¿Era más difícil comprar una casa hace 20 años o ahora?: el caso de Charo contra el de Cristina
EL ESPAÑOL habla con expertos y recopila testimonios para responder a la queja de muchos jóvenes, que ven cómo no pueden acceder a una casa en Madrid a pesar de contar con contratos indefinidos.
30 octubre, 2022 02:08Cristina Hernández tiene 30 años, es enfermera y hace unas semanas agitó el avispero que es Twitter escribiendo un hilo que comenzaba así: "Hace dos años me compré una casa y es la mejor decisión que he tomado. Comprarse una casa no es difícil, solo hay que organizarse a nivel económico. Pongo un ejemplo con el salario más frecuente en España, que son 1.200 euros netos mensuales". El tuit, que acumuló casi 26.000 likes y fue retuiteado en 7.000 ocasiones, recibió hate a raudales. "Tweet patrocinado por CompraCasa y Banco Santander", le contestaba un tal Ignatius. "Es que tenemos la mala costumbre de comer tres veces al día", le espetaba otro tuitero.
Sin embargo, quienes tuvieron la paciencia de leer el hilo completo pudieron advertir la ironía en las palabras de la enfermera: "Se trata de ahorrar un 20%, que me parece un porcentaje bastante razonable, pues comprarse una casa implica hacer un esfuerzo mes a mes para conseguirlo. Así, ahorrarías 240 al mes (…). Como más o menos te piden una entrada de 50 mil para darte la hipoteca en un barrio obrero de Madrid, ¡en 21 años ya podrías reunir el dinero! (…) Con 50 años te metes en una hipoteca a 30 años. ¡Y solo con 80 ya la habrás pagado! ¡Súper chollo! ¿Veis qué fácil? Solo han sido 21-28 años de compartir piso y de comer arroz con tomate".
Muchos aplaudieron su ingenio, pero otros también le dieron collejas por su crítica al mercado de la vivienda (Twitter, ya se sabe, es ese patio de colegio imposible): "Si lo que buscas es una casa nueva y con un solo sueldo posiblemente es como dices, pero la mayoría de la gente compramos nuestra casa con nuestra pareja y a muchos no nos importa comprar de segunda, tercera o cuarta mano", le respondía Mercedes Forte, obviando que no todo el mundo tiene necesariamente que estar en pareja.
EL ESPAÑOL ha hablado con la autora del hilo que, efectivamente, sí pudo comprarse una casa en propiedad, bajo estas circunstancias: "En mi caso, a mí me ayudó muchísimo ser de Madrid, que mis padres vivan en Madrid y trabajar en Madrid, porque he podido estar muchísimos años viviendo con ellos. Cuando estás compartiendo piso o cuando pagas un alquiler tienes una capacidad de ahorro muy mínima", explica la enfermera. Ella también se independizó alguna pequeña temporada, pero durante muchos años vivió con sus progenitores, ahorrándose el alquiler y también la manutención. "Así podía ahorrar cada mes hasta llegar a los 50.000 que me pedían para la entrada, que es muchísimo dinero".
La casa de Cristina no es nueva ni está en el centro, como le decía Mercedes. Se trata de un piso en la periferia de Madrid que necesitó una reforma integral para ser habitable: "Yo me he comprado mi casa pero estoy compartiendo piso. Mis padres me dejaron dinero para la reforma, otro privilegio que he tenido sobre otras personas. Y para poder devolvérselo he alquilado las dos habitaciones que me sobran. Y esta es mi situación privilegiada", cuenta al periódico, riendo con resignación.
"Hay mucha gente que se compró una casa hace muchos años, cuando la situación era totalmente diferente, y te dicen que si te sacrificas un poco puedes, pero que el problema es que no queremos renunciar a nada, no queremos renunciar a tener Netflix y a salir de cañas. Pero es que da igual, aunque renuncie, cuánto se tarda en pagar la entrada de una casa, aunque me quede en mi casa sin amigos sin hacer nada, ¿cuánto se tarda en llegar a 50.000 euros que te pide el banco teniendo una capacidad de ahorro de 150 o 200 euros?", protesta Cristina, aludiendo a la gran discusión que se cierne en torno a este tema: ¿era más fácil o más difícil comprar una vivienda hace, pongamos, 20 años?
Sin ahorros, no hay hipoteca
Esperanza Cabezas tiene 52 años y hace ahora 25 que se compró un piso en Sevilla, su tierra natal. Trabajaba en una fábrica hasta que la crisis de 2008 le echó el cerrojazo y sufrió un desahucio por no poder enfrentar la letra pactada: "Me he recuperado a los años buscando otros trabajos, y ahora que tengo todas mis deudas pagadas, y me decido a comprar otra vez, veo que es imposible. Ya hace dos meses que lo corté, estaba poniéndome mal de los nervios, porque te ilusionas y luego nada".
Esperanza gana 907 euros de alquiler y su marido cobra una pensión por discapacidad de 913 euros. Ambos están por debajo del salario mínimo interprofesional y pagan un alquiler con garaje de 580 euros. No consiguen ahorrar y, sin ahorros, no pueden pagar la entrada del banco: "Hay gente que dice ‘Yo es que ahorro todos los meses y así consigo el veinte por ciento que me falta’. ¡Eso es mentira! ¿Cómo ahorras con este dinero, y con la comida como está de cara?".
