Rodrigo Vázquez había desarrollado toda su carrera profesional en la TVG, la televisión autonómica gallega, pero en abril de 2022, tras 14 años en Galicia, le llegó la oportunidad de su vida, presentar un programa que se viera en toda España. RTVE le propuso el reto de presentar El Cazador (producido por Mediacrest) en sustitución de Ion Aramendi, que se marchó a Mediaset.
Ese salto al vació se convirtió en todo un acierto, ya que el gallego está al frente de uno de los buques insignias de La 1. Tan buenas son las audiencias del concurso, que Televisión Española, aparte de emitir su tira diaria por las tardes, también decidió hacer un especial de verano con La noche de los cazadores en prime time.
En medio de las grabaciones del concurso, Vázquez atendió a EL ESPAÑOL para comentar el éxito de El Cazador, pero también de desvelar aficiones y gustos desconocidos para sus espectadores. Y es que pocos saben que, aparte de ser presentador, el gallego es motero, gamer y un cocinillas.
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Se aficionó a la consola en el confinamiento
El confinamiento por la pandemia de covid en marzo de 2020 le cambió la vida a muchas personas. Tantas horas en casa no fueron fáciles de llevar, y cada uno lo hizo lo que pudo para que los días no fueran eternos. Rodrigo Vázquez decidió que la mejor manera de pasar el tiempo era conectar con su yo adolescente. Se compró una consola de videojuegos, pasándose horas jugando: “Siempre me encantaron”, reconoce.
Dos a los que más se ‘enganchó’ fueron el Fifa, donde los partidos de fútbol ganando ligas y Champions le hicieron volver a tiempos pasados, o el Red Dead Redemption 2, un videojuego que le encanta y que le amenizó mucho el confinamiento. “En mis ratos muertos, cuando estoy en el hotel en Madrid, aprovecho para jugar a ambos”, comenta el conductor del programa de La 1.
—¿Cuáles son sus aficiones cuando no está trabajando?
—Me relaja mucho la cocina, pero no para hacerlo a diario, digamos que me gusta cocinar mucho, pero pocos días (risas). Me obliga a centrarme sólo en lo que tengo delante, me hace desconectar, me gusta inventarme platos o modificar algunas recetas. Eso sí, el plato más delicioso que he probado en la vida son los huevos encapotados que hacía mi abuela. Por desgracia no los voy a volver a probar porque ella ya no está en condiciones para cocinar. También me gustan mucho las motos, tengo una clásica que era de mi tío y estaba abandonada en un garaje. La restauré y ahora me doy paseos con ella por Galicia que me sirven para despejar la mente. Siempre barro para casa así que, sin duda, mi tierra es un lugar para perderse y para encontrarse a uno mismo.
—¿Qué puede contar de ese Rodrigo Vázquez desconocido para el público?
—La verdad es que creo que no tengo nada demasiado rimbombante en la chistera, soy un tipo de 34 años bastante normal si me comparo con la gente que tengo alrededor. Me gustan mucho los festivales, la música en directo y dedico la mayor parte de mi tiempo libre a esto y viajar cuando se puede. A nivel más doméstico, odio planchar con todas mis fuerzas y limpiar los cristales, que en Galicia es un trabajo muy duro porque hay que repetirlo a diario. Como cosa curiosa puedo contar que el 31 de diciembre ni mi hermana ni yo tomamos las uvas, en su lugar hacemos doce bolitas de miga de pan y nos las comemos con las campanadas. No me gusta la textura de algunas frutas, me da como grima.
—¿De quién se declara fan incondicional?
—No me declaro fan de nadie pero sí que admiro a muchos profesionales y a personas que forman parte de mi vida. Admiro sobre todo a los que no se rinden y pelean hasta el final a pesar de las dificultades y siempre sin perder la sonrisa. Esa actitud sí me parece admirable ante la vida.
Amante del arte que acabó en el periodismo
Elegir qué carrera estudiar siempre es un dilema para casi todos los jóvenes, solo algunos tienen muy claro su vocación. Vázquez dudó, pero acabó estudiando Periodismo para labrarse un futuro. “No lo tuve claro hasta el final, estuve a punto de cursar Humanidades, Historia del Arte, me gusta mucho ese mundo, pero el periodismo se impuso cuando descubrí que lo que de verdad me apasionaba eran las historias, las historias que me contaban”, señala el presentador.
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“Desde los cuentos de los abuelos, ‘contos na lareira’ les decimos en Galicia, hasta el momento en el que eres tú mismo el que empieza a contar esas historias”, añade. Y es que consideré que el periodismo sí que le permitía descubrir nuevas realidades, nuevas perspectivas y poderlas contar cada día de una forma distinta. “Es lo que más podía llenar mis inquietudes y no me equivoqué, la verdad. El camino está siendo apasionante y muy fructífero”, admite.
—¿Cómo fueron sus comienzos en el periodismo?
—Estudié Periodismo en la Universidad de Santiago de Compostela, cuando acabé empecé a hacer prácticas en la Televisión Gallega (TVG) primero en el informativo de medio día, luego estuve en Deportes y en las delegaciones. También estuve en la radio gallega haciendo retransmisiones deportivas e información agraria. La verdad es que la TVG me la conozco bien, es como mi casa, he pasado por casi todos los departamentos y gracias a todos los profesionales que me encontré en cada rincón fui aprendiendo.
En 2014 di el salto a programas, un paso que me costó bastante dar porque cambiar de información a entretenimiento es complicado, al final fue una decisión inmejorable, día a día el mundo del entretenimiento me ha ido gustando más y más, me he enganchado. Por suerte, mi profesión y mi oficio se han ido convirtiendo en mi hobbie. Me divierto muchísimo haciendo lo que hago y encima me gano la vida con ello, así que más feliz no puedo estar.
