Se convirtió en una especie de mesías. A través de la cámara se coló en miles de hogares, a veces con un tono pausado y otras —en su mayoría— como si fuera un vendaval furioso. Convirtió en grito de guerra su yeah!, movilizó a miles de personas para evitar la fusión de los hospitales granadinos y luchar por la sanidad pública en Andalucía. Siempre, contra los políticos y los apesebraos. Le pidieron que entrara en algún partido, pero rechazó hasta el final la oferta. Cometió errores, como todos, pero puso en marcha al menos tres Unidades de Apoyo al Paciente Oncológico con la única ayuda de los donantes. Jesús Candel (Granada, 1976) luchó contra todos sin esperar mucho más a cambio.

El cáncer entró en su vida en agosto de 2020. Tuvo una primera recuperación casi milagrosa. Lo celebró y trató de convencerse de que quien quería podía. Lo expuso en redes sociales y muchos se le tiraron encima. Era su forma de afrontar la enfermedad. Pero el cáncer volvió más fuerte, con metástasis. Candel se centró en luchar hasta el final, dejándose ver en sus últimos vídeos casi sin fuerzas ni voz, pero dejando claro que había plantado cara a la muerte una noche más.

Este viernes 14 de octubre se confirmó la muerte del médico intensivista en Albolote (Granada). Su último vídeo lo colgó el pasado 28 de septiembre, haciendo ejercicio desde la cama porque la agresividad del cáncer y los tratamientos le hacían casi no poder moverse ni hablar. En su última entrevista con este medio lo dijo: "Si no te mata el cáncer, te matan los tratamientos".

[La última entrevista de Spiriman: "Si el cáncer no te mata, te matan los tratamientos"]

La frase era una reivindicación de que se implementaran nuevas medidas contra el cáncer. "Se habla mucho de los avances para la cura del cáncer, pero al final nosotros decimos: seguimos tratándonos con fármacos de los años 70 u 80 muy agresivos. Es una barbaridad. Si el cáncer no te mata, te matan los tratamientos. O estás sumamente fuerte para aguantarlo o te dan por el culo. Hay que tener el cuerpo, la mente y la alimentación muy cuidada".

Por eso puso en marcha la UAPO, un último legado que nadie le pidió. Su amigo Javier Cánovas, director de esta unidad, le ha recordado en sus redes sociales. "Jesús, estés donde estés, te quiero tela y lo sabes, ayúdame a seguir en la lucha contra este puto cáncer que se lleva lo mejor".

El mensaje, mucho más amplio y acompañado con un vídeo con las imágenes de Candel, destacaba la "fuerza, coraje, ganas de vivir, la amistad, las ganas por ayudar y, por qué no, los cojones que le has echado a la vida".

Spiriman vivió mucho. Peleo mucho. Y erró, por supuesto. En su última entrevista con EL ESPAÑOL, el pasado mes de junio, aseguraba entre lágrimas que, a pesar de todo, no se podía arrepentir de todo lo vivido en este tiempo. 

Spiriman

—Jesús, ¿se arrepiente de algo ocurrido en todo este tiempo?

—Cuando estoy con los efectos secundarios de la quimio, a veces me vienen esos pensamientos y empiezas a hacerte esas preguntas. Al final llego a la conclusión de que, tras valorarlo todo, estoy donde estoy por todo lo anterior... Me llena tanto lo que hago ahora mismo, practico una medicina tan independiente, hago lo que quiero, nadie me dice nada, no me tengo que estar peleando con nadie, sólo tengo gratificaciones... [...] De lo que me arrepiento es de no haber sabido todo lo que sé ahora al empezar la lucha. Pero eso es imposible. Todo se aprende con una trayectoria. Hacer lo que hago, con tan buen rollo, estar rodeado de tanta gente y que Lidia Bosch haya colgado un vídeo de la UAPO... Todas estas cosas que me están pasando no hubieran pasado si yo no hago lo anterior. No me puedo arrepentir. Muchas veces me pongo a leer las cosas que me escriben y no te puedes hacer una idea lo que te hace sentir... Gente que no te conoce y te dice que te quiere como parte de su familia... Eso es la hostia y yo digo: '¿Cómo me voy a morir?'. Es que... Pff... Me emociono, tío...".

Susana Díaz

Spiriman nació en las reinvindicaciones contra la fusión de los hospitales de Granada. Aquello fue lo que le granjeó una popularidad desbordante. Luego vino el resto.

Jesús Candel fue el azote de Susana Díaz. Pero no sólo de ella, también hizo lo propio con otros altos cargos de la Junta de Andalucía y el Servicio Andaluz de Salud para el que trabajaba. Se encontró, por culpa de aquello, con el rechazo incluso de sus propios compañeros, pero no le importó.

"La sanidad no la quieren privatizar sólo los políticos, sino que la quieren privatizar muchísimos médicos de la sanidad pública —decía al respecto—. Parece que están siempre que si los políticos quieren privatizar... La Sanidad la quiere privatizar mucha gente que trabaja en la Sanidad pública y que luego trabajan también en la Sanidad privada". 

Fueron muchos quienes se acercaron a él por aquello. Él mismo reconocía que había sido el gran culpable de la caída de Susana Díaz y el PSOE de Andalucía, que llevaba más de 40 años en el Ejecutivo regional. Tanto es así que el actual presidente andaluz, Juanma Moreno, le ofreció entrar en su Gobierno. "Me llamó para darme las gracias y ofrecerme ser Consejero de Sanidad", dijo Candel. 

El doctor Jesús Candel, conocido como Spiriman, posando sobre el skyline de Granada. Fernando Ruso

Su lenguaje malsonante le llevó a ser denunciado y condenado. Incluso, se le penó con una multa y tuvo que indemnizar por injurias a Susana Díaz y al exviceconsejero de salud Martín Blanco por un vídeo subido a las redes.

Aquello también hizo caer su popularidad. Como lo hizo su denominación del "pollonavirus" para referirse a la Covid-19. "Yo sólo era el altavoz de lo que estaba viendo un grupo de médicos", apuntó al respecto en este periódico.

Luego llegó el cáncer y algunas frases desafortunadas, basadas en su intención de pelear contra la enfermedad hasta el final y concienciarse de que podía acabar con ella.

A pesar de su lucha por mejorar la sanidad pública, Spiriman confrontó a la izquierda y a la derecha política. Consiguió cambiar algunas cosas, aunque no todas las que le hubiera gustado.

Su última pelea fue la creación de la Unidad de Apoyo a Pacientes Oncológicos sin más ayuda que la de sus socios. Ahí quedó su última entrevista. Ahí quedó su legado. "Gracias a los socios estamos haciendo una cosa maravillosa y ojalá las instituciones públicas se den cuenta. Que espabilen y trabajen. Las cosas se cambian siendo excelentes y empáticos".