Murcia

Comienza la semana laboral, es lunes 24 de octubre, y una mujer de Yecla acude a su buzón a revisar la correspondencia. De repente, se percata de que le han dejado un folio doblado y en el encabezado pone lo siguiente: 'Dirigido a la familia de María Blasa L. S.'. De inmediato, la mujer llama a la puerta de su vecina que es hija de María Blasa y le entrega la carta anónima, cuya lectura la deja petrificada porque una empleada de la Residencia San Isidro le asegura que su madre supuestamente murió en extrañas circunstancias dentro de esas instalaciones para la tercera edad

"En principio, no sospechábamos nada", tal y como admite un familiar de la difunta anciana en conversación con EL ESPAÑOL. "La carta la dejaron en el buzón de una vecina y nos la entregó". Esta persona admite que tras leerla se sintieron "muy mal" porque en la misiva se afirma que la dirección de las instalaciones, junto a algunos empleados, supuestamente ocultaron las verdaderas causas del fallecimiento de la pobre María Blasa, una anciana de 91 años, enferma de alzhéimer.

De momento, la familia ha contratado los servicios de un abogado para que se depuren responsabilidades legales y la Consejería de Política Social ha dado orden a los servicios de inspección para que abra un expediente informativo, a raíz del contenido de la misiva redactada por una auxiliar de la Residencia San Isidro de Yecla.

"Buenos días, escribo esta carta anónima para protegerme a mí y a mis compañeras de trabajo de las posibles repercusiones que pueda tener y como pueda actuar la empresa frente a nosotras. El viernes, día 16 de septiembre de 2022, en la Residencia San Isidro de Yecla, la residente María Blasa L. S., después de cenar, aprovechando que los auxiliares no estaban en el comedor porque es la hora de acostar a los residentes, salió con su andador al patio interior de la residencia".

"Cabe decir que la puerta de ese patio llevaba mucho tiempo rota y sin poder cerrarse, a pesar de las muchas quejas que habíamos puesto las auxiliares. Hay muchas cosas rotas y mantenimiento no se encarga de nada", tal y como denuncia la empleada, antes de aclarar qué le ocurrió a María Blasa aquel trágico 16 de septiembre. "Del patio interior salió a la zona del parking y nadie se dio cuenta".

La carta continúa poniendo en entredicho la profesionalidad de algunos miembros de la plantilla de este geriátrico que cuenta con plazas privadas y concertadas con la Consejería de Política Social. "La compañera que entra en el turno de noche, siempre debe hacer la primera ronda para comprobar que están todos bien en sus camas, pero ese día no lo hizo porque no es una buena trabajadora, y por tanto, no se dio cuenta de que María Blasa no estaba acostada en su habitación". 

"Cuando realizaron la ronda a las doce de la noche para cambiar los pañales, notaron que no estaba y se pusieron a buscarla. Encontraron a Blasa a las dos de la madrugada, en la zona del parking, al parecer le fallaron las fuerzas y se cayó al suelo, dándose un golpe. Estaba muerta, por asfixia, al estar bocabajo". En este punto de la carta es donde se narran hechos constitutivos de un delito y de la apertura de una investigación por parte de la Policía Nacional, al margen del expediente abierto por la Consejería de Política Social que dirige Isabel Franco.

La vicepresidenta del Gobierno autonómico y consejera de Política Social, Isabel Franco, interviniendo en la Asamblea Regional.

"Llamamos a la directora para comunicarle lo que había sucedido. La directora llamó a dos o tres auxiliares más, sobre las dos y media de la madrugada, para que fueran a la residencia, y les dio órdenes para meter el cuerpo ya sin vida de María Blasa, dentro de una habitación para asearlo. Entonces, llamaron al 112 diciendo que había tenido una muerte natural en su habitación y se había caído de la cama".

"Cabe decir que Blasa duerme con las barandillas subidas y lleva un cinturón de contención que le impide moverse y bajar de la cama. Por tanto, es imposible que cayera de la cama. Además, llevaba las marcas del golpe y de estar tanto rato en el suelo a la intemperie, pero el médico simplemente anotó lo que le dijeron en la residencia, haciendo caso omiso de las pruebas que demostraron que no había sido una muerte natural". 

Tal guion presuntamente se perpetró para ocultar que la usuaria perdió la vida en un accidente por una supuesta negligencia del personal, de forma que se presentó todo como una muerte natural a sus familiares para evitar las responsabilidades legales, así como el pago de una indemnización. 

Despido si alguien 'canta'

La misiva prosigue poniendo en evidencia la supuesta sangre fría con la que actuó la dirección de la Residencia San Isidro para enmascarar la muerte de la pobre anciana con una caída de la cama. De hecho, esta auxiliar asegura que les amenazaron con echarlas a la calle si alguien cantaba.

"Al día siguiente, hicieron una reunión de urgencia con los trabajadores, donde la directora nos insultó y amenazó con despedirnos si hablábamos entre nosotros, o con alguien, sobre lo sucedido. Repitió varias veces que todos habíamos firmado un contrato de confidencialidad, pero en ese contrato no entran los actos delictivos ni los encubrimientos ilegales".

EL ESPAÑOL se ha puesto en contacto con la Residencia San Isidro para recabar su versión de los hechos, pero han emplazado al periodista a llamar el miércoles para hablar con la dirección. Desde la Consejería subrayan que en la última inspección realizada al geriátrico, en marzo de 2022, "no se detectó ninguna anomalía, cerrándose el trámite, indicando un correcto funcionamiento". Política Social remarca que "no se ha recibido queja alguna respecto a estos últimos meses que indiquen una mala praxis".

No opina lo mismo la autora de esta carta anónima que ha causado un terremoto en la atención a los mayores de la Región de Murcia. "He de descatar que esa noche actuaron con mucha rapidez y diligencia, lo que hace pensar que no es la primera vez que encubren algo así. Soy una mujer que no cede a las amenazas y no pienso tener remordimientos ni participar en este tipo de actos indecorosos, por eso les escribo esta carta".

"Quiero que sepan la verdad de lo sucedido, lo que decidan hacer con esa verdad ya está en sus manos. Blasa era muy querida para mí y por las imprudencias de la residencia le han arrebatado los años que le quedaban de vida y que podría haber disfrutado con su familia. Por favor, se lo pido, no dejen que esto caiga en saco roto. No deben salir impunes de esta atrocidad que han cometido".