¡Boom! ya ha desaparecido de la parrilla de Atresmedia, pero los seguidores del concurso siempre recordarán a los equipos que más dinero se llevaron en el programa presentado por Juanra Bonet: Los Lobos (6.689.700 euros), Los RockCampers (2.326.500 €), Los Dispersos (1.546.400 €) y Los Sindulfos (798.000 €).
Ya han pasado tres años del histórico bote de Los Lobos o seis del de Los RockCampers, pero los otros dos equipos también entraron en la historia del concurso pese a no llevarse el el premio de la Bomba Final, ya que acumularon mucho dinero gracias al número de programas que estuvieron jugando: 324 Los Dispersos y 174 Los Sindulfos.
En respuesta, EL ESPAÑOL ha contactado con los 16 concursantes para saber a qué se dedican en la actualidad y en qué invirtieron el dinero que ganaron en ¡Boom!, aparte de hacer balance del final del concurso en Antena 3.
Los Dispersos: 324 programas y 1,5 millones
No llegaron a llevarse el bote, pero Los Dispersos (Óscar Díaz, Manolo Romero, Victoria Folgueira y Miguel Ángel Gómez) ocupan un lugar de honor en la historia de ¡Boom!, ya que son el segundo equipo con más participaciones, 324, sólo superados por Los Lobos. También son el tercer equipo que más dinero ha ganado en el concurso de Antena 3: 1.546.400 euros.
Manolo Romero, que fue el primer concursante de la historia de Pasapalabra en llevarse más de un millón de euros como premio (1.023.000 € en 2004), siempre tuvo claro donde destinar el dinero: “A mi librería, El Laberinto, ya no hizo falta destinarle el de ¡Boom! porque ya le destiné el de Pasapalabra. Además, el negocio va bien y no necesita inversión, porque si no es rentable, se cierra. Pero este sí que lo es. El dinero de ¡Boom! lo tengo guardado porque nunca se sabe cuando hará falta, aunque en diciembre del año pasado estuve en Nueva York, que es una ciudad bastante cara, pero iba con dinero e hice lo que quise”, afirma el jerezano.
Sus compañeros de equipo, en cambio, sí que lo utilizaron para gastos personales y algún capricho, ya que en su paso por otros concursos televisivos no habían conseguido premios tan abultados como el del programa de Juanra Bonet.
Victoria, por ejemplo, lo ha invertido en cumplir uno de sus sueños: “Comprar un bajo para montar mi laboratorio de restauración y así tener un lugar de trabajo propio, hecho a mi medida”. También destinó algo para caprichos: “Me he comprado una guitarra acústica porque me encanta el country y hacía tiempo que tenía ganas de tener una, y la PlayStation 5, que también soy muy aficionada a los videojuegos”.
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Miguel Ángel, prefirió gastar parte del premio en salud, y se operó la vista, aunque también se compró un coche de segunda mano. “Como capricho fui al MadCool el pasado julio, he hecho algún viaje y, no podía faltar, compré regalos a mi familia”, asegura el valenciano.
Óscar, por su parte, reconoce lo siguiente: “Te va a sorprender, pero el dinero del premio sigue en mi cuenta del banco casi intacto. Aparte de algún capricho (libros, entradas festivales, escapadas de fin de semana…) y alguna celebración con mi familia, no he hecho nada de particular con él, no tenía ningún gasto pendiente que cubrir ni ninguna inversión que hacer”.
El madrilleño explica que “llevo de alquiler desde que me independicé, a los diecinueve años, y es cierto que mi mujer y yo tenemos en perspectiva comprarnos una casa, pero tal y como está el panorama político, económico y social lo hemos aparcado de momento. Seguramente en eso será en lo que invierta el dinero del premio, pero, con los precios de la vivienda en Madrid, tendré que pedir también una hipoteca para poder llegar a comprarme la casa”.
Su paso por ¡Boom! les cambió la vida porque ahora les reconocen más por la calle, pero en el apartado económico ninguno dejó de trabajar gracias al dinero del premio y han seguido con sus vidas tras su eliminación del concurso en abril de 2021.
Manolo Romero sigue al frente de su librería con su rutina habitual; Miguel Ángel, gestiona una empresa de marketing cigital (Azul y Rojo) de la que es socio: “Estamos localizados en Teruel y llevamos las redes sociales y demás presencia online de empresas de la provincia”, comenta. Victoria actualmente está de baja ya que se encuentra en la recta final de su embarazo, no obstante, tras ¡Boom! continuó con su trabajo de restauradora.
