Macarena Olona de cerca: "No sirvo para intrigas palaciegas, pero si hay que embestir... soy un miura"
Un periodista de EL ESPAÑOL realiza el Camino de Santiago con la otrora candidata de Vox en Andalucía y se aproxima a su faceta más íntima.
3 septiembre, 2022 03:09La comitiva se ve a lo lejos, porque David lleva a su espalda, bien alta, una bandera rojigualda. También se la oye, porque los vivas a España se repiten cada día. Los vivas a Macarena, también. Olona y su séquito pisaron la plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela a las 11:40 de este viernes, tal y como estaba previsto. Alguno no terminó, otro se unió a medio camino, pero el objetivo estaba cumplido. Culminaban así el peregrinaje de cinco días y 127 kilómetros empezado el lunes en Sarria (Lugo).
Esta extraña convocatoria ha tejido una pequeña hermandad en torno a la exdiputada, que jamás se hubiera imaginado que su llamada fuera a tener este impacto. Personas de toda España se han unido a la Molona, como la llamaban algunos de sus allegados. Lo que muchos han visto como un desafío a su expartido o un intento de mantenerse en la picota mediática, parece ser algo mucho más simple.
Macarena está en la búsqueda de un nuevo propósito, una nueva ilusión, algo por lo que levantarse todos los días y ponerse a trabajar. Todavía está digiriendo el desagradable divorcio con lo que hasta hace poco era su "otra familia".
Un divorcio del que ha evitado hablar durante su llegada a Santiago, ya que, según la exdiputada del partido de extrema derecha, durante su peregrinación "no entraba la política". Para Olona, el Camino suponía la búsqueda de un nuevo horizonte, un nuevo capítulo en su vida. Y por eso echó andar al encuentro del apóstol. No obstante, la otrora candidata de Vox en Andalucía sí que ha contado a EL ESPAÑOL, en referencia su antigua formación, que es "un miura" y que no sirve para "intrigas palaciega". "No tengo esa inteligencia. Ahora, si hay que embestir, te paso por encima", ha sentenciado.
El regreso
No mucha gente es capaz de hacer madrugar a un centenar de personas un lunes sin pagarles un sueldo. Olona sí. Eran las 7:30 de la mañana en Sarria, un pequeño pueblo de Lugo, cuando la exdiputada de Vox ha hecho su particular rentrée. Olona ha vuelto. Y no lo ha hecho entrando en los pasillos del Congreso con un vestido, tacones y una carpeta en la mano.
El camino empezaba a las 8 de la mañana en Sarria con una expectación mediática inusual para alguien que ya no hace política. Porque Maca ya no está en Vox y por eso no ha habido vetos a ningún medio de comunicación. El partido de ultraderecha sigue cerrando sus puertas a El País, Público, eldiario.es, La Marea, El Plural, Infolibre, Ctxt, El Mundo (salvo redactores muy concretos), el Huffinton Post, Newtral, Cuatro, laSexta, la Cadena Ser, Onda Cero... Y, por supuesto, a EL ESPAÑOL. El único precedente de algo similar en la España democrática se llamaba Batasuna.
Pero Maca no. Todo el que se presenta ante ella —periodista o no— recibe lo mismo: dos besos y una dulce sonrisa. En cinco días puede haber besado más de 200 o 300 mejillas. A nadie le niega una foto, a todos les desea "buen camino". Parece mentira que esta mujer de voz aterciopelada sea la misma parlamentaria que azotaba al Gobierno desde su escaño con una dureza implacable. La misma que consiguió recurrir el decreto de estado de alarma, la mosca cojonera del PNV en el País Vasco, la inquisidora de Mercasa que se paseaba con una maleta llena de documentación para presentar en los juzgados.
Ahora te llama "cariño", te sonríe, te invita a tercios de Estrella Galicia, te coge del brazo y te confiesa locuras de juventud, como que tiene tatuajes. "Para verlos hay que llegar a la tercera base", bromea. ¿Hablamos de la tercera etapa del Camino o de otra cosa? Las bromas picantes han sido un constante en este viaje y eso que Olona está abrazando su parte más devota siguiendo las flechas amarillas que llevan a Santiago. Los tacones han dado paso a las botas; los pasillos del Congreso, a las veredas gallegas. Entre hórreos, olor a estiércol, verdes prados y callos en los pies, una nueva Olona se muestra con ganas de todo, pero sin nada en claro.
"Soy tauro, soy un miura. Yo no sirvo para intrigas palaciegas, no tengo esa inteligencia. Ahora, si hay que embestir, te paso por encima". Precisamente la falta de esa inteligencia puede estar detrás de su ocaso político. Es vox populi en el entorno del partido que Olona fue enviada a Sevilla en contra de su voluntad por parte de otros altos cargos que se la querían quitar de en medio. El nombre de Javier Ortega Smith suena con más fuerza que ningún otro.
