Valencia

El hallazgo casual de unos dispositivos electrónicos con 50.000 archivos pedófilos ha permitido apartar a un peligroso pederasta de los entrenamientos de un club de fútbol infantil de un pueblo de la provincia de Valencia.

Durante años, el acusado, un militar de unos 35 años y con un hijo, grabó a sus víctimas en los vestuarios, todos menores de entre 10 y 15 años. Además, registró imágenes de abusos sexuales y los tocamientos que sufrieron al menos tres niños menores de 16 años mientras estaban en su casa.

Su mujer encontró los dispositivos en una mochila la noche de Navidad del año 2019. En la bolsa también aparecieron calzoncillos de niños y la investigación policial ha constatado que los conservó junto a las grabaciones para alimentar sus deseos sexuales.

La Audiencia de Valencia ha condenado a 52 años de prisión a este militar, de nombre Jaime M. y residente en la ciudad. No obstante, la sentencia, a la que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, fija como tiempo máximo de cumplimiento de las penas en 20 años de prisión.

Se trata de uno de los crímenes pedófilos más impactantes y graves de los últimos años en la Comunidad Valenciana. El juicio arrancó en abril y la sentencia confirma el relato de la Fiscalía tras validar la investigación de la Policía y la obtención de las pruebas.

El acusado intentó apartar del caso los dispositivos electrónicos e incluso presentó una querella contra su mujer por revelar el contenido de las imágenes a la Policía. Su abogado denunció que fueron aportados con la "clara finalidad de incorporarlos a un procedimiento penal", pero la sala ha concluido que no se atentó contra su intimidad. 

Los abusos

Este pedófilo entrenaba a un equipo de fútbol de la categoría infantil formado por niños de 10 a 12 años. Y aprovechando que en su condición de entrenador podía acceder a los vestuarios donde los niños se duchaban, grabó vídeos en los que se veía a niños desnudos tras haber salido de la ducha, según recoge la sentencia. 

Con el tiempo, las prácticas pedófilas fueron a más y llegó a abusar de los hijos de una amiga que se quedaban a su cargo. Él era el padrino de uno de ellos y obtuvo muchas de las imágenes mientras los críos dormían.

Entre 2018 y 2019, "les efectuó, con ánimo lúbrico, tocamientos en los órganos sexuales, tocamientos con su pene e, incluso, les practicó felaciones, al menos, en una ocasión a cada uno de ellos y cuando el mayor aún tenía 12 años".

Igualmente, en alguna ocasión, "introdujo su pene entre las nalgas" de uno de ellos y "efectuó movimientos similares a los de una penetración anal". El entrenador tomó de cada uno de ellos "muchas fotografías y grabó, también de cada uno de ellos, varios vídeos cuando realizaba tales actos".

Su amiga renunció a denunciar para no hacer pasar a sus hijos por todo el proceso judicial. Cuando reconoció a sus hijos en las imñagenes, tuvo que se atendida por un médico.

Los abusos se extendieron a miembros de su propia familia. Entre las víctimas se encuentra un primo hermano del acusado, al que también grabó practicando tocamientos y encuentros sexuales.

"Calzoncillos pequeños"

El hallazgo de la mochila en la que escondía calzoncillos de niños y los lápices de memoria se produjo la noche del 24 al 25 de diciembre de 2019. El matrimonio había pasado la Nochebuena con unos familiares y, al llegar a casa, la mujer le dijo que se fuera a pegar una vuelta porque había bebido mucho.

Ella se quedó dentro y se puso a hacer cosas de la casa. Fue a poner una lavadora y, al ver la mochila de su marido en el suelo de la galería, la abrió para ver si había ropa que lavar.

Era una mochila de uso común, sin candado alguno, la misma que utilizaba para guardar la ropa de su hijo cuando dormía en casa de algún familiar.

Al abrirla, su mujer encontró una bolsa amarilla "con calzoncillos pequeños que no reconoció" y al lado un bote verde con varios USB. A partir de ahí se puso muy nerviosa, pues ya había encontrado en otras ocasiones ropa interior infantil y su marido le decía que se la dejaban olvidada en los vestuarios los niños del equipo que él entrenaba.

En ese momento no se extrañó. Él pidió que los lavara y ella creyó su versión. Incluso llegó a encontrar calzoncillos de niño en un batín y le dio la misma explicación.

Pero aquella noche se asustó y pensó en su hijo. "No sabía qué podía pasar, pero sí que algo estaba pasando", subraya la Audiencia de Valencia.

Ella no podía imaginar el monstruo con el que convivía y en ese momento recordó diversas escenas que, cuando descubrió los archivos pedófilos, cobraron sentido.

Al parecer, un día vio en la televisión de casa fotos de penes y su marido le dijo que habría "entrado" un virus. "Vio los genitales en pantalla cuando al ir a colocar un PEN en la televisión, quedó una imagen -la de los genitales- en la memoria de la televisión". Y otro día se encontró con imágenes similares en su teléfono móvil.

"Preocupada por su hijo"

La mujer temía que su hijo podría estar entre las víctimas y localizó otros dispositivos. "Puso el que cogió en el ordenador y empezó a ver imágenes de niños desnudos, no reconoció a ninguno. Muy asustada, muy preocupada por su hijo, por lo que pudiera pasarle a ella", dice las sentencia.

"En ese momento no sabía si podía haber imágenes de su hijo". Fue entonces cuando la mujer llamó a la Policía Nacional y detuvo al entrenador.

Durante el juicio, no dio ninguna explicación sobre el contenido de los archivos y se limitó a relatar sus problemas con el alcohol y la cocaína. La sentencia prohíbe que vuelva a trabajar con niños durante los próximos 14 años.