Concretamente y, según los datos que maneja la Dirección General de Tráfico (DGT), en las carreteras españolas hay instaurados 780 radares fijos, de los cuales, 92 son de tramo. Se trata del mecanismo más efectivo para controlar que se respetan adecuadamente los límites de velocidad establecidos y que si, te pillan superándolos, pueden ponerte multas de hasta 600 euros. Aunque, su localización suele venir indicada a través de las señales de tráfico, no sabemos realmente el punto exacto donde se encuentran.
Cada año, los radares de la DGT contabilizan entre dos y tres millones de infracciones por exceso de velocidad. Además, el organismo recuerda que circular con una velocidad excesiva aumenta significativamente la probabilidad de tener accidentes de tráfico mortales y de sufrir graves daños, además de que esta circunstancia, pone en peligro a todos los usuarios de la vía.
No es el único artefacto con el que la DGT vigila la circulación en todas las autopistas y autovías nacionales porque también, en los últimos años, ha dispuesto una serie de drones e, incluso, furgonetas y coches camuflados con los que al organismo no se le escapa nada.
El truco para localizarlos
Si bien es cierto que los conductores pueden identificar con antelación dónde puede haber un radar fijo porque viene indicado a través de un cartel, no conocemos el poste o punto exacto donde pueden estar situados porque pueden estar ocultos.
Por eso, hay un truco que no podemos dejar pasar y que, si nos fijamos bien, es muy fácil de identificar. Se trata de localizar, tras visionar la señal indicadora, las estructuras o pórticos que tengan soportes de escaleras en su estructura: los operarios que trabajan instalando o manteniendo estos artefactos necesitan subirse al poste para revisarlos frecuentemente.
Esta solución puede ahorrarte más de un susto. Aunque, lo ideal siempre es mantener en todo momento una adecuada velocidad mientras conduces porque, en caso de no hacerlo, lo mejor que te puede pasar es que te pongan una multa porque circular rápido siempre puede acabar en colisión o accidente de tráfico.
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