Por último, Óscar señala que “mi formación es la de traductor y he trabajado para muchas editoriales, incluso monté una propia. Soy autónomo y esa es mi principal actividad, pero he dado unas cuantas vueltas en la vida y actualmente llevo la prensa de torneos de golf”.
Además, este último admite que su paso por el espacio de Antena 3 le está reportando beneficios añadidos que no esperaba “porque gracias a la exposición que tienes al salir en televisión la gente te sigue, se interesa, te contacta y te facilita el acceso a determinadas personas o medios de comunicación a los que me sería más difícil llegar”, asegura.
Los cuatro han sentido mucho la retirada de la parrilla del concurso que les dio a conocer: “Me da pena que no hayan repartido el bote final. Echaré de menos a los equipos que duraban mucho”, comenta Miguel Ángel. “Realmente lo que más lo lamento es por toda la gente que trabajaba en el programa, que son maravillosos y nos lo pasamos genial con ellos, que tuvimos una muy buena relación y creamos un vínculo muy fuerte. Espero, de verdad, que les vaya bien y que tengan pronto otros programas y otras opciones”, afirma Victoria.
Óscar lo tiene claro: “Me resulta muy triste que quiten de la televisión algo que ha formado parte de mi vida durante tanto tiempo. Siento que con ¡Boom! se me va un cachito de ella. Nosotros, Los Dispersos, hemos vivido en ese plató y convivido allí con todo el equipo del programa durante más de año y medio en una época muy complicada como fue la pandemia. En aquellos momentos ¡Boom! nos abría a todos una ventanita al mundo, ya que estábamos encerrados en nuestras casas y el hecho de poder juntarnos para grabar cuatro buenos amigos y poder ver a otras personas y charlar con ellas… fue un privilegio que recuerdo con muchísimo cariño”.
Sindulfos: 174 programas en ¡Boom!
Tras 174 programas, Los Sindulfos son el tercer equipo con más participaciones en ¡Boom! El equipo formado por Jesús Cuartero, Miguel Anchel, Raúl Alcubierre y Vicente Simón llegó a acumular 798.000 euros en su paso por el espacio presentado por Juanra Bonet, convirtiéndose, además, en el cuarto con más dinero ganado.
Los aragoneses no pensaban en durar tanto cuando llegaron al programa en diciembre de 2021, pero, tras ser eliminados en agosto de 2022, cada uno invirtió el dinero en algunos caprichos que tenían guardados en el cajón desde hacía un tiempo. “No hemos tenido mucho tiempo para gastarnos la pasta. De momento he realizado algún viaje que otro", comenta Jesús. "De hecho, el último programa de ¡Boom! me pilló en Transilvania, que siempre me había hecho ilusión ir al castillo del conde Drácula".
“Seguimos trabajando como antes, pero al mismo tiempo estamos preparando una exposición temporal sobre los viajes en el tiempo en la Literatura, el Cine y el Arte español desde el siglo XIX a nuestro días", asegura Jesús. "Y también aprovechando nuestra experiencia en el medio estamos diseñando un concurso televisivo, por si alguna productora se interesa en desarrollarlo. Muchas veces, casi todas, se compran licencias de programas internacionales pensando que si ha funcionado en otros países va a funcionar aquí, pero creo que habría que arriesgar más en formatos propios. Lanzar un penalti a lo Panenka, pero en formato quizshow”, comenta Jesús.
Miguel, por su parte, lo ha destinado a cubrir algunos huecos financieros familiares aunque también le gustaría “hacer algún viaje de esos que son eternamente aplazados y, sobre todo, disfrutar con mi gente cercana”. Eso sí, también tiene en mente un capricho: “En el transcurso del programa informé que, en algún momento de mi vida, me gustaría aprender a navegar. Para los de tierra adentro es un mundo por descubrir y quiero realizar alguna formación de navegación”.
