La ruta de la inflación por el Madrid castizo: así han subido los precios en San Ginés, Botín, Casa Labra...
La subida de precios salpica a los más emblemáticos locales de la capital afectando así a algunos de los más destacados productos madrileños.
4 septiembre, 2022 02:10Que la inflación parece no tener fin es una realidad. Con un dato que se ha mantenido en un 10,4% durante este mes de agosto, hace ver que tanto los consumidores como los negocios de nuestro país se van a ver afectados por las consecuencias que esta situación conlleva y promete seguir haciéndolo.
La subida del precio de los alimentos y materias primas tuvo un primer reflejo en el precio del cesto de la compra: la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) alertó en julio de que el coste medio había aumentado un 15% en tan solo un año. Una subida semejante no podía más que traducirse, tarde o temprano, en los precios que nos encontramos en las cartas de los restaurantes.
Así, prácticamente no existe el negocio de hostelería que se haya podido mantener distante a esta subida de precios. Por ello, en EL ESPAÑOL hemos querido conocer de primera mano cómo hasta los más destacados productos de los lugares más castizos e históricos de la capital se han visto en la obligación de llevar a cabo un incremento (en algunos casos considerable, y en otros simplemente anecdótico) de los precios.
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Casa Rúa
A las mismas puertas de la Plaza Mayor nos encontramos con este bar, que como no puede ser de otra forma, se hace destacar por sus bocadillos de calamares, "los más baratos de toda la Plaza", como ellos mismos aseguran.
Lo que sí que es seguro, es que en Casa Rúa se han visto obligados a subir el precio de su producto estrella un 5,9% desde su reapertura el pasado mes de noviembre de 2021. El bocadillo de calamares en este céntrico local ha pasado de costar 3,40 euros en el mencionado mes a los 3,60 que vale en la actualidad.
A pesar de ello, aseguran que no se han visto excesivamente obligados a llevar a cabo una subida de precios grande, como la que sí tuvieron que hacer entre el año 2020 y el 2021, en el que el mencionado producto pasó de costar 3 euros a 3,40.
Magerit
Y no hay que salir de la emblemática Plaza Mayor para encontrarse con Magerit, una cafetería que también busca destacar con la venta de sus bocadillos de calamares, que en este caso, no han subido de precio el último año.
"Nosotros llevamos tres años sin subir el precio de la carta", nos aseguran en el local. Y esa misma regla se ha seguido con un bocadillo de calamares que se ha mantenido en el precio de 4,50 euros. No corren la misma suerte los refrescos, que en este local, de momento, es el único producto que ha subido de precio, aumentando un 13% y pasando de los 3 euros del año pasado a los 3,40 euros de este año.
Pese a ello, en Magerit nos aseguran que no se descarta que, próximamente, si la tendencia sigue siendo la misma, se tenga que llevar a cabo una subida importante de precios en los productos de la carta.
Mercado de San Miguel
Una parada obligatoria para todo aquel que venga a conocer Madrid. Pero, ¿cómo ha afectado la inflación a este famoso mercado inaugurado allá por el año 1916? Pues salpicando principalmente a las bebidas, como nos aseguran en el puesto de pintxos del mercado.
"Las subidas en los precios varían en función del puesto, pero aquí lo que más ha subido son las bebidas", son las palabras con las que nos cuentan cómo ha afectado la inflación al mercado. Y los números no hacen más que confirmarlo. Y es que una cerveza en el famoso Mercado de San Miguel ha pasado de costar 3,20 euros a 4, lo que supone una subida del precio de un 25% con respecto al año pasado.
Por el contrario, en lo que a las comidas se refiere, el aumento es del 5,8%, cogiendo el ejemplo de los pintxos, que en su gran mayoría han visto como el último año su precio ha subido de 3,50 euros a 3,70.
Casa Labra
Ni más ni menos que uno de los grandes representantes del Madrid castizo. Fundado allá por el año 1860, en Casa Labra tampoco han podido ser ajenos a las subidas de precios que ha terminado afectando a toda su carta de tapas y bebidas.
"Hemos tenido que subir el precio de casi toda nuestra carta de tapas y también de las bebidas, aunque las subidas son mínimas, de céntimos", nos aseguran en este local, en el que consideran a la subida del precio de productos básicos como el aceite como la raíz del problema.
El precio de las tapas en Casa Labra ha subido 5 céntimos desde el año pasado como nos comentan, pasando de 1,70 euros a 1,75, lo que supone un aumento que no llega ni al 3%. Algo más sí que ha subido el precio de las bebidas, aumentando la caña, por ejemplo, un 6,6% su precio y pasando de 1,50 euros a 1,60.
