Los radares móviles, los helicópteros de vigilancia o los vehículos colocados en el arcén de la carretera para vigilar los desplazamientos ya son todo un habitual en las jornadas de 'Operación Salida' en nuestro país. Sin embargo, las medidas de Tráfico para evitar la siniestralidad en las vías va a más y, en esta ocasión, lo hace con la incorporación de motos camufladas.
En jornadas de fin de semana, en las que el número de desplazamientos se ve incrementado, hasta un total de 34 motos camufladas podrían estar presentes en las carreteras españolas para controlar las infracciones de los conductores. A pesar de que en un principio estos vehículos de Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil se han incorporado como una prueba piloto, su presencia en las principales vías de nuestro país podría convertirse en algo habitual.
El objetivo principal de estos vehículos camuflados es vigilar y controlar aquellas carreteras y puntos con mayor siniestralidad de motoristas y poder reducir el número de accidentes. Así lo explicaba la DGT a través de un comunicado en el que afirmaba también que estas motos efectuarán sus labores durante los fines de semana.
Sin embargo, no serán los agentes que las conduzcan los encargados de interponer las denuncias. Su principal función será avisar a la patrulla más cercana para que sea esta la que proceda a detener al conductor que haya cometido una infracción. Las infracciones que perseguirán serán aquellas que, por lo general, provocan mayores accidentes en la carretera. Por ello, los agentes que conduzcan estas motos controlarán el uso del teléfono móvil, los excesos de velocidad o no llevar el cinturón de seguridad, lo que conlleva sanciones de 200 euros y la pérdida de cuatro puntos de carné.
Pero no solo controlarán este tipo de infracciones. También vigilarán el consumo de drogas y alcohol a través de los equipos que incorporan en los vehículos para detectar el consumo de estas sustancias. En el caso de que detecten algún conductor con síntomas de embriaguez, tendrán la potestad de solicitar la presencia de otro equipo que proceda a someter a los conductores a las pruebas que sean necesarias.
En el caso de dar positivo en drogas, el conductor se enfrenta a multas de hasta 1.000 euros y la retirada de seis puntos del carné de conducir. Asimismo, en función de la tasa, las sanciones por consumo de alcohol varían entre los 500 y los 1.000 euros y la pérdida de cuatro puntos.
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