Fue este jueves por la noche, durante un cóctel que los diputados de Vox celebraron en un restaurante cercano a la madrileña Plaza de Colón. Javier Ortega Smith alzó su copa, entonó el viejo brindis de los tercios y junto a él hicieron chinchín casi todos sus compañeros de bancada. Casi todos, porque las ausencias fueron casi tan ruidosas como los presentes, desenvueltos en un ambiente festivo previo al Viva 22, la convención político-cultural anual que celebra el partido este fin de semana. Faltaron Rocío de Meer o Tomás Fernández, su mano derecha al frente del aparato y cuya caída al mando de la Secretaría de Organización —es vox populi en el partido— puede ser cuestión de días. También se ausentó, asegura a EL ESPAÑOL una diputada presente, Iván Espinosa de los Monteros, algo que contradicen desde la sede nacional.
Hacía pocas horas que Vox había anunciado un importante cambio en su estructura. Seis años después de tomar las riendas orgánicas, Ortega Smith pasaba el testigo al diputado en el Parlament de Cataluña Ignacio Garriga. Un hombre que estuvo desde el principio, destinado a las elecciones catalanas de febrero de 2021 casi en una black ops en territorio comanche. Acuciado por multitud de problemas territoriales, como la denuncia publicada por este periódico esa misma mañana, Ortega perdió paulatinamente el control del aparato. "El ambiente en la cena fue de alivio", atestigua un diputado, optimista con el cambio de timón.
A la espera de que el comité ejecutivo nacional dote su anunciada Vicepresidencia —obtenida en detrimento de Víctor González, que pasa a ser vocal— de contenido, Ortega centrará ahora sus esfuerzos en la campaña a la Alcaldía de Madrid. Se trata de un movimiento, avalan fuentes cercanas a Santiago Abascal, cocinado a tres bandas desde hace meses por Espinosa de los Monteros, el máximo asesor del líder de Vox, Kiko Méndez-Monasterio; y el vicepresidente político, Jorge Buxadé. ¿El motivo? El miedo a descarrilar en las elecciones municipales y autonómicas del próximo mayo. La posibilidad de abocar a sus votantes a un éxodo masivo hacia el voto útil: el PP de Alberto Núñez Feijóo. Las turbulencias generadas por la salida de Macarena Olona han sido la puntilla.
La entrevista con "retintín" hacia Olona
El último día de Javier Ortega Smith como secretario general de Vox comenzó a las nueve de la mañana en los micrófonos de esRadio. Una entrevista de Federico Jiménez Losantos donde una y otra vez, pregunta tras pregunta, trató de despejar los fantasmas que acechan la unidad interna del partido. "Son distracciones", zanjó.
El 15 de septiembre, en una entrevista en el canal 24 horas, tachó de "invenciones" por parte de los medios de comunicación las informaciones publicadas. Noticias en busca de "titulares y una falsa división dentro del partido". "Yo les voy a dar una mala noticia a los editores de panfletos", anunció, "Vox es un partido unido (...), con una organización sólida, unos cuadros perfectamente unidos (...)". "Hay una unidad total", resolvió. Aquel día también apeló al papel como presidente de Abascal y al suyo como secretario general. Algo que ha quedado obsoleto en 20 días.
El punto álgido de su aparición en esRadio —también el más incómodo— floreció al abordarse la crisis abierta en el seno de Vox tras la salida en dos tiempos de Macarena Olona. "Hay una comunicación por su parte, que se hace pública, diciendo que tiene un problema de enfermedad que luego, gracias a Dios, se cura casi milagrosamente en pocos días y hace el Camino de Santiago", soltó con sarcasmo. Jiménez Losantos detectó cierto "retintín" en su exposición. Pero nada dijo sobre un posible relevo al frente de la secretaría general. "Es raro que Javier estuviera anunciado el viernes con los concejales como secretario general", apunta una fuente del partido sobre el rápido devenir de los acontencimientos.
Porque Vox distribuyó a las 13:05 una nota de prensa donde se comunicaba el cambio en el cuadro de mando. "Javier Ortega Smith, candidato a la alcaldía de Madrid y nuevo vicepresidente de Vox. Ignacio Garriga tomará el relevo en la Secretaría General", titularon de manera sucinta. Los grupos de Telegram donde se pertrechan ideológicamente centenares de olonistas celebraron la caída como un gol. En los chats, además de la ex diputada, está la periodista Cristina Seguí, fundadora de Vox y ex pareja de Ortega Smith. En el aire, la posibilidad de formar un nuevo partido.
Señalan a este periódico desde el entorno de Olona diferentes motivos que pudieron ser fuente de recelos para Ortega Smith. "Hasta su llegada, él había sido el rostro jurídico del partido. Ese es el origen de todo. El hecho de ir asumiendo protagonismo en esas lides, sobre todo con los recursos ante el Tribunal Constitucional, es lo que motivó que haya siempre paralizado cualquier ascenso orgánico de Olona", consideran. "Toda la notoriedad que adquirió Macarena fue gracias a la gente, no al partido", apelan a la popularidad de uno y otro.