Tras su tímido resultado electoral en las andaluzas, Olona quiso volver a Madrid y compaginar su cargo en el parlamento andaluz con uno de senadora. Pero los mismos que la mandaron a Andalucía se negaron a que volviera a Madrid. Una fuente cercana al partido indica que no pocos diputados de Vox envidiaban el estatus que Olona había conseguido en tan poco tiempo. Antes de salir "como una señora" de la formación, hubo ruido de sables en la calle Bambú, donde Vox tiene su sede. ¿Cómo es posible que la portavoz parlamentaria y máxima responsable del área jurídica del partido no formase parte de su comité de dirección? Y, sobre todo, ¿qué pintaba Olona en Andalucía? "El tiempo pone a cada uno en su sitio. A mí incluida", se limita a decir.
"Es un auténtico terrorista"
El efecto Olona se empezó a fraguar en marzo de 2019, cuando el partido llamó a su puerta. Vox vio la tenacidad y empeño con los que Olona desempeñaba su cargo de abogada del estado en el País Vasco, tierra natal de Abascal, y se enfrentaba de tú a tú contra el poder casi caciquil del PNV. Precisamente, el partido nacionalista pactó con el Gobierno de Rajoy que nuestra protagonista fuera apartada del País Vasco a cambio de apoyar los presupuestos generales del Estado. Así pues, Olona pasó a desentrañar —con el mismo ímpetu que antes— las corruptelas del caso Mercasa.
Fue Iván Espinosa de los Monteros quien se fijó en ella para formar parte de la "familia" de Vox, un término que se ha repetido en innumerables ocasiones del Camino. Su madre se mostró reticente, consciente de que, en política, una amplia sonrisa puede esconder una dolorosa puñalada. ¡Bendita intuición la de una madre! Era marzo de 2019 y la abogada de estado acababa de quedarse embarazada de su primer y único hijo, Diego, que vino al mundo en diciembre.
La baja de maternidad de Olona duró apenas tres semanas, pese a un embarazo complicado y un parto por cesárea. "Iván me habría obligado a pillarme la baja, pero no podía. ¡Tenía que formar un grupo parlamentario!". En marzo de ese año, una infección por Covid le obligó a dejar de dar el pecho a su hijo para siempre.
Ahora Dieguete —así le llama— tiene dos años y medio, edad inquieta en que los niños tienen más de kamikazes que de bebés. "Es un auténtico terrorista", dice su madre con la cara iluminada al pronunciar su nombre. La familia de Olona estrecha sus brazos con fe ciega, como siempre. La familia de Vox, en cambio, va camino de la orfandad y la desestructuración.
Así pues, el séquito de Olona llegó el lunes en torno a las 13 horas a Puertomarín. Primera etapa superada. Una veintena de personas, entre ellas tres periodistas, compartió aquel día mesa con ella. Invitó a comer a todos.
Poco después el grupo se dispersó, hasta la misa de ocho o hasta la salida de la próxima etapa, a gusto del consumidor. Las primeras líneas de este reportaje ven la luz mientras los pies de este reportero se hunden en las fangosas aguas del Miño. Mañana más.
Diario de un peregrino cojo
El refranero popular tiene una frase para cada ocasión. Y la segunda etapa del Camino la podríamos ilustrar con la siguiente: El que no está hecho a bragas, las costuras le hacen llagas. El primer día lo aguanta casi cualquiera. El segundo es otro cantar.
—Jaime, ya tengo un apodo para ti.
—A ver, sorpréndeme.
—¡El hombre sentado! Es que cojos ya tenemos tres. Y cada vez que estamos parados te veo sentado.
Han bastado dos días de marcha para que el grupo adquiera confianza y cariño. El que habla es Ángel, quien fuera estilista y asesor de imagen de Olona durante las andaluzas. En este viaje, por ejemplo, le ha enseñado a hacer historias de Instagram.
Maca hoy camina peor que ayer, como muchos otros. Los callos y las tiranteces empiezan a pesar. Por momentos se agarra la pierna izquierda y hace un gesto de dolor. Este reportero comparte su sufrimiento.
—Jaime, si quieres luego nos hacemos masajes en los pies.
—Uy, ¿puedo grabarlo mientras te hago una entrevista?
—¿Y a dónde lo subes? ¿A Pornhub?
El miércoles fue el día más largo y espiritual de Olona en el camino. Esta etapa, la que separa Palas de Rey de Arzúa fue compartida por el padre Javier, un sacerdote que acogió a nuestra protagonista —y a todo el que quisiera— en confesión. ¿Por qué pedirá perdón Olona? ¿Qué pecados atormentan su alma? Por si acaso, Olona se preocupa de dejar de cuando en cuando una piedra sobre los tótems que marcan el camino.
"Dicen que si pones una piedra aquí, dejas un pesar atrás". Si es cierto, Olona ha dejado atrás muchos tormentos en cinco días.
—¿Cómo estás, Maca?
Y ella siempre responde igual.
—Muy feliz.
