A los rumanos Ginel y Oprea les gustaba veranear en Andalucía. Además, lo hacían gratis: financiaban sus vacaciones con lo que supuestamente robaban a ancianos desvalidos de residencias de personas mayores de media España. De hecho, la Guardia Civil les echó el guante en Getafe, el viernes 7 de octubre, justo cuando regresaban de perpetrar sendos palos en Granada para seguir viviendo del dinero que sisaban en los geriátricos y de los lingotes de oro que fabricaban con las joyas de sus usuarios.
Los nombres de esta pareja de ladrones profesionales no están muy claros, a la vista de que usaban otras identidades falsas para moverse por suelo español porque sobre ambos pesaban órdenes de búsqueda y captura en Rumanía y Alemania. Prueba de ello es que en el auto que los envía a la cárcel de Valdemoro, el titular del Juzgado de Instrucción número 5 de Getafe matiza esto sobre sus datos personales: "Se decreta la prisión provisional comunicada y sin fianza de don Ginel E. D., quien dice ser Petrus P. S., y don Oprea I., quien dice ser Vasilica V.".
Lo único que está claro para la Guardia Civil es que esta pareja de rumanos constituye el presunto binomio operativo de una banda que ha perpetrado 38 robos con fuerza en residencias para la tercera edad de Lugo, La Coruña, Pontevedra, Oviedo, Sevilla, Córdoba, Málaga, Cádiz, Segovia, Huesca, Lérida, Zaragoza, Valladolid, Valencia, Alicante…
EL ESPAÑOL ha accedido a parte de las diligencias judiciales que revelan que Ginel y Oprea, o Petrus y Vasilica, a saber, comenzaron con sus fechorías por los geriátricos el 17 de noviembre de 2021. En concreto, en la Residencia de San Salvador del pueblo lucense de Guntín de Pallarés, donde se llevaron 1.918 euros tras forzar una ventana.
Ginel, de 42 años, y Oprea, de 33 años, han pasado desapercibidos en el país porque residían junto a sus parejas y sus hijos en Getafe y Mejorada del Campo, como un matrimonio más de extranjeros, ya que en su declaración consta que profesionalmente se dedican a la venta de coches y la construcción. Pero lo único que tenían de currantes era la jornada laboral, tal y como remarca un portavoz de la Guardia Civil de Lugo: "Todos los robos los realizaban de lunes a viernes, nunca actuaban los fines de semana".
La mecánica siempre era la misma: cogían uno de sus tres Skoda Octavia y actuaban en cualquier punto de la geografía española. Valga como botón de muestra este itinerario: el 25 de noviembre se recorrieron 520 kilómetros para plantarse en la Residencia de Domusvi, en Alcalá de Guadaira (Sevillla), donde se llevaron 800 euros y joyas; doce días después, se hicieron 171 kilómetros para robar 2.300 euros y joyas de la Residencia Valdihuerto en Cuéllar (Segovia); una semana más tarde, actuaron a 327 kilómetros, en la Residencia Hermanos Muñoz Cabrera de Pozoblanco (Córdoba), y se hicieron con 4.800 euros y más bisutería.
En sus viajes buscaban geriátricos situados en pueblos pequeños y distantes geográficamente para evitar que las Fuerzas de Seguridad encontrasen alguna conexión entre los robos. Cuando salían de su domicilio madrileño, se llevaban comida para viajar durante toda la semana, con el objetivo de no hacer paradas en restaurantes y hoteles para evitar ser captados por las cámaras de seguridad. Prueba de ello es que los Skoda llevaban las lunas tintadas para dormir dentro, mientras se turnaban al volante o haciendo guardia delante de las residencias que iban a asaltar.
"Tomaban nota de las medidas de seguridad de los geriátricos, los horarios de entrada y salida de los facultativos, la presencia policial que había por la zona…", tal y como detalla este portavoz de la Guardia Civil en Lugo. En las diligencias de la Policía Judicial consultadas por EL ESPAÑOL, consta que cortaban los cables de las cámaras de seguridad y dejaban fuera de servicio el alumbrado exterior de las residencias, bien provocando un cortocircuito en las farolas o dándoles una pedrada.
Para entrar en las residencias de la tercera edad arrancaban las rejas de la ventana de alguna oficina o hacían palanca. Una vez dentro, se iban a por el despacho de los supervisores o directores donde están las cajas fuertes que custodian, desde dinero en efectivo que es propiedad del geriátrico o de los propios ancianos, hasta objetos personales, incluso joyas que entregan los residentes al convertirse en usuarios. Los billetes y las alajas que presuntamente robaban siempre los ocultaban dentro del sistema de climatización que tenía el Skoda Octavia donde viajaban.
En la diligencia de detención de la Policía Judicial a Ginel se enumeran 29 robos y el dinero en metálico sustraído de cada residencia suma un total de 71.338 euros. Todo ello, sin contar los décimos de lotería, ordenadores, tabletas, la recaudación de las máquinas de café, herramientas, tabaco, y lo más importante: las numerosas joyas que robaron a los ancianos para fabricar con ellas lingotes de oro de 9, 14 y 18 quilates.