Cuando compró su vivienda a finales de los 90, cuenta Esperanza, la situación era completamente distinta: "Yo me compré mi piso sola. La hipoteca te la daban al 100%, y encima te decía el banco: ‘¿No quiere un coche nuevo y se lo metemos con la hipoteca?’. Ahora te dan el 80, ¿y de dónde se supone que voy a sacar yo lo que me falta?", remarca.
Comprar en los 90
A Charo González, profesora de 58 años, se le puede considerar una especie en extinción: tiene piso en propiedad en pleno barrio de Malasaña, en una corrala de más de un siglo que ahora está restaurándose sin perder su aspecto original. "Yo soy de Valladolid, llegué a Madrid en el 93 y viví en pisos compartidos hasta el 98, cuando una amiga se compró una casa en el centro y pensé: ‘Pues sí se puede’, aunque nunca antes me lo había planteado". Charo también tuvo que recurrir a la ayuda familiar, en su caso fue su madre quien le ayudó con unos ahorros provenientes de unas acciones. Buscaba piso por el centro y con acceso a la línea 1 de metro. Un conocido le habló de unos pisos de Malasaña (donde ahora vive) y se decidió: "Malasaña en el 98 estaba bastante deteriorada, llena de drogadictos, pero la corrala me encantó y el precio era bastante razonable: 12 millones y medio, más barato que otras casas. Yo lo vi y me enamoré, pues las vistas son magníficas, se ve todo el skyline de la Gran Vía".
Esperanza entendía que la casa no era nada convencional, no tenía una habitación para invitados como otros muchos pisos de Madrid, contaba solo con un pequeño dormitorio, una habitación amplia con dos balcones exteriores, una cocina y el baño. A día de hoy, es consciente de que posee una joya: "Yo llevo años pensando que si quisiera ahora comprarme esta casa no podría, por mucho que me ayudaran en casa. Desde 2003 digo que en buena hora lo compré, mi poder adquisitivo no me daría para tener esta vivienda ahora. Yo creo que esta casa a día de hoy pueden ser 240 o 250 mil euros".
La opinión de los expertos
EL ESPAÑOL ha contactado a dos expertos para que, calculadora en mano, puedan sacarnos definitivamente de dudas. ¿Era más fácil comprar vivienda hace veinte años u hoy día? "Hay algunas cosas que han mejorado, por ejemplo contamos con más herramientas para acceder a vivienda, para elegir y estudiar nuestra compra: estimaciones de valores online, calculadoras de hipotecas… Muchos recursos que hacen que todo sea más sencillo o más transparente. Las compras se hacen con más rapidez e inmediatez porque los procesos se han digitalizado mucho y hay más seguridad jurídica, gracias por ejemplo a la aprobación de la ley de contratos inmobiliarios se han regulado las explicaciones que te tiene que dar el notario, los préstamos...", empieza desarrollando Paloma Arnáiz, presidenta de la Asociación Española de Análisis de Valor (AEV). Y continúa: "Ahora, desde el punto de vista de la capacidad de compra, puede que estemos en un momento de mayor dificultad de acceso porque en el 2002 la concesión de crédito era más fácil y ahora tenemos unas condiciones mucho más prudentes; con el mismo salario te cuesta más acceder a una hipoteca, sobre todo si es un salario bajo".
La pregunta del millón es, si además de tener más difícil el acceso al crédito y necesitar más ahorros que antaño, los pisos han subido o bajado de precio. Germán Pérez Barrio, presidente de UVE Valoraciones, una empresa especialista en valoraciones y tasaciones inmobiliarias, ofrece a EL ESPAÑOL una respuesta rotunda: hace veinte años "todavía era más difícil comprar". Para afirmarlo se basa en los últimos datos de valor de vivienda en España aportados por el Ministerio de Fomento: en 2022 el precio medio de una vivienda es de 174.000 euros, mientras que en 2002 era de 116.400. "Esto hay que ponerlo en perspectiva con la inflación, ya que no compran lo mismo los euros de antes que los de ahora, y cuando lo corriges con la inflación el precio equivalente de 2002 era de 178.600, un poquito más caro que ahora". Mucho peor fue incluso el año 2007, el inmediatamente anterior al estallido de la crisis: "El precio real de entonces era 208.000, si lo ponemos en relación con la inflación sería el equivalente actual a 271.000".
¿Y en cuanto a los tipos de interés? También los de hace dos décadas eran más elevados. En concreto, en 2002 eran del 4’69%, mientras que el último publicado por la Asociación Hipotecaria es de 2’41%. "Aplicando esto a los precios de entonces, la cuota nominal era de 681 euros en 2002, y la actual sería de 802 euros al mes, pero claro, también hay que ponerla en perspectiva con el IPC: por lo que estaríamos hablando de que 2002 sería de 1046 euros", desarrolla el experto. En 2007, afirma, la letra llegó a duplicarse respecto a la media actual: era de 1.636 euros. "Esto pone en perspectiva nuestra situación, este ciclo económico ha sido muy excepcional en el sentido de que las viviendas no han sufrido el efecto burbuja, sus precios no se han separado mucho de lo que la economía permitía".
Sin embargo, tal y como hemos visto con los testimonios de este reportaje, admite que la "gran barrera hoy día es que tienes que tener casi un 30% ahorrado para comprarte un piso" y para superarla es precisa "la solidaridad familiar". Cristina, la enfermera con la que hemos hablado, lo sabe bien, y por eso se siente agradecida de contar con unos padres que siempre la han apoyado y sostenido.