Juan, el chófer de El Mosca investigado por el atropello múltiple de Holanda, en una imagen de las Fiestas de los Caballos del Vino en Caravaca de la Cruz.

Juan, el chófer de El Mosca investigado por el atropello múltiple de Holanda, en una imagen de las Fiestas de los Caballos del Vino en Caravaca de la Cruz. Cedida

Reportajes

Habla el chófer murciano del atropello múltiple y mortal en Holanda: "Sufrí un ataque de epilepsia"

Juan defiende su inocencia en el siniestro vial que le costó la vida a siete personas: "Soy una víctima más, yo podría estar muerto".

10 septiembre, 2022 19:23
Murcia

Este viernes, a las tres de la madrugada, Juan pudo volver a poner un pie en Caravaca de la Cruz para reencontrarse con su añorada familia. "Estoy jodido psicológicamente", tal y como resume sin paños calientes, Juan, chófer de El Mosca, al que un Tribunal de Róterdam investiga como supuesto autor del atropello múltiple de los asistentes a la barbacoa del Club de Hielo de Kom, que se estaba celebrando el sábado 27 de agosto en la aldea holandesa de Zuidzijde. "A nivel anímico estoy mal", insiste este conductor caravaqueño, de 45 años, en conversación con EL ESPAÑOL.

[El chófer español acusado del atropello mortal a siete personas en Holanda, en libertad con cargos]

Motivos tiene de sobra para sentirse desolado. La Policía de Róterdam le arrestó aquel sábado por uno de los siniestros viales más graves en la historia reciente del transporte por carretera: siete fallecidos y siete heridos graves. Cuando Juan salió de los calabozos, pasadas 72 horas, el juez le envió a prisión por un periodo de dos semanas, mientras proseguía la investigación sobre las causas que llevaron a que el camión frigorífico que conducía se saliese de la carretera y acabase en un dique, arrollando las carpas donde cien personas comían salchichas y hamburguesas.

"Yo sé lo que he pasado en la cárcel y nadie lo sabe más que yo, mis padres, mis hermanos y mi mujer han padecido mucho, pero ellos no saben lo que yo he pasado”, reflexiona Juan, sin querer entrar en detalles sobre su convivencia con los delincuentes del penal holandés, sin manejar el idioma, y siendo un reo nuevo, cuyo único 'currículum delictivo' habido sido ser un currante hasta ese trágico 27 de agosto.

"He estado en una prisión de máxima seguridad, me han tenido aislado cuatro días y medio y me trataban a palos”, según confiesa Juan, en exclusiva para EL ESPAÑOL, rompiendo por primera vez su silencio desde que la Corte de Róterdam le dejó en libertad. "El tiempo que estuve allí no lo pasé mal, fue lo siguiente".

Juan C. S., el 1 de mayo de 2018, durante la presentación del caballo de su peña en la Plaza de El Hoyo de Caravaca de la Cruz.

Juan C. S., el 1 de mayo de 2018, durante la presentación del caballo de su peña en la Plaza de El Hoyo de Caravaca de la Cruz. Cedida

Este jueves pudo recuperar su libertad, a pesar de que la decisión se encontró con la oposición de la Fiscalía del Distrito de Róterdam. De hecho, el Ministerio Público la ha recurrido ante el juez, al considerar que deberían de haberle impuesto al chófer medidas cautelares más severas, como obligarle a atender todas las llamadas telefónicas que le realicen las autoridades holandesas o españolas que colaboran en la investigación.

"No tengo antecedentes y eso ha hecho mucho para poder regresar a España, porque me querían tener otros sesenta días retenido", según explica Juan. "Ellos han intentado de todas las maneras tenerme encerrado lo máximo posible, pero he tenido una abogada que ha sido la mejor del mundo entero: si a esa letrada la tengo en el primer juicio, yo solo hubiese pasado tres días en Holanda, pero lo que ocurrió es que tuve un abogado malísimo", se lamenta, en alusión a su primera comparecencia en sede judicial.

Desde que Juan aterrizó en su localidad natal ha tenido tiempo de ponerse al día de lo que se ha ido publicando en Holanda y en España sobre el atropello múltiple. "Hay muchas cosas que no son verdad", remarca molesto.

"Yo no tengo cargos ninguno, de libertad con cargos, nada. Estoy en libertad condicional, con una condición, pero con cargos ninguno. Yo estoy libre total de pecado", afirma de manera tajante este camionero, de 45 años. "Se lo digo porque en libertad con cargos tienes cosas pendientes, pero yo no tengo nada. Estoy en libertad condicional, con una condición: no puedo conducir, el carné de conducir ya no lo tengo, estoy en libertad con condiciones, no con cargos, que cambia mucho la cosa".

Vista aérea de Caravaca de la Cruz y de su espectacular santuario de la Vera Cruz.

Vista aérea de Caravaca de la Cruz y de su espectacular santuario de la Vera Cruz. Turismodecaravaca.com

Nada más hacerse oficial su auto de libertad, este mismo jueves, Juan cogió un vuelo en clase business para abandonar territorio holandés. "Me vine derecho en un avión a Valencia, allí me cogí un taxi pagado por la empresa, que se ha portado fenomenal, y llegué de madrugada a Caravaca de la Cruz", según detalla Juan, muy ligado emocionalmente a esta localidad del noroeste de la Región de Murcia, no solo por sus raíces familiares, sino por su vinculación con la Fiesta de los Caballos del Vino, declaradas Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.

