El pueblo llano se conforma, simplemente, con pasear por la Quinta Avenida, subir al Rockefeller Center o salir a correr por Central Park. Pero hay unos pocos –que también pueden ser pueblo llano, por supuesto– que sueñan con algo más. Quizás con jugar en la NBA, o con ganar un anillo… o, salvando las distancias, con salir de Bodegas El Mesto, en Puertollano (Ciudad Real), con una botella de aceite cornicabra de El Castillo de Salvatierra, llegar a Nueva York como Paco Martínez Soria y ganar la medalla de oro por producir el mejor oro líquido del mundo.
La hazaña, en números, se mide rápidamente. El Castillo de Salvatierra compitió, allí, entre rascacielos, con otros 1.244 aceites de oliva de 28 países. Pues bien, su variedad cornicabra obtuvo la medalla de oro y la picual, la plata. Pero este no es el único premio que Bodegas el Mesto ha conseguido en este 2022. Recientemente, también ha obtenido 3 medallas de oro, tres de plata y una de broce en los concursos internacionales de Japón, Dubái y Londres.
“Todos se pueden comprar en El Corté Inglés y en diferentes tiendas gourmets, además de en la web”, reconoce Fernando Callejas, director comercial de Bodegas el Mesto en conversación con EL ESPAÑOL. En total, la botella de medio litro cornicabra cuesta 10,50 euros y las de picual y arbequina, 10 euros. “Eso sí, de la cornicabra donamos un euro para la Asociación Santa Agueda de Puertollano que va destinado a ayuda para el cáncer de mamá”, apunta Fernando.
El origen
Bodegas el Mesto se funda hace más de 50 años en Puertollano (Ciudad Real) y, hoy en día, el complejo (almazara, bodega y restaurante) es propiedad de cinco socios (José Carmona, Blas Tomás, los hermanos Antonio y Juan Luis Viñas y Martín Mora). Ellos son los que, dos años atrás, apuestan por comercializar –más allá de la garrafa de cinco litros– unas botellas pequeñitas de cosecha temprana, de medio litro, estéticamente muy logradas y con un diseño diferente y elegante, todas comercializadas bajo la marca de Castillo de Salvatierra –fortaleza medieval cuyos restos están ubicados en la finca Encomienda de sacristanía situada en Calzada de Calatrava–.
El secreto de este aceite –y de su reconocimiento internacional– lo guarda a buen recaudo Jonatan Fernández, maestro de la almazara. “Nosotros trabajamos tres variedades: arbequina, picual y cornicabra, esta última –la más premiada– autóctona de Castilla-La Mancha”, cuenta a EL ESPAÑOL.
— Pero, yendo a lo concreto, ¿qué puede encontrar el consumidor en este aceite?
— Destaca por un frutado medio-alto, con un amargo y un picante medio-alto que encajan a la perfección con la intensidad de los aromas. Normalmente se utiliza para aliñar platos, aunque depende del cocinero. Puede utilizarse para ensaladas y está bien, pero también para pastas, carnes, pescados o verduras. En cualquier caso, cada variedadd tiene sus propias características, siendo la cornicabra la que tiene notas más amargas y picantes, atributos característicos de los aceites de alto nivel.
Este aceite cornicabra, además de la medalla de oro en Nueva York, también ha sido galardonado en otros muchos certámenes. “Hemos concursado en Londres, Israel, Dubái… y en todos sitios hemos recibido buenas críticas”. De hecho, los aceites de El Castillo de Salvatierrra han obtenido 17 medallas en los últimos dos años. Con el cornicabra como líder absoluto. “Ha conseguido cuatro medallas de oro y un premio especial al mejor aceite en su variedad, figurando entre los cinco mejores aceites del mundo en el Japan Olive 2021”, explica Fernando Callejas a EL ESPAÑOL. Casi nada.