Rafa Castaño ha participado en varias etapas de Pasapalabra logrando llevarse suculentos premios, pero el ansiado bote se le sigue resistiendo. Ya fuera en Telecinco, como ahora en Antena 3, sus duelos con Orestes Barbero pasarán a la historia del concurso por su igualdad y su longevidad en el programa.
El sevillano, además de concursante de uno de los espacios más vistos de la televisión, es licenciado en Periodismo, socio en la librería Caótica en Sevilla y un gran aficionado a la lectura, el cine y los videojuegos.
EL ESPAÑOL ha charlado con Rafa para que explique cómo está siendo esta nueva etapa en Pasapalabra, su preparación para enfrentarse cada día al Rosco y, si tuviera suerte, a qué destinaría los casi dos millones de euros que tiene el bote actualmente.
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Concursante desde los 18
Los espectadores fieles de Pasapalabra a lo largo de sus 20 años de emisión han podido ver participar en el concurso en varias ocasiones a Rafa Castaño, antes en Telecinco y ahora, en Antena 3. Pero pocos saben que el sevillano lleva acudiendo a programas de televisión desde los 18 años, cuando estrenó la mayoría de edad acudiendo a Adivina quién es quién en Canal Sur.
“Me hacía ilusión ir porque lo veía de pequeño y me gustaba mucho. Me puse de objetivo ir a concursar cuando alcanzara los 18. Creo recordar que me llevé 1.500 euros, que no estuvo nada mal para mi edad. Duré dos programas, gané el primero y me eliminaron en el segundo”, recuerda.
Posteriormente probó suerte en Pasapalabra con 21 años, pero estuvo muy poco tiempo ya que fue eliminado por Luis Esteban –que a la postre se llevaría el bote en febrero de 2015 con 354.000 euros–, al que se volvió a enfrentar en un programa especial, donde volvió a perder con él. Unos años después, entre finales de 2014 y principios de 2015, participó con 24 años en Saber y Ganar, “que es en el que más he durado, hasta ahora…”.
“Llegué a 100 entregas en dos fases. La primera vez caí eliminado en mi programa 71, luego hicieron el especial de los magníficos de ese año, lo gané, y participé otros 29 programas más hasta completar el centenar. Me llevé, aproximadamente unos 65.000 euros, que curiosamente coincide con la cifra que gané en El Tirón, el concurso que sustituyó a Pasapalabra en Telecinco. En otra etapa de Pasapalabra también fueron 65.000 euros… es una cifra recurrente en mis participaciones”, reconoce el periodista.
–¿En qué invirtió el premio de Saber y Ganar?
–Me compré una televisión y la Xbox como capricho, que con 24 años me hacía ilusión tener una buena videoconsola. Como gasto grande, me hice socio de la librería Caótica, en Sevilla, ya que compré mi parte. También me independicé y me fui a vivir de alquiler…
–Uno de sus rivales en Pasapalabra fue su hermano Alberto.
–Sí, nos enfrentamos en un especial de Navidad en Telecinco donde nos dijeron que el que ganara el programa volvería al diario. Es curioso porque, normalmente, en esos especiales el premio es un viaje a Nueva York, pero en esa ocasión lo cambiaron y me vino genial porque gané y conseguí el derecho de volver al Pasapalabra diario, pero sin fecha.
–Por eso casi participa en ¡Boom! con Los Dispersos…
–Sí (risas). Como pasaba el tiempo y no me llamaban, Los Dispersos me solicitaron para hacer el casting porque Miguel Ángel estaba en Japón y querían que le sustituyera. En aquel momento sabía que iba a volver a Pasapalabra, pero como no tenía exclusividad alguna con el concurso –porque cuando vas a este tipo de programas firmas una exclusividad de seis meses o un año para no participar en otro– estaba liberado pese a que sabía que, en algún momento, volvería a Pasapalabra.
Como cuando hicimos el casting estaban Los Lobos y no quisieron enfrentarnos con ellos porque éramos dos equipos muy fuertes, ahí quedó la cosa. Durante la espera, me llamaron de Pasapalabra para que volviera, y era algo a lo que no podía renunciar. Dejé Los Dispersos justo cuando Miguel Ángel ya había vuelto y, lo más curioso de todo, es que cuando estaba enfrentándome a Orestes y quitaron Pasapalabra en Telecinco por la sentencia del Supremo, el día que nos fuimos, Los Dispersos comenzaron su andadura en ¡Boom!
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El final de Pasablabra en Telecinco
El 1 de octubre de 2019, tras la disputa por los derechos de emisión del concurso contra ITV Global Entertainment, el Tribunal Supremo ordenó a Telecinco parar la emisión de Pasapalabra. Tras recibir la sentencia, Mediaset comunicó públicamente que esta sería acatada de forma inmediata y que ese mismo día se emitiría su último programa, siendo sustituido por otro concurso, El Tirón, también con Christian Gálvez al frente.
