Llegaba un día ilusionante para la familia Sanz Parra. Ascensión se había puesto de parto. Tras nueve meses de espera en un embarazo sin contratiempos, nacería la pequeña Paula. Por ello, esta madre fue trasladada al Hospital Gutiérrez Ortega de la localidad de Valdepeñas (Ciudad Real).
Todo parecía ir bien, pero los errores del ginecólogo Tomás A.J. y de la matrona Purificación A.M., produjeron que Paula naciese con un “severo daño neurológico”. Este ocasionó que la niña -que acaba de cumplir 10 años- tenga un daño neuropsicológico muy grave, tetraplejia y epilepsia no controlada.
En 2019, sin embargo, una jueza del Juzgado de lo Penal número 1 de Ciudad Real decretó una indemnización de 5,5 millones de euros a la familia de la menor por lo ocurrido. Pese a ello, esa primera sentencia, así como la posterior de la Audiencia Provincial del año 2022, condenaba a la matrona y al ginecólogo como autores de un delito de lesiones por imprudencia profesional menos grave a la pena de nueve meses de multa a razón de una cuota diaria de 10 euros. También se condenó como responsables civiles al SESCAM y las Aseguradoras Mapfre y Zúrich.
Aun así, la acusación particular y las compañías aseguradoras han llegado a un acuerdo indemnizatorio que evita que el asunto llegue al Tribunal Supremo y pone fin al procedimiento. Este acuerdo concluye que la indemnización a la menor y a sus familiares en el importe de 2.591.498 euros en concepto de indemnización principal, más 2.356.726 euros en concepto de intereses y capitalización de la pensión anual, lo que unido a las costas del procedimiento, aún por tasar, alcanzarán una cantidad de 5,2 millones de euros, la más grande de la historia de España por una negligencia médica.
A día de hoy, Paula es totalmente dependiente de su familia. Y el jornal de agricultor que gana Juan José, padre de Paula, no es suficiente para las necesidades de la niña. Ascensión no trabaja. Dedica su vida a “cuidar de Paula”, según reconocía en 2020 a EL ESPAÑOL. La indemnización que percibirán servirá a estos padres de Villahermosa (Ciudad Real) para comprarle a la niña todo lo que necesita. “Pero jamás devolverá la salud a mi hija”, se sinceraba Ascensión.
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Un parto negligente
Pero esta difícil situación empezó en 2012. Concretamente, un fatídico 14 de octubre en el que la bebé Paula nació entre negligencias médicas. Aquel día, Ascensión llegó al Hospital Gutiérrez Ortega, lugar que marcaría un antes y un después en la vida de esta familia. EL ESPAÑOL habló en 2020 con Ascensión, quien reconstruyó lo sucedido.
-¿Qué ocurrió aquel 14 de octubre de 2012, día en el que nació Paula?
-Yo estaba embarazada de nueve meses de Paula. Por la mañana, me puse de parto y fuimos al hospital. Me dejaron en reposo porque no había dilatado bien y me pusieron un antibiótico. Antes de mediodía, me bajaron a monitorización [lugar donde se comprueba el bienestar fetal]. Yo sentía que Paula se movía mucho en la barriga. Y llegó un momento en el que se quedó parada. Pasó un rato y empezó a pitar el monitor. La matrona vino y apagó la alarma y me dijo que Paula llevaba dos vueltas de cordón umbilical en el cuello, pero que no había ningún problema.
-¿Y usted cómo reaccionó al saber que la bebé tenía el cordón umbilical en el cuello?
-Pregunté si me iban a practicar la cesárea, pero la matrona me dijo que no me preocupase, que Paula iba a nacer rápidamente puesto que era mi tercer parto. No obstante, antes de dar a luz, en la última revisión, yo le dije al ginecólogo [otro ginecólogo, no el condenado] que quería que me hicieran una cesárea y, también, una ligadura de trompas. Pero se negó: me dijo que los niños tenían que nacer por parto natural. Después, pasé al paritorio y la matrona empezó a apretar mientras le decía a mi marido "tiene que salir ya, se le ve el pelo". Pero Paula no salía porque tenía dos vueltas al cuello del cordón umbilical. Fue cuando llamó al ginecólogo, que se me puso encima de la barriga. Y apretó hasta que Paula salió y cayó.
-¿Qué pasó nada más nacer su hija?
-Paula cayó y como no la oí llorar pregunté si estaba muerta y me dijeron que no preocupara, que estaba dormida. Pero se la llevaron rápidamente y yo me quedé esperando, subida en el potro, con la placenta colgando hasta que se despegó sola y se cayó. Sin embargo, la matrona cuando terminó su turno recogió sus cosas y se fue a casa, tranquilamente.
-¿Cómo fueron los instantes posteriores al nacimiento de la niña?
-Paula nació a las 19:20 de la tarde y esperamos hasta las 00:00 de la noche para que viniesen por ella, ya que necesitaban trasladarla a la UCI del Hospital de Albacete. La trasladaron en ambulancia porque el helicóptero no podía volar a causa de una tormenta. Aun así, el señor de la ambulancia no quería llevar a Paula por su estado. Yo le dije que la llevara y lo hizo.
-¿Su marido qué hizo cuando se llevaron a Paula?
-Mi marido se fue detrás de la ambulancia con mi madre. Yo me tuve que quedar esa noche en Valdepeñas por precaución. Y fui al día siguiente. Se me caían las lágrimas al ver sufrir a mi hija.
Las secuelas
La recién nacida pasó 91 días en el Servicio de UCI de Neonatología del Hospital de Albacete “precisando de diversas intervenciones quirúrgicas”, según explicaba el fallo. Estos tres meses dejaron en Paula muchas secuelas: “trastornos cognitivos y daño neuropsicológico, tetraplejia, dependencia absoluta y epilepsia no controlada”. El abogado de la familia de Paula, Francisco Sánchez-Bravo, puntualizó que tristemente la menor se ha quedado en estado vegetal. Ahora necesita ayuda para cualquier cosa: asearse, comer, ir al baño... todo.
-Ascensión, ¿cómo ha sido el día a día desde entonces?
-Tenemos que estar más que pendientes de ella. Debemos asearla, darle de comer, cambiarla... es como si fuese un bebé pequeño, ella no tiene ninguna autonomía. Mi madre, de hecho, vivía en otro pueblo y se mudó a vivir con nosotros. Lo hizo para ayudarme la noche del parto y cuidar de mis otros hijos, pero no se ha vuelto a ir. Juntas, cuidamos de Paula porque mi marido no puede estar siempre pendiente porque trabaja.
La indemnización
Diez años después de aquel fatídico 14 de octubre, la familia de Paula, por fin, ha sido indemnizada. El pasado jueves en una rueda de prensa, la familia y la asociación El Defensor del Paciente han dado a conocer que ya han recibido la indemnización de 5,2 millones de euros a la que fue condenado el Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (SESCAM) y que han hecho efectiva sus aseguradoras, Zúrich y Mapfre, tras llegar a un acuerdo las partes. La condena al SESCAM es la de mayor cuantía de España en cuanto a negligencias médicas.
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