"Tengo una nena pequeña y ella me está subiendo la moral", asegura durante la conversación con este diario. El tono de voz de Juan solo se torna optimista, cuando habla de sus tres tesoros: su chiquilla, de 2 añitos, su actual pareja y la hija que tiene de una relación anterior, una adolescente, de 15 años. "Tengo mis subidas y mis bajadas: estoy delicado. Entre ellas me llevan arriba, me ven destrozado en el sofá de casa y me dicen: '¡Vamos!'".

"Se me caen las lágrimas"

El otro pilar emocional sobre el que se apoya este conductor son sus amigos de toda la vida. Aquellos con los que jugó por las calles de esta localidad, marcada por el santuario de la Vera Cruz que alberga un trozo del lignum crucis, sus antiguos compañeros de clase en el instituto San Juan de la Cruz o los miembros de la Peña Baezano con los que vibra -cada mes de mayo- cuando los equinos galopan por la cuesta del castillo, mientras disputan la mítica Carrera de los Caballos del Vino.

"Veo a mis amigos, me abrazan, y se me caen las lágrimas". En la localidad, Juan es conocido por su buen sentido del humor y también por ser hijo de un matrimonio muy trabajador que regentó un afamado bar en el Barrio del Progreso. Ese carácter dicharachero y el espíritu currante que heredó Juan, se han esfumado, no solo por el difícil horizonte judicial al que se enfrenta y por el recuerdo diario de las víctimas mortales del siniestro vial, sino por un presente complicado para sacar adelante su hogar.

"Estoy económicamente muy mal, tengo el tema del accidente, a la nena pequeña le faltan cosas, y mira que mis padres y mis hermanos están siempre encima mía para lo que necesite, pero ahora mismo lo estoy pasando bastante mal", admite con pesambre. La vida se ha convertido en un infierno para Juan desde el sábado 27 de agosto, cuando al volante de un tráiler, con remolque frigorífico, se dirigía a recoger un cargamento agrícola a unos kilómetros de la aldea holandesa de Zuidzijde.

Efectivos de emergencias junto a una de las carpas de la barbacoa arrollada por el camión de El Mosca, el sábado 27 de agosto, en la aldea holandesa de Zuidzijde.

Efectivos de emergencias junto a una de las carpas de la barbacoa arrollada por el camión de El Mosca, el sábado 27 de agosto, en la aldea holandesa de Zuidzijde.

De momento, la Policía de Róterdam, coordinada por dos fiscales, prosigue con la investigación para aclarar los motivos por los que los asistentes a la barbacoa del Club de Hielo de Kom fueron atropellados mortalmente por un camión de El Mosca. "Sufrí un ataque epiléptico", asegura Juan, sobre el motivo por el que su tráiler se precipitó a un dique, arrebatando la vida a seis personas, una de ellas embarazada de ocho meses. "No recuerdo nada de lo que pasó", prosigue con impotencia. "No lo recuerdo".

Para corroborar la veracidad del relato del chófer, la Corte de Róterdam y la Fiscalía encargaron unos análisis de sangre adicionales para buscar restos de medicación en el organismo de Juan. Un miembro de las Fiestas de los Caballos del Vino de Caravaca de la Cruz confirma la patología del conductor: "Tiene tratamiento desde pequeño, por la epilepsia".

"Podría estar muerto"

Juan defiende su inocencia de manera tajante durante su conversación telefónica con EL ESPAÑOL: "No tengo nada que esconder, yo soy inocente, soy una víctima más: yo podría estar muerto". Prueba de ello es que asegura que no descarta convocar una rueda de prensa para ofrecer su versión sobre el atropello múltiple, por el que le han retirado su licencia para subirse a un camión y a cualquier vehículo a motor.

"Llevaba muchos años en la carretera", resalta sobre su amplia experiencia realizando rutas nacionales e internacionales. Todo ello, a raíz de haber sufrido un accidente laboral en la empresa de estructuras que montó junto a su hermano en Caravaca de la Cruz: "No podía seguir trabajando en las estructuras, me quedó una pensión que no me llegaba para vivir y entonces me saqué los carnés del camión".

Juan se echó a la carretera para ganarse el pan y hace unos meses fue contratado por El Mosca: compañía experta en el transporte de mercancías por tierra, mar y aire, ubicada en el municipio murciano de Molina de Segura. "Me quieren con locura y se han portado con mi familia de puta madre", remarca el conductor, en varias ocasiones, dejando claro que la empresa nunca le ha dejado solo desde que se convirtió en protagonista de esta tragedia vial, cuyas consecuencias también padece su familia.

"Tengo dos crías, tengo que mantenerlas, y no puedo trabajar porque estoy sin carné de conducir: ya seguramente no lo volveré a tener más en la vida y ese es mi trabajo", explica el cabeza de familia, al tiempo que aclara que una vez se celebre el juicio, sea cual sea el resultado de la sentencia, Juan no volverá a ponerse al volante. "Tampoco tengo pensado volver a montarme más en un camión, aunque recupere el carné".