Los dos mayores golpes los perpetraron en la Residencia Asistida de Mayores de Oleiros (La Coruña), donde se llevaron de una tacada 11.343 euros, y en la Residencia de Mayores Ciudad de Berja (Almería), donde se hicieron con 7.185 euros. En ambos casos el botín incluía joyas.
El citado portavoz de la Guardia Civil calcula que el botín de los 38 geriátricos asciende a 200.000 euros. Y eso tirando por lo bajo, ya que iban sin troquelar los lingotes que producían en el horno de fusión al que introducían las joyas de los ancianos, por lo que se desconoce cuántos han vendido. Además, a Ginel y Oprea les fueron incautados cinco vehículos y compraron una casa con piscina en El Casar de Escalona (Toledo), donde les intervinieron 24.230 euros en metálico, numerosas joyas, tres relojes de alta gama, y una colección de billetes y monedas de varios países.
En el taller casero que tenían para fundir oro acabaron muchas piezas de joyería de incalculable valor sentimental para los ancianos. De ahí, que la Guardia Civil bautizase la operación que permitió detener a Ginel y Oprea, con el sobrenombre de 'Kosmina': joya en rumano. Estos cacos siempre tomaban muchas precauciones para actuar, empleaban guantes, ocultaban su rostro con capuchas y máscara, pero al final cometieron algunos errores como ser "descubiertos" por las cámaras de vigilancia de la Residencia Senior Villa del Rey en La Carolina (Jaén).
Expansión a Francia
Poco a poco, la Policía Judicial estrechó el cerco sobre estos dos rumanos. Tanto es así que los investigadores comprobaron que se desplazaron a Francia, Bélgica y Portugal para extender su actividad delictiva. Otro dato curioso que detectaron los agentes: los cacos se fueron en verano de vacaciones y no volvieron a 'trabajar' hasta septiembre.
El viernes 7 de octubre cayeron en Getafe y tres días más tarde ingresaron en prisión. Este diario ha accedido al auto del Juzgado de Instrucción número 5 de Getafe, donde el magistrado José María Celemín expone que "existen indicios de la participación" de Ginel y Oprea, o Petrus y Vasilica, en esta oleada de robos en geriátricos que arrancó hace dos meses.
"De la entrada y registro practicada el 8 de octubre en el domicilio utilizado por los investigados se incautó, aparte de notoria cantidad de dinero, más de 20 mil euros, multitud de joyas, un taller de fundición de oro casero, un kit de comprobación de quilates de oro, dos balanzas de precisión, documentación de terceras personas y documentación utilizada por los investigados con otras identidades", según ejemplifica el juez Celemín.
Además, la Guardia Civil cuadró la señal de los móviles de los sospechosos, con los repetidores de los geriátricos asaltados, y concluyen que "se deduce que uno de los autores de los robos descritos en estos puntos se encuentra dentro de las residencias de ancianos y otro vigilando".
El auto razona que estos rumanos deben ingresar en prisión porque pueden poner en peligro la investigación y existe riesgo de que se fuguen del país por las fuertes penas de cárcel a las que se enfrentan. "En este supuesto, la acción desarrollada revela que, puestos en libertad los presuntos autores, pudieran tratar de presionar a los testigos de cargo para que no acudiesen, en su caso, a posteriores llamamientos judiciales o al acto del juicio, si se celebrase, o para que modificasen su testimonio dándole un sesgo favorable a sus intereses", tal y como alerta el magistrado.
"Los hechos atribuidos a los investigados podrían ser constitutivos de un número nada desdeñable delitos de robo con fuerza en las cosas en casa habitada, más de treinta, tipificados en el artículo 241 del Código Penal y castigados con pena de hasta cinco años de prisión, así como de un delito de falsedad, castigado con pena de prisión de 6 meses a 3 años, en el artículo 392, y de un delito contra la seguridad vial, del artículo 384 del Código Penal, castigado con pena de 3 a 6 meses de prisión".
El letrado murciano Eduardo Muñoz Simó ejerce la defensa de Ginel: uno de los dos supuestos cabecillas de esta banda asalta-geriátricos. "Mi cliente se ha acogido a su derecho a no declarar", subraya el prestigioso penalista. "En estos momentos no voy a pronunciarme porque estoy pendiente de entrevistarme con mí representado en la cárcel de Valdemoro, antes de solicitar al juzgado su puesta en libertad".
De momento, la 'Operación Kosmina' sigue abierta. "En los próximos días se practicarán nuevas detenciones de miembros de esta banda", según avanza un portavoz de la Guardia Civil. "Lo más probable es que algunos de los nuevos arrestos se lleven a cabo en Madrid". Los investigadores están rastreando el circuito que siguieron los lingotes de oro, para averiguar quiénes eran los encargados de recogerlos en el taller de fundición casero de Getafe y en qué países se comercializaban.
También indagan sobre la documentación con datos personales de los ancianos que fue sustraída de las residencias, al objeto de comprobar si ha sido empleada para dar de alta alguno de los cinco vehículos intervenidos o los terminales móviles incautados. La Policía Judicial también se ha puesto en contacto con las autoridades de Alemania y Rumanía para informarles del ingreso en prisión de Ginel y Oprea.