José Manuel López y su hija Kira.

José Manuel López y su hija Kira. Cedida

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José, el padre coraje de Kira, la niña que se suicidó por acoso escolar: su lucha por una ley antibullying

Kira se tiró por el hueco de las escaleras de su casa el 19 de mayo de 2021. Tenía 15 años y había sufrido 'bullying' desde los cinco. 

19 septiembre, 2022 02:16

"El día de antes de que mi hija se quitase la vida, me dijo que me quería contar algo. Yo le pregunté qué le pasaba y ella me contestó: 'Lo de siempre, papá'. Después me dio un abrazo, me dijo que me quería mucho y que era el mejor padre del mundo. Se estaba despidiendo", relata con la voz entrecortada José Manuel López, el padre de Kira, en una entrevista con EL ESPAÑOL, la misma semana en la que el bullying ha estado muy presente: una niña de 10 años se intentó suicidar en Zaragoza por acoso escolar. 

A la mañana siguiente, Kira se tiró por el hueco de las escaleras de su bloque de viviendas. Tenía 15 años.

Desde aquel 19 de mayo de 2021, José Manuel, que quiere impulsar una ley contra el bullying, ya no ha vuelto a ser el mismo. Cada día ronda por su cabeza la misma pregunta. "¿Qué me querría contar? Había rachas en las que se encontraba bien, o parecía que estaba bien, hasta que un día decide suicidarse y entonces lo primero que sientes es una tremenda sensación de culpa: '¿Qué hemos hecho mal?'".

Kira López fue víctima de bullying. Cuando tenía cinco años, comenzaron a aparecer los primeros signos que evidenciaban que estaba siendo maltratada físicamente. Un maltrato físico que se transformó, una vez entrada en la escuela primaria, en un acoso psicológico que "acabó por destruirla", apunta José Manuel. "Me va a perseguir toda la vida el no haber tomado la decisión de cambiarla de colegio", expresa.

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Semanas más tarde de la muerte de Kira, su padre leyó un correo electrónico en el que alguien del entorno escolar de la menor decía: "Kira, muérete". "Ahí entendí el grado de sufrimiento por el que había pasado mi niña. Kira no tenía ninguna enfermedad mental, como hay gente que dice, ella se suicidó porque ya no podía aguantar más el maltrato que sufría".

Para José Manuel, el acoso escolar que no muestra signos de violencia es el más peligroso ya que es el más difícil de detectar. "Mucha gente cree que el bullying es el maltrato físico y volver a casa con el labio partido, y no es así; el bullying es la humillación, el desprecio, el sentirse marginado... Eso va haciendo mella. Si mi hija no se llega a matar, su caso hubiese pasado desapercibido", asevera.

"Me decían que lo iban a solucionar"

En repetidas ocasiones, este padre llamó al colegio Pare Manyanet de Sant Andreu de Barcelona, del que era alumna Kira, con el fin de advertir al equipo directivo y al profesorado de que su hija era víctima de bullying. "Siempre me decían que lo iban a solucionar. Y al final se quitó la vida", comenta. "Te hacen creer que es el único caso, que es algo excepcional y que ellos no tienen constancia de lo que le pasaba a la niña. Después de que mi hija se matase, muchos padres me hablaron diciendo que a sus hijos les había pasado lo mismo", revela.

Exterior del colegio Pare Manyanet en Sant Andreu, Barcelona.

Exterior del colegio Pare Manyanet en Sant Andreu, Barcelona. Google Maps

Al día siguiente de la muerte de Kira, el mismo colegio decidió no suspender una excursión que tenían programada. "Se fueron de excursión, como si nada hubiese pasado. Imagino que no querrían reconocer que mi hija se había quitado la vida y ellos no hicieron nada por evitarlo", manifiesta.

Por todo ello, interpuso una denuncia por lo penal hacia el colegio, en la cual, la Generalitat de Cataluña y el Ayuntamiento de Barcelona se han presentado como acusación popular. "Por suerte, el colegio y los docentes que permitieron que mi hija acabase quitándose la vida están siendo juzgados, pero muchos otros colegios salen impunes", comenta.

José Manuel protesta que la mayoría de centros actúan con pasividad ante casos de bullying. "Aunque digan que lo sienten mucho, luego no hacen nada". "A mí me han escrito profesores y me han dicho que ellos no tienen la culpa, que no pueden ser policías, y yo les digo que se dediquen a otra cosa. Tienen que tener una responsabilidad. Ellos tienen la patria potestad en el momento en el que los niños están en el colegio, lo pone en el Código Civil", advierte.

"¿Cuánto acoso tiene que recibir?"

Según datos facilitados por la Unesco en 2020, uno de cada tres alumnos de entre 11 y 15 años de edad es víctima de acoso en todo el mundo. En el caso de España, las cifras son preocupantes: entre enero de 2021 y febrero de 2022 se han detectado 11.229 casos graves de bullying, según un informe de la ONG Bullying Sin Fronteras. Aunque el número de casos es mucho mayor ya que se estima que sólo un 15% de los alumnos se atreven a contarlo. Asimismo, desde el año 2020, el suicidio es la principal causa de muerte por causas externas en menores de edad en España.

Imagen de una campaña contra el bullying.

Imagen de una campaña contra el bullying. Bullying sin Fronteras

Sobre esto, José Manuel responsabiliza a los centros que no activan los protocolos antibullying de forma efectiva. "La mayoría de profesores miran para otro lado. Cuando hay acoso escolar y el profesor interviene para erradicarlo, el problema se ataja de una forma u otra", asegura. Para este padre, cambiar al niño a otra clase o modificar el horario entre clases para que no coincidan los acosados con los acosadores "son medidas efectivas que raramente se toman".

