La hija de Rosalía y Nacho murió hace 4 meses: lo superarán ayudando a otros padres como ellos
Junto a otros padres que darán su testimonio, Rosalía y Nacho hablarán en el Teatro Marquina de Madrid sobre cómo superar la muerte de un hijo.
29 septiembre, 2022 03:03En el Teatro Marquina Lola Herrera era, allá por 1979, Carmen Sotillo. Lo era cada noche sin excepción, pues Carmen Sotillo no podía serlo solo a ratos. Se sentaba en una silla de un escenario diáfano y hablaba a un ataúd en realidad vacío, donde su imaginación colocaba el rostro de su exmarido aún vivo Daniel Dicenta y, en la obra, simulaba descansar el cadáver de Mario. Ese dolor, el dolor de la pérdida —entre otros muchos que sufría Sotillo—, lo conocen bien Nacho y Rosalía; Carmen y Rafa; y Pilar.
Estas cinco personas comparten la experiencia demasiado injusta de haber perdido a un hijo demasiado pronto. Y en estas mismas tablas donde aún se siente el espíritu de Cinco horas con Mario, el sábado 1 de octubre Nacho y Rosalía; Carmen y Rafa; y Pilar van a hablar de Renacer, un grupo de padres que han conseguido volver a vivir tras la tragedia y buscan ayudar a otros que no hayan logrado superarlo aún.
"Lo más cerca de la muerte que podemos estar ya hemos estado. A partir de ahora solo nos queda vivir", dice Rosalía. Ella y su marido Nacho, madrileños ambos, perdieron a su hija María hace cuatro meses. Encontraron la existencia de Renacer, que "no es ninguna asociación, ningún ente, ni ninguna ONG, sino un grupo de padres y madres que han perdido uno o más hijos". Así conocieron a Pilar, Carmen y Rafa, que forman parte de este colectivo en Valencia.
Mensaje de optimismo
Gustavo Berti y Alicia Schneider son un matrimonio argentino que perdió a su hijo Nicolás cuando tenía 18 años. Crearon entonces en Buenos Aires el grupo Renacer, basado en la logoterapia y en El hombre en busca de sentido, de Viktor Frankl. Más de 30 años después de aquello, esta red de padres sobrellevando el duelo se encuentra en casi toda Latinoamérica y Centroamérica y, por supuesto, España.
"A Juan, que es uruguayo pero vive en Barcelona, se le muere su hijo, se queda como se queda y oye hablar de Renacer. Cogió un avión para allá y le impactó tanto aquello que cuando volvió decidió empezarlo aquí. Era el año 2000", explica Pilar, impulsora del grupo en Valencia a los siete meses del fallecimiento de su hija. "No es un grupo de autoayuda, sino de ayuda mutua", recalca.
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La desgracia de Carmen y Rafa los llevó hasta Pilar hace cuatro años. Su hija Carmen murió era la mediana de tres hermanas y murió a los 19 años en un accidente. Sin embargo, una de las prioridades de este colectivo cuando se junta es no ahondar en detalles sobre cómo se produjeron las muertes. "Da igual el motivo, lo que nos une es el sentimiento de pérdida. Si entras en las circunstancias de cada hijo eso nos diferencia, nos aparta y recrudece la pérdida. Recrearnos no lleva a un final deseable ni esperanzador, al revés", cuenta Carmen.
Rafa está de acuerdo con su esposa: "Si, de forma natural, la gente lo quiere expresar, fenomenal, pero no hay que ir a eso. En alguna reunión ha pasado, pero ese padre que llega por primera vez cree que su dolor es el único y al contar eso, sin maldad, lo que está haciendo es un daño increíble a todos y cada uno de los que estamos en la reunión, porque revivimos el día más oscuro de nuestras vidas".
"Si contarlo sirviese, lo haríamos siempre, pero no es así. Nuestro hijo murió una vez, no hace falta que lo matemos todos los días", zanja Pilar. Su hija se llamaba Pilu, no importan los detalles. Ella prefiere cambiar la habitual pregunta de '¿qué hago ahora con mi vida?' por '¿qué espera ahora la vida de mí?'.
Reír, bailar, viajar
Cuando uno pierde a un hijo se le para el mundo. Al menos eso dicen quienes lo han vivido. '¿Cómo reactivarse, empezar de nuevo?' es la gran pregunta. Las reuniones de Renacer en Valencia son de entre 30 y 40 personas, pero prefieren no medir el éxito cuantitativamente. Tampoco son exclusivas para padres, aunque sean estos quienes acuden mayoritariamente. Normalmente, hay reunión cada 15 días, donde se abrazan mucho y se centran en un tema alrededor del cual, quienes desean hablar, exponen sus reflexiones.
"Hasta ahora, cuando se te moría un hijo el estigma de la sociedad era que acababa la vida de ese padre, no le veías posibilidades. Nuestro mensaje es que se puede volver a vivir, esto es una revolución cultural", afirma Pilar. En la misma línea, Rafa sabe que "nunca vamos a ser los mismos, pero entendemos que la única manera de seguir viviendo e, incluso, ser felices, es aceptar la realidad".
Quieren transmitir a los padres que acuden a ellos destrozados que pueden mejorar mucho sus vidas si se dan cuenta de que la vida sigue. "Poder salir, reír, bailar, viajar... en definitiva, vivir nuestro camino gracias a transformar todo este sufrimiento inicial en amor", añade Rafa.
—También decís que son vuestros hijos quienes os convocan y que vosotros sois simples emisores.
Rafa: Nosotros seguimos conectados a nuestros hijos. Puede sonar una cosa como muy esotérica, pero no es así. Para nosotros es muy real y sencillo de entender.
Nacho: Nosotros, los padres que hemos vivido esto, compartimos un mismo código. A ti te puede llegar parte del mensaje, pero al no tener ese código, esa experiencia… La gente que oiga eso de que 'nuestros hijos están aquí, nos han traído...' igual no lo entiende, pero el padre o la madre que lea esto sí lo va a entender.
Carmen: Dirán 'estos están flipados' y un poco sí, pero es un flipado amoroso.
Rosalía: La sensación que tengo yo ahora es de un crecimiento personal y espiritual que no pensé que pudiera alcanzar y eso se lo agradezco a mi hija, que me ha llevado hasta donde estoy. Todo esto puede sonar un poco a secta o a friki, pero se trata de dar esa visión de que no es nada raro, es algo que está dentro de ti. Es una cuestión de actitud ante lo que ha ocurrido.
Pilar: Queremos difundir lo que hacemos para que los padres sepan que hay vida después de la muerte de un hijo, y el sistema que vamos a utilizar para hacerlo es a través de testimonios, el sábado 1, a las 11:00h., en el Teatro Marquina.