podrían hacer mejor y que no llegan. Hay que invertir más en educación o en medidas efectivas, pero algo tiene que cambiar.
–¿Ha fracasado Irene Montero en sus políticas para intentar parar la violencia de género?
–Lo que no me gusta de esas políticas es caer en el populismo, en las frases hechas… porque eso lo sabemos hacer todos. Es muy sencillo anunciar un eslogan para arropar a las mujeres, pero si realmente las cifras no te respaldan: ¿de qué te sirve el artificio y las frases? Para nada. Lo que no me gusta es ese momento en el que vemos a una política o un político en un atril, o cuando hay una muerta, el minuto de silencio con todos concentrados, no me sirven para nada. Para mí, las puestas en escena, no sirven, lo que sí lo hace son los resultados y, de momento y por desgracia, dejan mucho que desear.
De madrugón en madrugón
El programa de Ana Rosa comienza a las nueve de la mañana, pero varias horas antes, todo su equipo está en marcha preparando el directo con toda la actualidad del día preparada. Eso hace que Pardo tenga que levantarse muy temprano, sobre las cuatro de la mañana, para llegar a la sede de Mediaset a las cinco y tener todo listo para una nueva entrega del espacio de Telecinco.
–¿Cuál es su día a día?
–Me levanto de madrugada porque soy lenta, me tengo que duchar, preparar el desayuno, si puedo hacer ejercicio lo hago, tengo que dejarlo todo colocado… soy muy pesada, no soy práctica, soy organizada, pero me tomo mi tiempo. Cuando llego me preparo el programa, intento estar al día de toda la política y de corazón aunque no me toque hacer esas secciones, pero por lo que pueda suceder… En un directo pueden pasar muchas cosas.
Por la tarde empieza mi segunda jornada de trabajo, que estar con mis hijas. Ellas me acompañan a hacer la compra, la cena, los deberes, ir al parque, jugamos… También suelen surgir grabaciones de publicidad u otros compromisos y nunca se sabe. Antes las 22:30-23:00 horas no me acuesto así que duermo poco. Intento descansar los fines de semana, ir al gimnasio dos días con mi entrenador, que me machaca y me viene fenomenal para desconectar. Mi día a día es intenso.
–¿Cuál es su plan para este verano?
–Nos vamos a repartir el verano entra Ana Terradillos, Joaquín Prat y yo. Él estará todo julio porque se va de vacaciones en agosto, mientras que Ana y yo nos lo repartimos por quincenas, me voy la primera de julio y la última de agosto, hago la parte central del verano. Voy a tener la oportunidad de descansar, me voy a ir a Galicia para estar con la familia, que tengo muchas ganas.