Él también ha vuelto a su rutina ya que “vivimos en una nube durante nueve meses, pero el globo se pinchó. He retornado a las cosas de siempre, la familia, las cuadrillas de compañeros y amigos. Respecto al trabajo, ahora estoy destinado en un colegio público en Zaragoza atendiendo labores de mantenimiento”. Eso sí, el ‘virus’ de los concursos no le ha abandonado: “No niego que una vivencia tan adictiva como la participación en ¡Boom! no haga que me plantee continuar hacia otros formatos, la lástima es que la mayoría de ellos es una competición individual y una de las grandes virtudes del concurso de Antena 3 era la competición en equipo”.
Raúl, por su parte, tiene una parte del premio reservada para el proyecto original del equipo, la exposición sobre las máquinas del tiempo. El resto, tras regalos y celebraciones pendientes, lo destinará a un proyecto trufícola en el prepirineo. “Como capricho me compré un reloj automático al que hacía tiempo que le seguía la pista. Quería que se convirtiera en el testigo de ese tiempo que vivimos. Un anacronópete de muñeca”, añade.
Raúl ha recuperado la normalidad produciendo exposiciones para el ayuntamiento maño ya que “los nueve meses del programa fueron frenéticos en todos los aspectos. Ahora toca reposar y mimar a quien fue el verdadero pilar de esta aventura: la familia”.
Vicente ha invertido el dinero del premio en renovar “una casita que tenemos en mi pueblo, Villanueva del Rebollar de la Sierra, en Teruel”. Él sigue trabajando en el Servicio de Cultura del Ayuntamiento de Zaragoza y trata de disfrutar lo máximo posible de familia y amigos.
Como todos los exconcursantes de ¡Boom!, Los Sindulfos también lamentan que haya desaparecido de la programación de Antena 3: “Lo vivo como una pérdida, como algo en lo que has dejado una parte muy bonita de tu vida y que su recuerdo poco a poco se irá borrando”, asegura Miguel.
“Que haya estado ocho años en antena es un signo evidente de que estamos ante un programa estupendo. Resistir tanto está al alcance de muy pocos”, añade Jesús. Raúl recuerda las tardes, cuando sus hijas eran más pequeñas, que se ponían delante de la televisión muy atentos a las bombas del programa: “Creo que era un espacio que entretenía y hacía feliz a mucha gente”. Por último, Vicente afirma que “me da pena especialmente al saber que un equipo de profesionales fantásticos que, a diario, se esforzaban por poner en pie el programa, va a perder parte de su trabajo”.
Los Lobos: el récord Guinness
Hablar de ¡Boom! es hablar de Los Lobos, el único equipo que está en el Libro Guinness de los récords por méritos propios, ya que son los concursantes que han ganado más dinero en un concurso de televisión con continuidad, 6.689.700 euros. A los 4.130.000 del bote hubo que sumar a la cantidad que llevaban acumulada en 505 programas (2 años y dos meses de participación, otro récord más), alcanzando casi los siete millones de euros de premio.
El destino del dinero de sus cuatro integrantes fue muy diverso, pero sobre todo fue destinado tapar los clásicos ‘agujeros’ de las economías familiares, aparte de algún capricho y viajes para celebrar la victoria.
En total les correspondió a cada uno 1,6 millones de euros brutos (sin descontar lo que debían de pagar a Hacienda) y Erundino, que actualmente trabaja en el concurso de RTVE El Cazador, dedicó parte del dinero en regalarle un coche a su pareja, en algún viaje y en construirse una casa.
Comprar un vehículo también fue lo primero que hizo Manu Zapata, pero para obsequiárselo a su madre. El resto del dinero lo ha destinado a comprarse un domicilio, algún viaje en territorio nacional y a tener un colchón económico, pero sin dejar de trabajar, ya que sacó las oposiciones de Correos y está repartiendo cartas y paquetes en Peralta, cerca de su casa en Tafalla, Navarra.
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Valentín Ferrero, por su parte, reconoce que lleva una vida muy tranquila “viviendo casi como un jubilado, pero sin serlo”, afirma. El importe que le correspondió del bote lo destinó a reformar su casa y a recibir clases de piano, pero todavía tiene pendiente un viaje a Roma que le había prometido a su mujer.
Alberto Sanfrutos, por su parte, invirtió el dinero en vivienda para garantizarles a sus hijos que no sufran demasiado “con esta vuelta tan preocupante que ha dado el mercado laboral”, y en algún viaje de turismo gastronómico por España.
Los cuatro coinciden en que están muy apenados por el final tan abrupto que ha tenido ¡Boom! en Antena 3 para dejarle su espacio al programa de Sonsoles Ónega: “Me ha producido sensación de vacío. Es que era parte de mi vida reciente y, gracias al él, cambió radicalmente”, afirma Valentín.
