Carlos Moreno, el 'rey de la sandía' de Parla (Madrid): ha vendido 10.000 piezas a un euro en dos semanas
El comerciante ha llegado a un "acuerdo con los agricultores" para vender sandías a uno y tres euros porque están un 88% más caras que hace un año.
29 junio, 2022 03:35Nadie podía pensar que una de las frutas de verano más reconocidas en España se iba a convertir en un producto de lujo. Pero lo cierto es que ha llegado la época estival y es lo que ha pasado. El desabastecimiento del mercado y el retraso de las cosechas por las lluvias han provocado que las sandías y los melones que se cultivan en el sur de España lleguen a ofrecerse en los mercados de toda la Península por 10 y 6 euros, respectivamente. Lo que, a su vez, también ha provocado una caída de las ventas por motivos evidentes.
Con la excusa de que “todo está subiendo”, la inflación se dispara y acabamos notándolo en el día a día. Carlos Moreno (Fuenlabrada, 1964), un comerciante de Parla, decidió tomar partido en esta guerra de precios llegando a un acuerdo con los propios agricultores para vender la pieza de sandía de tres kilos a 1 euro y la de seis, a 3 euros: “En dos semanas habré vendido 10.000 sandías y melones”, cuenta el empresario en conversación telefónica con EL ESPAÑOL. Su intención era la de ayudar a la gente de a pie, y ya se ha ganado el título de el rey de la sandía: “Es que había familias que ni podían comer sandías y dije: “¿Esto cómo va a ser?” Voy a buscar yo la forma de que coma sandía todo dios”.
Y así ha sido. Carlos usaba su almacén a las afueras de la localidad madrileña de Parla para almacenar los productos que necesitaba para el bar del que también es dueño pero con esta iniciativa, ha encontrado la manera de convertirlo casi en un templo, cuya entrada se llena de colas cada día. No les ha hecho falta hacer publicidad, los madrileños ya lo conocen de otros negocios y se ha ido corriendo la voz hasta llegar a los medios. “La gente que me conoce sabe que yo no pienso en hacerme millonario con estas cosas. A mí me dan mucha pena y mucha lástima algunas cosas que veo, mi madre me parió y era igual: si hay que ayudar, hay que ayudar, y como tengo una herramienta para hacerlo, pues voy a hacer lo posible por conseguirlo”.
Aun así, estos días han estado totalmente desbordados por la cantidad de gente a la que han atendido, una situación que califica de “locura” para él, su mujer y su hijo, que se han puesto manos a la obra estos días para poder dar servicio a todo el que se ha pasado por allí. “Ayer estaba loco, ya no sabía lo que decía ni lo que hablaba, quería atenderlos a todos, pero no podía. Tenía cuatro o cinco cámaras de televisión y mucha gente mayor, que le tienes que tener mucho respeto. Hoy estoy más relajado y digo… ¿Pero, y el bien que estamos haciendo? ¿Qué el mundo luego se me echa encima? Pues muy bien”.
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"Gano 0,25 € por pieza"
Su exposición le ha llevado a recibir alguna crítica, que apuntaban a que Carlos podría estar vendiendo los desechos de las producciones que traen del campo o de llevarse más beneficio del que cuenta. El empresario nos reconoce que no quiere entrar en polémicas y que simplemente quiere ayudar a la gente ante una situación que califica de injusta. “Yo digo que ahí está la gente, que es la que tiene que hablar, la que manda y la que te puede sacar los colores cuando prueba el producto”, afirma a EL ESPAÑOL.
En la actualidad, las sandías están un 88% más caras que el pasado año y los melones, un 68%, pero lo cierto es que a los agricultores no se les está pagando más por sus productos. “Esto es muy sencillo, llamas al agricultor y llegas a un acuerdo. Es que encima ellos ganan más así. Está todo inflado, inflado… Entonces lo suyo es buscar al principio de la cadena, ganar un margen pequeño, que en mi caso son 25 céntimos por pieza, pero que si vendo 4.000 piezas al día… Pues mil euros no los gana todo el mundo en un día. Eso sí, currando mucho, ¿eh?”. Al final les compensa a todos.
¿No les va a compensar? “Encima no esperan a cobrar 30, 60 o 90 días, porque yo cobro lo que he vendido en el día, yo no trabajo con el dinero de ellos. Entonces hay que jugar: yo te vendo, pero tú me lo vendes al precio que realmente vale. Es que las cadenas de alimentación se están hinchando con todo y están ahogando a todo el mundo, y lo que no puede ser son esas personas mayores que tienen que dar de comer a sus hijos, que no les llega, y ante eso, no hay derecho. Y luego el transporte, que es normal lo que dicen, porque está subiendo el gasóleo y eso se tiene que pagar, pero al final con todo, a mí me supone 75 céntimos por pieza. No supone tanto, pero la gente tampoco quiere trabajar.
La expansión tras el éxito
Tras el éxito de sus ofertas, Carlos Moreno se quedó prácticamente sin mercancía en su almacén a finales de la semana pasada. No sólo ha estado vendiendo melones y sandías, también ha ofertado tomates, patatas o naranjas: “Hemos vendido los 15 kilos de naranjas a 8 euros, además de las buenas, de las de Valencia”. Ahora, cuenta a EL ESPAÑOL que se plantea cerrar un par de semanas el almacén para remodelarlo y poder vender otros productos. “Voy a empezar a traer otros productos para que la gente se dé cuenta y lo vea. Hemos traído jamón embuchado, loncheado, todo con su marca de sanidad… Y aun así, es que hay margen de sobra”.
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Durante cuatro años ha regentado 11 bares. Ahora mantiene, en la misma localidad, el que fue catalogado como “el más barato de Madrid”, donde ofrece 30 primeros, 30 segundos, bebida pan y café o postre por 7 euros. En las próximas semanas ofrecerá el mismo menú para llevar por 3,50 euros. “Lo bueno que tengo es que veo más allá de lo que va a pasar. No sé si es buena o no esta inflación, o es que se lo están llevando por otro lado, pero no es normal, esto tiene que bajar, así que voy a ir a saco, bajando todos los productos que pueda, y a beneficiar al fabricante, porque considero que es el que tiene mejor precio”.
Carlos tiene, además, otro negocio en mente que, según él, “va a dar una vuelta a todo el mercado” y cuyo objetivo será el que está llevando ya a cabo con estos negocios: el de beneficiar a toda la cadena de valor. “La gente se cree que está todo inventado y aquí hay muchas cosas por inventar. Lo que hay que hacer es trabajar, arrimamos el hombro todos y te digo que el país sale adelante. Pero hay que hacerlo así, no vale que unos sí lo hagan y otros, no”.