Los secretos de Lidia Torrent en First Dates: la 'camarera' que quiso ser criminóloga
La catalana siempre ha estado vinculada al mundo de la televisión por el trabajo de su madre, Elsa Anka. ‘First dates’ le dio la oportunidad de triunfar.
10 julio, 2022 01:40Lleva seis años recibiendo y sirviendo la comida a los comensales que acuden a First dates en busca del amor, pero Lidia Torrent siempre ha vivido el mundo de la televisión desde pequeña ya que su madre, Elsa Anka, triunfó a principios de los 90 en programas como 'Polvo de estrellas', 'El gran juego de la oca' o en sus participaciones en 'La isla de los famosos' o 'El desafío bajo cero'.
Este año anunció que sería madre junto a pareja, Jaime Astrain, exfutbolista y actual tertuliano de 'El chiringuito de jugones' en Mega junto a Josep Pedrerol. En octubre saldrá de cuentas y nacerá Elsa, la hija de ambos que llevará el nombre de su abuela materna.
EL ESPAÑOL visitó el plató del programa de Cuatro para que Torrent nos mostrara todos los rincones del restaurante más famoso de la televisión y, de paso, comentar su llegada a First dates y algunos detalles de su vida.
De azafata de congresos a camarera
En 2016, Lidia Torrent estaba trabajando como azafata de eventos en congresos en Barcelona cuando recibió una llamada que le iba a cambiar la vida: la posibilidad de hacer un casting para un programa de citas a ciegas. La catalana se cogió el puente aéreo a Madrid sin dudarlo. “Ya había trabajado previamente con la primera directora del programa y con Warner en un late night de Cuatro que se llamaba Pecadores y me avisaron para que me presentara. A los pocos días de hacer el casting me llamaron para decirme que me habían cogido”, recuerda.
Como las grabaciones eran de lunes a viernes, Torrent se trasladó a vivir a la capital para trabajar junto a Carlos Sobera, Matías Roure y las gemelas Marisa y Cristina Zapata en el restaurante del amor: “Nunca he sido nada miedosa para tomar decisiones importantes así que me lancé a la piscina y hasta hoy…”, reconoce.
— ¿Esperaba que llegara a superar los seis años de emisión cuando comenzaron?
— Cuando empiezas un proyecto, nunca sabes si funcionará o no. Debo a aprender a proyectar tanto en el futuro porque me hace muy impaciente, pero en esto no lo hice, esperé a ver qué pasaba. Y eso se ha convertido en seis años. De inicio nunca aposté por que fuese a tener este éxito, era una cosa diferente y esperé a ver qué pasaba. Nunca se augura un éxito, y menos como el que ha tenido First dates.
— ¿Cómo es su día a día?
— Grabamos de lunes a viernes, nos recogen por casa sobre las 8:30-9:00 horas de la mañana. Al llegar al plató pasamos por maquillaje y peluquería y, a las 11:00, empezamos con la reunión de escaleta donde nos dicen cuantas citas tenemos y los nombres de los comensales… pero no nos dan más datos porque todo lo que pasa aquí es improvisado incluso para nosotros. Les conocemos por primera vez cuando cruzan la puerta. Terminamos de grabar sobre las 15:30 horas y, como es falso directo, no hay cortes, no se retoma desde ningún punto y todo va del tirón.
— ¿La reconocen por la calle? ¿Qué le dicen?
— Sí, me hace gracia porque me dice mucha gente: “Yo la tele no la veo mucho, pero First Dates sí, y ceno contigo”. Lo chulo es que el abanico de edades de este programa es muy amplio, desde niños a personas muy mayores. Siempre me hablan con cariño del programa, me dicen que les entretiene mucho, que les hace reír, que les consuela al ver las edades de los participantes porque les hace sentirse a ellos que están estupendos (risas).
Una vida ligada a la TV
Torrent reconoce que, de pequeña, el mundo de la televisión no le llamaba mucho la atención, es más, pasó por esa fase que quería ser peluquera, maquilladora, veterinaria y astronauta, todo a la vez. Posteriormente estudió interpretación para intentar cumplir un sueño, el de ser actriz, pero lo tuvo que dejar para trabajar y pagarse la carrera de Criminología: “Me encantaba, pero quise ser un poco práctica y pensé: ¿me veo luego trabajando de esto? Así que me pasé a Publicidad, Marketing y RR.PP, que le veía más opciones”.
Al final, la vida da muchas vueltas y la catalana acabó trabajando en la televisión, lo que siempre vio desde pequeña: “He aprendido esta profesión viendo a mi madre trabajar. He estado en los platós acompañándola siempre. La he visto ensayar guiones y sí que es verdad que esa curiosidad me viene de ella. Es que muchas veces lo que aprendes en casa o lo quieres emular, o huyes de ello”, reconoce.
— ¿Usted la acompañaba a los programas y rodajes?
— Sí, la acompañaba por logística, cuando no me podía quedar con mis abuelos o lo que fuera. He pasado mucho tiempo entre bambalinas, pero no soy muy ‘hija de artista’, no me gusta nada ser el centro de atención ni cantar ni bailar, no he tenido esa vena artista desde pequeña. Recuerdo las primeras veces que mi madre ensayaba guiones y yo me quedaba un poco en shock y le preguntaba: “¿Mamá por qué hablas sola?”. Pensaba que estaba loca (risas).
— ¿Le decían algo en el colegio porque su madre salía en la televisión?