Las fuentes aseguran que, durante el punto más algido de la guerra Vox/Olona, tras el Camino de Santiago que emprendió a finales de agosto, fueron el diputado Luis Gestoso y la asesora del partido Nerea Alzola los emisarios enviados por el secretario general para atacarla "públicamente". Pero, ¿surgió alguna escaramuza en concreto entre Olona y Ortega? "El único encontronazo fue durante la primera legislatura, cuando Macarena estaba embarazada de siete meses. La encerró en su despacho y se puso a gritarle con sus casi dos metros de altura porque se negó a una contratación que él quería. Macarena se cogió la tripa, imagínate la situación. Salió y los gritos siguieron. Lo vio la gente que estaba en el pasillo".
Llegada al Congreso y los nervios de Abascal
Ya publicada la noticia por todos los periódicos, puestas a hervir todas las conjeturas y con los periodistas en guardia en el Congreso, Javier Ortega Smith aterrizó antes de las tres de la tarde en la Carrera de San Jerónimo. "Ha llegado el momento de que en Madrid se dejen de hacer políticas de izquierdas", estrenó su flamante papel de rival de José Luis Martínez Almeida tras eludir una pregunta sobre la polémica del Colegio Mayor Elías Ahuja. Este viernes, sin embargo, condenó los cánticos "despreciables" de los colegiales, algo que "denigra la condición humana".
Las fuentes cercanas a Abascal citadas anteriormente reconocen un clima de pesimismo con los resultados de Vox en Madrid, hasta el punto de albergar el temor de que Ortega Smith "no sea capaz de salvar su puesto". Desde la dirección nacional, sin embargo, descartan este extremo y apuntan a este periódico que "es más fácil" quitarle votos a Almeida que a Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid. Por ello la renovación del destino del ex boina verde.
Santiago Abascal, uña y carne con Ortega Smith prácticamente desde que se conocieran en un colegio electoral del País Vasco como interventores del PP, ha afrontado la erosión de su amigo al frente de la secretaría general "nervioso y malhumorado". Pero hay otro problema: "No tienen cabeza lista fuertes para las ciudades de más de 50.000 habitantes y está costando mucho encontrar buenos perfiles para presentar en las autonómicas". Una de las soluciones que baraja el partido, confirman fuentes de la dirección nacional, sería buscar candidaturas de más peso en torno a los diputados. Desvestir santos, como hicieron con Garriga y Olona, precisamente. "No para los ayuntamientos", acotan.
Garriga, "cercano" a Espinosa
El ascenso de Ignacio Garriga, miembro del Opus Dei, supone la victoria del ala más católica del partido. Se trata de una figura de consenso para la cúpula, con una imagen más lisa, menos abrupta y castrense, que la de su predecesor. También sale fortalecido el eurodiputado Jorge Buxadé, con un pasado falangista del que no reniega, aunque sí de su miltancia en el PP, que busca una mayor cuota de protagonismo en la escena nacional.
"Garriga es muy cercano a Iván Espinosa de los Monteros, pero ha establecido una relación muy estrecha también con Abascal", indican fuentes de toda solvencia. Espinosa habría pedido en las últimas semanas informes territoriales, como en Almería, preocupado por la marcha del partido en muchas demarcaciones. Lugares donde el partido está patas arriba como Cádiz, Ceuta, Badajoz o Murcia, donde el mismo jueves se pasó al grupo mixto el último de los cuatro diputados que permanecía fiel a Vox, Pascual Salvador.
"Ha sido la cordura en la sombra", considera de Espinosa una ex colaboradora que también apunta al relevante papel desarrollado por Rocío Monasterio. La diputada en la Asamblea de Madrid se emancipó de Bambú, madrileña sede del partido, en septiembre de 2021. Varias voces apuntan a que con este movimiento lo que en realidad buscó fue deshacer del férreo control de la dirección nacional.
Como se apuntaba más arriba, algo que tienen en común Olona y Garriga: su salida del Congreso para batirse el cobre en unas elecciones autonómicas. Un puerta grande o enfermería donde es fácil dilucidar en qué lado del 50/50 cayó cada uno de ellos. "A Garriga le marcaron un Olona, pero eran unas circunstancias diferentes. Lo que pasa es que aunque obtuviese cinco diputados en Cataluña ya era un triunfo. No era igual que Macarena en Andalucía. En el Viva 21 Abascal lo pone de ejemplo, que querían gente como él, que en un momento dado da un paso atrás por el bien del proyecto".
En Abascal, apuntan las fuentes, nace ahora la obsesión de que las tesis de Buxadé, la facción más falangista del partido, no cojan peso. El líder de Vox buscaría una "derecha, derecha, no centrista, pero sin el ultra". Este fin de semana, en el espacio Mad Cool donde se celebrá la convención del partido, dice un diputado, "se van a contar muchas cosas".
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