La realidad actual es que los propios centros escolares son los que deciden si aplicar el protocolo antibullying. Y para que un centro lo active, tiene que haber habido un maltrato continuado, la mayoría de veces físico. "¿Cuántos insultos y humillaciones tiene que recibir mi hija para que alguien lo impida?". "Cuando mi hija tenía cinco años y le pegaban en el colegio, la profesora nos dijo que la niña no se sabía defender... Es la profesora la que la tiene que proteger", cuenta José Manuel.

"Es delito"

"Si a los niños que acosan no se les reconduce, el día de mañana serán unos maltratadores", dice. De igual forma, destaca la importancia de hacer justicia sobre la víctima para que vea que ha habido una restitución del daño. "Si la acosan y encima es la víctima la que se tiene que ir del colegio, qué mensaje le estamos dando a ese niño o niña. Al final la única solución es cambiar a tu hija de centro, cuando realmente quien tiene que irse es el acosador".

Por otra parte, explica que las secuelas que deja el bullying duran toda la vida. "Con el paso del tiempo, noté un cambio de personalidad en mi hija. Se volvió más introvertida, le costaba más relacionarse con la gente".

José Manuel y Kira durante un viaje familiar.

José Manuel y Kira durante un viaje familiar. Cedida

Por ello, cree necesario colocar el bullying en el mismo grado que cualquier otro tipo de delito. "El bullying es un eufemismo para referirse a delitos de agresiones o amenazas, o de derecho al honor. La diferencia es que como lo cometen niños... Si en la calle insultas o agredes a alguien, estás cometiendo un delito; si hace lo mismo un menor en un colegio, no es juzgado. No vas a meter a un niño en la cárcel, pero tiene que haber alguna consecuencia", explica.

Del mismo modo, se pregunta: "¿Por qué un niño tiene que tener menos derechos civiles que un adulto? En los casos de violencia machista, por ejemplo, se retira de forma preventiva al maltratador, y separan al victimario y a la víctima, sin embargo, en los casos de acoso escolar los dejan que sigan en la misma clase. Como mucho les dicen al acosador que le pida perdón, ¿te imaginas que el juez en un juzgado le pide a tu acosador que te pida perdón y después lo deja libre?".

Más de 200.000 firmas

A raíz de la muerte de su hija, José Manuel ha puesto en marcha una campaña a través de la plataforma change.org donde ha recogido por el momento más de 200.000 firmas para que se cambie la ley y se activen los protocolos antibullying de forma efectiva, dotando a los colegios del personal y los recursos necesarios para que casos como el de Kira no se vuelvan a repetir. "Mi hija está muerta y no me la va a devolver nadie, pero yo no voy a parar hasta que se cambien las leyes", asegura.

En su propuesta, José Manuel destaca varios puntos que cree que serían imprescindibles para erradicar la problemática: en primer lugar, que en las inspecciones educativas y en las reuniones de padres con el equipo directivo del centro se pueda acudir con un asesor legal (no como hasta ahora). Por otro lado, que si se suicida un alumno en edad escolar, ha de abrirse inmediatamente y de oficio una investigación. Además, también reclama que el colegio no sea el que decida aplicar el protocolo antibullying, sino que haya un consenso a través de una ley estatal.

El Ministerio de Derechos Sociales y las comunidades acordaron el pasado año que los colegios y centros educativos privados, públicos y concertados cuenten con un "coordinador de bienestar" obligatorio para el curso 2022-2023. Se trata de una figura que se dedique a la prevención y protección de casos de violencia en el entorno escolar y que garantice el cumplimiento del protocolo antibullying.

Sin embargo, la nueva medida para prevenir el acoso escolar en los centros ha sido criticada por los propios docentes y las autoridades educativas ya que los coordinadores de bienestar son los mismos profesores que ejercen esa función en sus horas no lectivas, en vez de tratarse de profesionales formados en dicha tarea. Igualmente, sindicatos como el CSIF han denunciado que al final este rol nace a costa de "la buena voluntad del profesorado" que decida encargarse de proteger a los alumnos. "Me parece muy bien la iniciativa pero se ha demostrado que ha sido un fracaso. Ahora resulta que no hay suficientes recursos, no sirve para nada", apunta José Manuel.

"Su sueño era ser pediatra"

Hace unas semanas, el presidente Pedro Sánchez aseguró que el "problema del acoso escolar es una de las prioridades" del Gobierno para este curso. Pero José Manuel exige que se tomen medidas efectivas. "No basta con que el presidente tenga buenas intenciones, sino que eso se demuestre con hechos porque los hijos de la gente se están matando. No hay tiempo que perder", protesta.

En definitiva, lo que reclama José Manuel a través de la recogida de firmas es una norma a nivel nacional "que impida que más niños y adolescentes se suiciden como hizo Kira. Esta no es mi lucha, es la lucha de todos los padres desesperados cuyos hijos sufren acoso escolar. Estamos indefensos".

Para concluir, José Manuel admite con resignación que nunca podrá superar la muerte de su hija. Sólo pide que el destino de los demás niños y niñas víctimas de bullying sea distinto al de Kira. "La echo de menos cada día, es como vivir en una pesadilla constante. Era tan buena niña... Su sueño era ser pediatra".