Ya hay fecha para la vuelta de José Enrique Abuín Gey, alias El Chicle, a su A Coruña natal. Será entre el 22 y el 24 de noviembre y se sentará en el banquillo de los acusados del Juzgado de Instrucción Número 2 de Noia por una agresión sexual a su excuñada en enero de 2005 cuando esta tenía 17 años. Tanto la Fiscalía como la acusación personal piden 15 años de cárcel para Abuín Gey.
Esta será la cuarta vez en que El Chicle se enfrente al juicio de la Audiencia Provincial de A Coruña. En las tres anteriores fue declarado culpable y condenado a prisión. La más conocida fue la tercera, que supuso una pena de prisión permanente revisable y diez años de libertad vigilada por el asesinato con alevosía de Diana Quer. Además, este delito fue perpetrado para ocultar otro y subsiguiente a un delito contra la libertad sexual de la víctima.
Así, desde 2018 El Chicle está recluido en el centro penitenciario de Mansilla de las Mulas, en León, sin que desde entonces haya incurrido en partes disciplinarios. Sin embargo, los hechos por los que volverá a ser juzgado ocurrieron en un parque de Lousame en enero de 2005, mes en que fue incoado el sumario.
[Uno de los detenidos por asesinar a Samuel recluta al primer abogado del Chicle: su estrategia]
En agosto de ese mismo año la causa fue sobreseída con carácter provisional y se archivó el caso. No obstante, en marzo de 2018 se reabrió después de que la Guardia Civil se lo pidiese al Juzgado de Instrucción Número 2 de Noia al encontrar indicios que acreditarían la violación a su excuñada.
En diciembre de 2021 la jueza emitió un auto de conclusión de sumario después de que la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de A Coruña desestimase, en noviembre, el recurso de apelación presentado por los abogados de El Chicle contra la resolución del mes de julio que decretaba su procesamiento por la agresión sexual.
Bastantes indicios
El auto de procesamiento de la jueza informa de que "se desprenden indicios bastantes" de que José Enrique Abuín Gey cometió "actos atentatorios contra la libertad sexual" de su excuñada. Según se explica, supuestamente el modus operandi de El Chicle consistió en convencerla para acercarla hasta el instituto donde estudiaba en coche para, durante el camino, tomar un desvío hacia el parque de Lousame.
En ese parque del ayuntamiento de Lousame, según la investigación, El Chicle presuntamente la intimidó con una navaja, le quitó el móvil, cerró el coche y la violó. Acto seguido, retomó el camino inicial y la dejó en el instituto.
Antes de dejarla marchar, la amenazó con matar a su hermana, a su hija, a sus padres y a ella si se le ocurría denunciarlo. También le dijo, según cuenta la excuñada, que lo había hecho por haberse chivado a su hermana de que le había tocado los pechos unos meses antes.
Los indicios de veracidad de este relato quedan reforzados porque se aprecia "el mismo modus operandi" respecto al caso de Diana Quer y al de intento de agresión sexual de otra joven de Boiro en 2017. Se trataría de hechos ejecutados en solitario, arrebatando el móvil, intimidando con objeto punzante y cortante, y con tres víctimas que presentan similitudes en cuanto a sus características físicas.
Además, el discurso de la víctima se ha mantenido coherente y consistente durante estos 18 años, tal y como se ha comprobado "por el resultado de otras diligencias de investigación". Esta circunstancia es un factor clave a la hora de determinar la veracidad del relato de las víctimas de delitos contra la libertad sexual.
Regreso a Teixeiro
En torno al 20 de noviembre El Chicle volverá a la cárcel de Teixeiro, donde ya residió anteriormente a consecuencia de sus tres etapas en prisión. Será con motivo de la celebración del juicio en A Coruña, donde está ubicado este centro penitenciario.
En su día, la víctima se encontró con que su propia hermana, esposa por entonces de El Chicle, no quiso creer su denuncia. Pero el hecho de que la presunta agresión sexual El Chicle la cometiese contra su excuñada es un agravante de prevalecimiento, tal y como asegura la instructora del caso en el auto de procesamiento.
Además, el delito no puede caducar al tratarse de hechos que tuvieron lugar contra la libertad sexual de la víctima cuando esta aún era menor de edad. La mayoría de edad, momento en que se tiene en cuenta la prescripción, se dio posteriormente ese mismo año 2005. Por tanto, los 15 años de caducidad que se suman a la fecha hacen que el delito prescriba en 2020, dos años después del momento en que se reabrió el caso.
No ocurre lo mismo con el supuesto delito de abuso cometido cuando le tocó el pecho, meses antes de la violación, ni con las amenazas de matar a su familia y a ella misma si contaba lo sucedido tras la agresión sexual. Estos delitos prescribieron en 2010, tal y como lo entiende la jueza.