“Reconozco que para mí hay un antes y un después de ¡Boom!, y saber que se acaba me pone triste, pierdo un referente y eso que últimamente no lo seguía mucho, pero cuando lo ponía en tele me gustaba verlo ya que era como mirar las fotos de un viaje feliz y volver a revivir aquel lugar donde lo pasamos tan bien”, añade el zamorano.
Alberto comenta que le ha parecido mal ese final, sin un programa donde Bonet y el resto del equipo se pudieran despedir de la audiencia: “Esta brusca despedida me ha provocado una sensación de orfandad sobrevenida que, de todos modos, tendré que aceptar”, admite. Erundino señala que le “da mucha pena, ya que es equivalente a cuando se cierra cualquier capítulo de tu vida que te ha dado muchas más alegrías que malos momentos”.
Manu aporta un dato muy significativo de la importancia que tuvieron Los Lobos en el concurso de Antena 3, y es que su equipo estuvo participando el 25% del tiempo que se emitió ¡Boom! (8 años): “Por ese motivo, y muchos más, algo se te muere por dentro cuando un formato que funciona, que se ha ido renovando, que no estaba muerto ni mucho menos, que podía dar mucho de sí todavía, desaparezca de esta manera”, comenta el navarro.
Rockcampers, un equipo de amigos
El conjunto formado por Rubén Calvo, Héctor Miguel, Javier Miralles y Alfredo Mayo se llevó el 8 de junio de 2016 el segundo bote más alto de la trayectoria de ¡Boom! con 2.326.500 €, quedándose cada uno de los integrantes unos 300.000 euros para sus gastos y caprichos.
Javier destinó el grueso del premio a vivienda, ya que antes de presentarse al concurso estaba pensando en cambiarse de casa “porque la familia estaba creciendo y se nos quedaba pequeña la que teníamos. Gracias al bote pudimos irnos a una más grande y en la zona que nos gustaba de Valladolid. Mi pequeño capricho sí que lo tenía claro, quería una Vespa. En cuanto tuve el dinero del premio en mi cuenta me compré una amarilla, que era una ilusión que había tenido siempre. También invité a un viaje por Italia a mis padres y a mis suegros”, recuerda.
Héctor lo destinó a comprarse una copia facsímil del Manuscrito Voynich, del que dicen ser el libro más raro del mundo, y un dron semiprofesional con el respectivo curso para poder pilotarlo. “Fueron mis dos caprichos con el premio”, admite. Rubén lo invirtió en un coche, “pero tres años después de ganar el bote”, también se fue a Estados Unidos para visitar Florida y Luisiana con unos amigos.
Por último, Alfredo se compró una casa “a tocateja, sin hipoteca, y, otras personas no lo considerarán un capricho, pero para mi poderme comprar un coche nuevo, que nunca había tenido uno y siempre iba de prestado con el de mis padres, sí lo fue. También compré un ordenador, porque me gustan mucho los videojuegos y una televisión grande, porque me encanta el cine. Soy muy de deportes de aventura y antes a lo mejor podía ir como mucho a un viaje al año a unas cuevas o a escalar, ahora me apunto a todos los que me apetecen”, comenta.
En la actualidad, Javier y Héctor siguen al frente del campamento Rock Camp: “Llevamos ya catorce años y, en su momento, dijimos que sí ganábamos el bote íbamos a ampliar y a poner cabañas de madera en el campamento y así fue”, explica Javier. “También abrimos la Escuela de Música RockCamp en Madrid hace dos años”, añade Héctor. Alfredo es funcionario, como Rubén, que trabaja el centro que tiene el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST) en Barakaldo, en la parte de laboratorio.
El final de ¡Boom!, como al resto de sus compañeros, les pilló por sorpresa: “Me da mucha pena, es cierto que no lo seguía a diario por mis horarios, pero le tenía mucho cariño”, afirma Alfredo. Javier lamenta: “Creo que aportaba algo especial a la televisión que se va a perder”. Rubén siente su desaparición por la buena relación que tienen entre ellos, pero también “con Juanra y con otros concursantes”. Héctor, por su parte, reconoce que “en cierta manera es ley de vida, entiendo que las cosas tienen que tener su final”.