Chocolatería San Ginés
San Ginés es una de las churrerías con más tradición de España. Inaugurada como tal en 1984, se ha convertido con el paso de los años y los siglos en Centro Histórico Turístico y en la chocolatería por excelencia en la época navideña.
Aun así, y pese a que no tocaron los precios con la pandemia, la situación se ha hecho insostenible también para ellos y han tenido que aplicar un incremento del 2% al pack de taza de chocolate más seis churros o dos porras. Realmente, es el chocolate lo que ha subido, de 2,80 a 2,90 euros (un 3,6%).
"A finales de julio subió el precio del cacao y por eso hemos tenido que hacer la subida de 4,80 a 4,90 euros. Nosotros no somos un restaurante, solo podemos hacer subidas mirando al céntimo. Estamos haciendo un gran esfuerzo por mantener precios y personal", cuentan desde San Ginés.
Otra de las medidas que han llevado a cabo para tocar los precios lo menos posible tras la crisis del aceite había sido reducir el número de freidoras que usan, pasando de 9 a 5, lo que supone un ahorro de 200 litros diarios.
Restaurante Botín
Este restaurante ostenta el récord Guinness de ser el más antiguo del mundo: se fundó en 1725 y en un edificio construido a finales del siglo XVI, poco después de que Madrid se convirtiese en capital por decreto de Felipe II. Además, mantienen el mismo horno que usaban ya a principios del siglo XVIII, por lo que no es de extrañar que sea referente en cocina tradicional.
Su especialidad son los cochinillos y corderos asados "al estilo castellano", como ellos mismos afirman. Por ello, sus maestros horneros y cocineros llevan toda su trayectoria profesional aprendiendo la técnica para cocinar estas carnes procedentes del triángulo Sepúlveda-Aranda-Riaza.
Sin embargo, como ocurre con San Ginés, su gran tradición no evita que tengan que adaptarse a la situación y también se han visto obligados a subir los precios para poder seguir en activo. Se trata de un incremento "simbólico, porque si ha subido la vida un 20%, nosotros solo hemos incrementado un 4%". En total, el plato clásico de esta casa -su cochinillo con patatas- ha pasado de costar 25,25 euros a 26,15 euros: un 3,6% más.
Una situación que amenaza en un momento en que comenzaban a recuperarse de los efectos de la pandemia, y es que "el año pasado empezamos flojillos, pero a partir de julio ya nos pusimos al mismo nivel o mejor que en 2019", cuentan. Temen que la hostelería, como el cine o el teatro, "es lo primero que la gente deja". Por eso, no tienen pensado subir más aunque su franja de ganancia sea más baja.
Bar Docamar
Las patatas bravas son la tapa madrileña por excelencia (con permiso, quizá, de los callos). Pero si hay un bar que se ha ganado por derecho propio el título popular de tener las mejores bravas de toda la capital ese es el Docamar.
Su germen está en el antiguo Bar Donato, una pequeña taberna muy castiza de principios del siglo XX. Allí se bebía vermú, se comían papas bravas y se jugaba al tute. Herederos de aquello, Docamar es, seguramente, el negocio más ligado al barrio de cuantos aparecen en esta castiza lista.
Por desgracia, ellos tampoco son ajenos a lo relatado en este artículo. De hecho, son quienes más han tenido que subir los precios de su plato estrella por culpa de la inflación. "La patata se ha disparado un 40%, el aceite lo mismo, y la especialidad nuestra es esa...", cuenta resignado su dueño a EL ESPAÑOL.
El ticket general de la compra de materias primas les ha subido "de un 30% a un 50%". Ello, sumado al gasto de energía, salarios, alquiler, gas ("que también se ha disparado"), etc., resulta en que a la vuelta del agosto han tenido que reajustar los precios de la carta.
Así, el plato de patatas bravas ha subido un 14,6%, de 4,80 a 5,50 euros. Un problema, si se tiene en cuenta que es el plato más económico de cualquier carta. También han tenido que subir el precio de la caña de cerveza, de 1,60 a 1,70 euros.
Esto se traduce en sufrimiento para el bolsillo, pero también en miedo de los hosteleros a la reacción de los clientes: "Muchos no lo entienden, lo ven como un insulto o un abuso, pero no tenemos otra opción. Muchos de nuestros clientes son trabajadores de la zona, gente con un salario justito, pensiones bajas... ¿de dónde van a recortar? Pues posiblemente el que viene a tomarse la caña todos los días a partir de ahora venga solo la mitad. El que no lo va a sufrir es Dabiz Muñoz: el cliente de la alta gastronomía no es el afectado por la inflación".