— Nunca he dicho que mi madre salía por la televisión, me daba muchísimo pudor. Si alguien sabía que mi madre era Elsa Anka era porque sus padres se lo habían dicho, pero nunca por mí. He sido muy discreta y he intentado siempre huir de lo de ser ‘hijo de’.
— ¿Cuáles son los mejores consejos que le dio al comenzar en esta profesión?
— A nivel profesional mi madre nunca interviene si no soy yo la que voy a preguntarle por algo en concreto. No es nada intrusiva, creo que confía mucho en mi autonomía personal para gestionar las cosas y siempre me ha dado total libertad para tomar mis propias decisiones y equivocarme o acertar.
— Es verdad que, a nivel personal, el mensaje que como madre siempre me ha transmitido es que aunque el trabajo hay que tomárselo en serio, también hay que disfrutarlo. Es que al principio sufría mucho por querer hacerlo todo perfecto y ella me insistía en que disfrutara.
— ¿Qué consejo le daría a la Lidia que comenzaba sus estudios de interpretación o Criminología?
— Que no fuera tan estricta con ella misma y que no se lo tomara todo tan en serio, que respirara, disfrutara y fuera consciente de que no pasa nada por equivocarse, que no está operando a corazón abierto. El ser tan exigente y tan poco benévola conmigo me ha hecho sufrir mucho a lo largo de mi vida.
Sí que iría a una cita a ciegas
Pese a que en sus primeros años en el programa de Cuatro Torrent era reticente a tener una cita a ciegas como las que vivían a diario los comensales de First dates, ahora sí que se atrevería: “Me parece una aventura chula porque, funcione o no funcione la cita, tienes una anécdota de por vida”, señala. Eso sí, reconoce que nunca ha acudido a una a ciegas ya que lleva fatal la incertidumbre: “Me gusta tenerlo todo controlado”. No obstante, después de verlo en el programa le parece muy emocionante lo que sucede y, si no tuviera pareja, quizás se animaría.
— Con la experiencia de seis años de programa, ¿ya tiene la intuición desde el primer momento de si una pareja va a funcionar o no?
— Si, ya tengo un poco de ojo clínico más que intuición de estas cosas. Cuando lo ves de cerca es bastante palpable en la comunicación no verbal, en cómo se hablan… todos nos hemos vuelto un poco expertos en detectar eso. Pero hay gente que parece que sí, y luego al final… usan mucho la excusa de la distancia, pero detrás se esconden otras cosas como que no le ha gustado físicamente, no había química… sirve de excusa cuando no quieres meterte en un marrón con el otro. Cuando dicen que no han tenido feeling, aunque es un poco ambiguo, es verdad, todos sentimos si hemos tenido atracción o no. No me parece una excusa del todo porque somos seres sensitivos y a veces pasan cosas.
— A este restaurante acude gente muy peculiar, ¿destacaría a alguien que le haya llamado especialmente la atención?
— Cuando me dicen que viene gente muy rara, creo que todos tendemos a recordar la gente más peculiar y particular. Dicen que son actores y no, la gente viene de su casa como quiere y hace aquí lo que le apetece porque en este programa ni hay guion ni nada que esté pactado previamente.
— Recuerdo muchas historias de superación, gente luchadora que ha pasado por situaciones muy fastidiadas, eso sí que me ha marcado. Tuvimos un chico que nos contó que se cumplían cuatro años del fallecimiento de su padre el mismo día que vino al programa y, gracias a nosotros, le había cambiado el sabor de boca de ese día en concreto. También me acuerdo de otro chico que era un poco novato y dijo que había buscado preguntas para primeras citas en Google. ¿De gente más rara o particular? Todos tenemos presente a Platania, es un referente de este programa, siempre la nombramos.
— Es cierto que se comenta mucho que en ocasiones las edades de los comensales de First Dates no concuerdan con la edad que aparentan. ¿Son reales?
— Sí, sí, las edades que aparecen son completamente reales. Al cogerles los billetes de avión y hacerles la ficha del programa les pedimos el DNI y comprobamos los datos, por lo que colárnosla es muy difícil. La televisión es muy traicionera, no siempre favorece, de hecho tanto a Carlos Sobera como a mí nos suelen decir que en persona parecemos más jóvenes y más delgados (risas).
Un mundo aparte por la pandemia
El coronavirus cambió el paso a los rodajes de series y programas de televisión en todo el mundo, pero en First dates supieron adaptarse a las circunstancias para seguir grabando entregas. “Este plató ha sido un micro mundo en el que podía seguir pasando lo que siempre ha pasado, que tú conoces a alguien en las distancias cortas, todo súper revisado porque nos hacemos test de antígenos todos los días”, explica Torrent. Los que sí pudieron comprobar de primera mano la camarera y sus compañeros es que la gente era más reticente a darse dos besos al saludarse, pero en general, con todas las precauciones habidas y por haber, todo parecía que era normal y “que lo que pasaba fuera de nuestras paredes era una película distinta. Aquí han seguido fluyendo las cosas y, si se gustaban, entraban en pormenores”, comenta.
— ¿Qué balance hace de su experiencia en First dates?
— Este programa ha sido y sigue siendo como un máster de vida y de amor porque aprendo mucho aquí. Es chulo descubrir los mundos interiores de la gente que viene invitada, que es valiente y juega con la incertidumbre de conocer a alguien sin saber quién es.
— ¿Cómo lleva estar tantas horas de pie aquí embarazada?
— De momento estoy bien, tengo energía y el cuerpo me ayuda a llevarlo.