La llegada del grupo a Arzúa se alargó hasta las 22 horas. Con fuerzas casi extintas Olona llegó al albergue con la caída del sol, igual que la Luna de Lorca en Bodas de sangre: ¡Dejadme entrar! ¡Vengo helada por paredes y cristales! ¡Abrid tejados y pechos donde pueda calentarme! ¡Tengo frío! Mis cenizas de soñolientos metales buscan la cresta del fuego por los montes y las calles".
[Las enseñanzas de Fray Javier y el Santiago de Panamá que incitaron a Olona a hacer el Camino]
Macarena en busca del sentido
El jueves fue el primer día que llovió. Galicia siendo Galicia. Si chove que chova. Pese al retraso de ayer, la comitiva sale con puntualidad suiza de Arzúa. Pasados ocho kilómetros, bajo un leve chispeo, este reportero se dispone a lanzar una pregunta que lleva años queriendo hacer a un líder de la ultraderecha. Hoy viene más a cuento que nunca.
—Maca, ¿de verdad crees que los valores de Vox son los que defendería Cristo?
—Absolutamente, estoy convencida.
—Me refiero especialmente al trato que se da a ciertos colectivos vulnerables, concretamente, los inmigrantes sin papeles.
—Sabía que ibas por ahí. Sabes que aquí no cabemos todos...
—Claro que cabemos. Los inmigrantes pueden ayudar a repoblar la España vacía y a invertir la pirámide de población.
—Jaime, no paro de ver a españoles que no tienen para comer. Que no pueden darle un filete a sus hijos. ¿Cómo vamos a acoger a más gente si no ponemos orden en casa? Tú sabes que yo puse mi teléfono público en la pandemia, para que me llamase quien quisiera. No voy a presumir de actos solidarios, pero yo me debo a los españoles. Estoy a vuestro servicio y quiero estar ahí donde pueda servir.
El debate queda en pausa sin que nadie dé su brazo a torcer. Podríamos pasar horas dando vueltas sobre lo mismo y nada cambiaría. El silencio se torna agridulce. ¿Vox es la bondad, la verdad y la belleza que predicaba Cristo? Dejo la reflexión en sus manos, querido lector.
Maca rompe el silencio cambiando las tornas:
—¿Qué crees que debería hacer ahora, Jaime?
—Sinceramente, lo que te haga feliz.
—¡Anda, no me jodas! Esa es la respuesta que me daría uno de Ciudadanos.
—Vale. Pues tirar de la manta y sacar las vergüenzas de quienes te han tratado mal.
—Tú lo que quieres son titulares para una semana.
—Qué va. Ya que me preguntas, te soy sincero. Yo en tu lugar me cagaría en quien hay que cagarse. Y también pondría en valor a los que han sido justos contigo.
—Yo no puedo perjudicar al proyecto, Jaime. Es la esperanza de miles de españoles.
—Pues para que el proyecto avance deberá quitarse de en medio a dos o tres que lo entorpecen, ¿no?
De nuevo, se produce un breve silencio.
—En cualquier caso. Tú como de verdad eres feliz es con la toga. ¿O no?
—No solo soy feliz, soy buena.
—Pues ahí lo tienes.
Ese día Macarena compartió mesa con un personaje muy peculiar: José Eugenio Arias-Camisón, dueño del asador Guadalmina, conocido como el hostelero antirrojos.
El núcleo más cercano de la comitiva ha aprovechado la presencia de una tienda de serigrafía para hacer una tirada de camisetas en honor a Macarena. El viernes por la mañana muchos la lucían en su torso. ¿Cuántos líderes defenestrados despiertan este cariño?
El padre Javier se ha unido también a la comitiva este viernes. La primera parada ha sido en el Monte do Gozo, a solo seis kilómetros de la Plaza do Obradoiro. Ya se puede ver el final del Camino y Maca confiesa alivio por sus pies, pero tristeza porque esto acabe.
Su llegada a Santiago ha sido sonada. Todo el centro de la capital gallega ha oído los vivas a España, a Galicia, a Macarena y a Santiago apóstol. Algunos miraban con incredulidad, preguntándose qué personaje famoso encabezaría semejante comitiva. Otros, en cambio, corrían a su encuentro.
Amor, no política
Macarena dejó claro en su llegada a Santiago que ha "cumplido con satisfacción cada una de las etapas". "Tenía claro, cuando inicié el Camino, dónde estaba el origen del peregrinaje hacia la sepultura del Santo Apóstol".
Asimismo, reivindicó el Camino como un espacio de "reflexión, fe e intimidad", donde "el amor" es la principal razón para alcanzar el final. Porque "vence siempre, tal y como Cristo vence". "No es el momento de la política", dejó claro Olona antes de zanjar el tema. "Y no es sobre lo que he reflexionado, porque la política quedó fuera de la mochila".
Antes de que Maca pase a misa de 12 en la catedral de Santiago, compartimos unas últimas confidencias con ella. El Camino queda sellado con un abrazo de varios segundos. Uno de esos que alinean los chacras, si es que tal cosa existe.