Desde hace ya un tiempo se han puesto de moda las patatas fritas con sabores exóticos. Podemos verlas en los lineales de los supermercados, las hay con sabor a chorizo, a huevo frito, a hamburguesa o a sal y vinagre. Sin embargo, la empresa lituana Chazz ha ido un poco más allá y ha lanzado unas patatas fritas con sabor a vagina. Esto sí que es innovación y experimentación. Únicamente pueden comprarse a través de su página web y tienen un precio de 19,99 euros.
Cuando se accede al sitio web de esta marca ya se puede observar que están totalmente volcados en lanzar al mercado sabores nuevos que sorprendan al consumidor, entre todos ellos destacan: las chips con sabor a mejillones con vino blanco, a cebolla caramelizada o a cóctel Bloody Mary. Pero la estrella de entre todas las bolsas son estas patatas sabor vagina. Entre los ingredientes principales de este nuevo producto podemos encontrar el aceite de colza, la cebolla, el ajo o el azúcar.
La empresa asegura haber reflejado con esta receta el "gusto" de una experiencia de sexo oral. "Todo el departamento de marketing se tomó muy en serio la tarea, apoyándose en experiencias propias y de conocidos que habían experimentado el gusto de intentar reproducirlo", comentaba uno de los responsables de la compañía. Para ello realizaron una encuesta masiva a través de internet donde preguntan a la gente a qué les recordaba el sabor de una vagina. Todo ello desembocó en una pequeña investigación científica, y finalmente dieron con la receta.
Pero vayamos a lo importante: su sabor. ¿Valdrán la pena? EL ESPAÑOL ha hecho un pedido de estas patatas con el objetivo de probarlos en nuestra redacción para describir nuestras percepciones sobre el producto. Las compramos por internet el martes y tardaron 5 días en llegar, ya que se envían desde la propia fábrica situada en Lituania.
Degustando las patatas
Al llegar a la redacción lo primero que me llama la atención es el empaquetado de las patatas. Vienen en una caja exclusiva con una ilustración bastante extravagante y un mensaje en inglés en el que se lee: "Lose your virginity with Chazz" (Pierde tu virginidad con Chazz). Al abrir la caja nos encontramos con un embalaje parecido al de unos zapatos. Las patatas vienen envueltas en un papel encerado de color rojo, y además incluyen una pequeña tarjeta en la que se observa la imagen de una exuberante mujer sumergida en una copa con patatas.
Cuando le damos la vuelta a la tarjeta se puede leer un mensaje en el que dice:"Do you know? Millenials are having tres times less sex than their parents" (¿Sabías que? La generación millenial tiene tres veces menos de sexo que sus padres). Por lo tanto, podemos asegurar que se nota que el empaquetado y la presentación del producto están sumamente cuidados.
Llegó la hora. Es el momento de llevarnos a la boca estas exóticas patatas que tantas expectativas han levantado entre nosotros. Al probarlas son diversas las opiniones que surgen. En mi caso, opino que estas chips saben muy parecidas a las clásicas campesinas, pero aquí comienzan las sentencias y los presentes comentan su parecer: "A mí me huelen a cebolla, pero me saben a vinagre y queso", afirma uno. "Yo creo que saben a una mezcla entre ajo y perejil", asegura otra. "Pues para mí tienen un regusto como a pan de gambas, pero lo cierto es que están bastante buenas", sentencia otro.
Como dice el refrán: "Cada uno ve con los ojos que Dios le ha dado", y aquí cada uno tiene su parecer. Lo cierto, es que nadie dice que estas patatas le sepan a vagina. Quizá todo forme parte de una buena campaña de marketing.
Sea como fuere, hay que reconocer que la empresa lituana Chazz ha sabido jugar con todas las herramientas de la publicidad e incitar a los consumidores a probar estas nuevas patatas. Además, podemos decir que son unas patatas más que aceptables. Igual es el momento de lanzarse a la piscina y probar los otros sabores que nos ofrece esta particular empresa.