—¿Puede hacer un repaso de su trayectoria como presentador hasta ‘El Cazador’?
—En 2014 empecé como presentador en un magazine itinerante en directo de la TVG que duraba tres horas todos los sábados, todas esas horas de vuelo me han venido luego muy bien. Después pasé a presentar Oh happy day! que era un talent show de coros, luego O país mais grande do mondo en prime time, después Verbenalia’ (sustituto de Luar, emblema de la televisión gallega) y luego ya empecé con un concurso muy parecido al que estoy haciendo ahora, fue un formato muy especial para mí, me dieron el Premio Mestre Mateo en la Academia Audiovisual de Galicia. ¿Quién anda ahí? fue el último programa que hice para la TVG antes de irme a Madrid para presentar El Cazador.
—¿Qué supuso para usted el salto de una televisión autonómica a una nacional?
—Principalmente que he estado 14 años trabajando en gallego y ahora lo estoy haciendo en castellano. Es la mayor diferencia, el resto de las dinámicas son parecidas. Esto es un paso adelante y positivo en mi carrera profesional.
—¿Volverá a la TVG?
—No he cerrado nunca la puerta de la Televisión de Galicia y la relación que tengo con ellos es muy buena. Es mi casa, todo lo que soy profesionalmente y todo lo que he aprendido se lo debo a mis compañeros de allí. Si hay proyectos a medio o largo plazo, se pueden compatibilizar y Televisión Española le da el visto bueno, no hay problema. Entre ambas cadenas hay muy buena relación. Ahora mismo estoy volcado al 101% con El Cazador y de todo lo que venga de la mano de RTVE.
Un fichaje exprés
Cuando Ion Aramendi anunció que volvía a Mediaset para ponerse al frente de Supervivientes: Conexión Honduras, Mediacrest, la productora de El Cazador, y RTVE, el canal donde se emite, se pusieron a buscar un nuevo presentador para el concurso. El elegido fue Rodrigo Vázquez, que sin experiencia en la televisión nacional, ha resultado un fichaje revelación, logrando grandes audiencias por las tardes en La 1 y en el prime time con los especiales de La noche de los cazadores.
El gallego recuerda que todo fue muy rápido, le contactaron, le hicieron una pequeña prueba y a los pocos días aterrizó en Madrid preparado para asumir el reto “con mucha ilusión y, de momento, con muy buenos resultados”, afirma. Además, contaba con una ventaja: “Ya conocía a la gente de Mediacrest, la productora, porque me habían contactado hacía unos meses ya que me venían siguiendo la pista desde hacía tiempo, pero me sorprendió la llamada”. Y añade que “mi familia y mis amigos están muy contentos por mi fichaje por El Cazador. Se lo han tomado como un premio compartido”.
—¿Recuerda su primer día?
—Lo primero que sentí cuando llegué al plató fueron ganas de trabajar y que llegase la cuarta semana. La primera grabación nunca sale tan bien como la segunda o la tercera, por lo que tenía ganas de rodarme, de horas en el plató. La acogida fue muy buena, todos los compañeros me recibieron con los brazos abiertos, tanto a nivel personal como profesional.
—¿Qué es lo que más te llama la atención de este formato?
—Que partes de tener cinco súper concursantes (David Leo, Erundino Alonso, Paz Herrera, Ruth de Andrés y Lilt Manukyan) que son los cazadores y aportan un valor añadido al concurso. Pero, sobre todo, la presión del tiempo, que tengan que dar la respuesta en un segundo es un factor añadido que le da tensión y espectáculo desde el punto de vista del espectador.
—¿Participaría en El Cazador como concursante?
—Nunca he participado en ningún concurso, siempre los he presentado. Pero es una espinita que tengo clavada. Me gustaría ponerme del otro lado aunque solo fueran cinco minutos, por vivir la experiencia. Pero el nivel que tiene los cazadores es muy alto, todos los concursantes que vienen son muy valientes por enfrentarse a ese reto.
—¿Qué cambios hay entre El Cazador a La noche de los cazadores?
—La dinámica es diferente, y no solo por el plató que es mucho más grande y más espectacular. En las entregas diarias se enfrentan cuatro concursantes a un cazador cada día. En La noche de los cazadores, está un solo concursante contra los cinco. El participante elige si se quiere enfrentar a todos ellos, a cuatro, a tres o solo a dos, dependiendo del premio que quiera llevarse, que también desciende. Creo que estas entregas son muy emocionantes y se ha dado un paso a mejor en todos los niveles. Los espectadores lo disfrutan.
—¿Cómo definirías a los cazadores?
—Cada uno su toque diferente, pero siempre me han tratado muy bien desde el primer día. Paz, que fue con la primera que grabé, ha sido como una madre; con Ruth me río muchísimo con esos toques que tiene tan suyos; Erundino es un tío elegante, sabio, didáctico que da gusto estar con él; David es rapidísimo de mente, tiene un pensamiento lateral para hilar comentarios y humor que es impresionante; y Lilt tiene mucho mérito que haya aprendido castellano, todo lo que sabe, su afán de mejora, la tensión por competir, cómo le duele cuando falla, cómo se alegra cuando acierta.
—¿Les podría ganar si se enfrentara con ellos?
—No creo que superara a ninguno de ellos si concursara. David Leo, Erundino Alonso, Paz Herrera, Ruth de Andrés y Lilt Manukyan son cinco rivales muy complicados de batir. No sé a quién me daría más miedo enfrentarme, mi decisión dependería de la cara de dormida o dormido tuviera ese día (risas). Es que todos son muy buenos, se complementan muy bien, saben de todo y es muy complicado cogerlos en un renuncio. Es una gozada poder compartir minutos de plató con ellos.