Andreu Piqueras era un joven empresario valenciano cuando el PP se fijó en él en 2011 para dar un empujón a su lista electoral en Cullera (Valencia). Había trabajado en diversas discotecas de la zona y abierto sus primeros locales, pero hasta ese momento no se había interesado por la política.
Piqueras, muy conocido en su pueblo y en el sector del ocio valenciano, aceptó el ofrecimiento y ocupó el número 9 de la lista. El PP, que entonces dominaba el tablero político valenciano con Francisco Camps al frente, revalidó sin problemas su mayoría absoluta en Cullera. El empresario fue el único nuevo fichaje del partido.
El entonces alcalde, Ernesto Sanjuán, le nombró concejal de Fiestas, una de las áreas más destacadas del ayuntamiento por su influencia y visibilidad. Piqueras se convirtió en un valor al alza en el partido.
Su gestión fue muy aplaudida desde diversos ámbitos mucho antes de que irrumpiera en el sector de los festivales. Pero su paso por la política acabó en 2014 tras una imputación por una negligencia por la que finalmente resultó absuelto.
La Fiscalía pidió su interrogatorio y el del exalcalde por un incendio que originó el disparo de un castillo de fuegos artificiales en abril de ese año pese a estar en alerta máxima por riesgo de incendios forestales.
El fuego afectó a 3,2 hectáreas de montaña y se hallaron al menos seis puntos de inicio, todos ellos en una montaña propiedad del Ayuntamiento de Cullera.
La investigación confirmó que la actividad de lanzar el castillo pirotécnico no era autorizable y que se había declarado para ese día el nivel 3 de preemergencia por riesgo extremo de incendios forestales, remitida por fax al Ayuntamiento y comunicada vía mensaje de móvil por el Centro de Emergencias.
Varias familias del barrio de Sant Antoni de Cullera tuvieron que abandonar sus viviendas. No era la primera vez que ocurría pues un año antes, en 2013, ya se había producido otro incendio, aunque de menor extensión y consecuencias.
El fuego quemó gran parte de la ladera sur de la subida al castillo de Cullera y quedó "a escasos metros" de las viviendas. El ayuntamiento aseguró entonces que el suceso fue solo un "susto".
Piqueras presentó su dimisión unas semanas después de su imputación argumentando motivos personales y el exalcalde se mantuvo en el cargo hasta las elecciones de 2015.
Finalmente, en 2016, Sanjuán asumió toda la responsabilidad y aceptó una pena de 1 un año y 9 meses de prisión a cambio de que quedara suspendida para no entrar en la cárcel. El acuerdo permitió a Piqueras salir indemne del proceso y la Fiscalía pidió el archivo de su imputación.
Un "mazazo"
Ahora, el futuro del empresario emergente del sector de los festivales en España volverá a estar pendiente de los tribunales 8 años después del incendio del Castillo de Cullera, esta vez por el accidente en el festival Medusa.
El desprendimiento de parte de diversos elementos de la estructura del escenario principal y de la entrada, provocada por repentinas ráfagas de un denominado "reventón cálido", causó la madrugada de este sábado decenas de heridos -varios de ellos de gravedad- y la muerte de un joven de 22 años. Fue "un accidente desgraciado, inesperado e inevitable", según manifestó con rotundidad la organización.
"Esto ha sido un mazazo muy duro para él y no deja de llorar desde el sábado", manifestaron este martes desde el entorno del empresario a EL ESPAÑOL.
Piqueras sigue guardando silencio a la espera del avance de la investigación y fuentes de la organización recordaron que su primera imputación fue archivada.
Ahora, el titular del Juzgado de Primera Instancia de Instrucción Número 4 de Sueca ha abierto diligencias previas para investigar los hechos, solicitar los informes periciales correspondientes y acordar las primeras pruebas.
Las primeras denuncias de los heridos ya han llegado al juzgado y el juez ha pedido información a Aemet por los fenómenos meteorológicos que se produjeron en Cullera y que provocaron la tragedia del Medusa.
El juzgado determinará si hubo negligencia y todo apunta a que los interrogatorios no comenzarán hasta que la Guardia Civil finalice su primer informe. Hasta 40 personas necesitaron atención médica. De ellas, 32 fueron trasladadas a hospitales de Alzira (La Ribera) y Valencia (La Fe y Clínico), según la Conselleria de Sanidad. La mayoría han sido dados de alta.
"Somos los principales interesados en dilucidar lo sucedido, dar respuesta a los perjudicados y depurar responsabilidades si las hubiere", ha insistido el equipo de Piqueras en un nuevo comunicado emitido en las últimas horas.
La empresa sigue insistiendo en que en ningún momento se preveía un fenómeno de estas características en Cullera y ponen en valor la rápida evacuación y sin incidentes del recinto: 50.000 personas en 40 minutos a las cuatro de la mañana.
Viveros, otro precedente
No es la primera vez que se registra una tragedia con resultado mortal en un festival en Valencia.
En julio de 2017, un trabajador falleció a causa de un accidente laboral sufrido cuando participaba en los trabajos de montaje e instalación de las gradas para los conciertos de Viveros de Valencia, un evento que organiza el ayuntamiento y un grupo de empresarios del sector del ocio valenciano.
El concejal de Compromís, Pere Fuset, se enfrenta a una petición de cinco años de cárcel por homicidio imprudente y un supuesto delito contra los trabajadores. Fuset ha negado cualquier responsabilidad en el siniestro y ha subrayado que siguió en todo momento el criterio de los técnicos.
Sin embargo, el juicio se celebrará en los próximos meses después de que la Audiencia de Valencia concluyera que se impuso "por el concejal la aceptación de la instalación de las gradas a toda prisa, pero ni el concejal recurrente ni ninguna otra instancia del ayuntamiento exigieron que aportaran el estudio de seguridad y salud para el montaje de las obras, del que no se disponía".
El trabajador fallecido y su compañero llegó al lugar de trabajo el día 27 de junio de 2017 a las nueve de la mañana. Ambos estuvieron esperando toda la mañana y empezaron con el montaje a las cuatro de la tarde, según consta en el sumario.
Ese día, la Conselleria de Sanidad activó las alertas por calor extremo en la ciudad y en la comarca de l'Horta, con temperaturas que podían llegar a los 41 grados por el viento de poniente.
El atestado de la Policía Nacional recoge que la víctima mortal cayó como un péndulo hacia abajo desde una altura superior a los tres metros con resultado de muerte cerebral. Falleció siete días después, el 4 de julio, en el Hospital La Fe. El Ayuntamiento no informó del resultado final del accidente y los conciertos continuaron.