Rafa recuerda aquellos días con incertidumbre, no sabían qué pasaría con el concurso, con el equipo, con Orestes y con él… “Un día que iba en el cercanías para grabar me dijo Orestes: ‘Que nos dejan sin programa’, y me mandó un enlace de la noticia donde hablaba de la sentencia del Supremo. Teníamos grabación al día siguiente y la hicimos, lo que me daba a entender que, pese a todo, había esperanzas. Hicimos diez programas más y en el último ya se veía en el ambiente que eso se acababa, pero me enteré por la prensa porque era un proceso con varios años dando vueltas”, comenta.
–¿Cuánto dinero ganó en Pasapalabra antes de que dejara de emitirse en Telecinco?
–Creo que fueron unos 32.000 euros –repartidos en 41 participaciones más las 10 que no se emitieron–. Normalmente, te pagan por lo emitido, pero como se quedaron varios sin hacerlo, Mediaset tuvo la gentileza de pagárnoslos. Ese dinero lo usé para la entrada del piso en Sevilla en el vivo, pero estoy pagando hipoteca.
Después seguí concursando con Orestes en El Tirón, él cayó eliminado, yo continué participando con David Leo y fue cuando me llevé los 65.000 euros. Creo que tenían pensado que fuera un programa que durara más tiempo, pero se quedó en 15 o 20 minutos al día y cuando empezó el confinamiento, dejamos de grabar y Telecinco de emitirlo.
Ahora, en Antena 3
Atresmedia se hizo con los derechos de emisión de Pasapalabra, que se ha convertido en uno de los buques insignia de Antena 3, liderando en audiencias todas las tardes y congregando a miles de espectadores delante de la televisión para ver si sus participantes se llevan el bote.
Tras el éxito de Pablo Díaz o de Sofía Álvarez, los ganadores del bote en esta nueva etapa, Orestes se ha convertido en el rival a batir. Primero cayó Jaime y ahora Rafa es el que está intentando derrotar al burgalés. Pero esa rivalidad solo es delante de las cámaras, ya que fuera son grandes amigos.
–¿Y cómo se gestó su vuelta a Pasapalabra en Antena 3?
–Aunque sigo siendo socio de la librería, ya no estoy trabajando allí porque me puse a prepararme unas oposiciones en diciembre de 2021. En marzo de 2021 nos invitaron a Orestes y a mí por el especial del 20 aniversario. Él me ganó, aunque sabía que después de él en algún momento iría yo al diario, pero no sabía cuándo.
Entremedias estuvo Jaime, que hizo un papelón brutal con 102 programas. Cuando cae él, me empiezo a poner las pilas por si me llaman y me preparo las Oposiciones de Pasapalabra estudiando durante 10 o 12 horas diarias, viendo roscos… hasta que me llamaron y entro el 1 de junio de 2022. Creo que esta vez, de todas las veces que he participado, es en la que mejor estoy preparado, pero es que Orestes también. Cada vez los roscos más complicados y, de repente, un día te ves estudiando el pico más alto de Somalia y piensas: “¿Qué hago?”.
Pasapalabra se ha convertido en unas oposiciones a las que tienes que ir bien preparado.
–¿Qué siente cuando se queda a una respuesta de llevarse el bote?
–Lo que más fastidia de quedarse a una respuesta es cuando te quedas a una que sabes que te habías estudiado. Cuando te pasa eso y te preguntan algo prácticamente imposible, puede que la aciertes por azar, pero la primera vez que me quedé en 24 fue cuando me preguntaron quién fue el ganador de la medalla de oro en la prueba de decatlón en Pekín 2008. Yo me había mirado oros olímpicos y ese lo tenía, sabía que era una palabra corta que tenía una A y que terminaba en Y. Era Clay y yo dije Gary, ahí me quedé cerquita y me fastidió bastante. Realmente fue horrible porque, por una vez que me preguntan las 25 que tenía estudiadas, no supe responder bien. Una cosa es estudiar, y otra muy diferente es recordar. Te lo tienes que estudiar varias veces, lo que multiplica el esfuerzo.
Pero el resto de las veces que me he quedado a 24 ha molado porque me ha hecho sentirme orgulloso, me ha dado la tranquilidad de saber que estoy con buen nivel, pero que ese día no va iba a ser.
–¿Hay preguntas casi imposibles de contestar?
–Suele haber dos difíciles de diccionario y dos de enciclopedia. Las primeras están más o menos controladas porque nos lo hemos estudiado, y las segundas son más rebuscadas porque te pueden preguntar el autor de un cuadro, un compositor, un disco… de todo y eso abre mucho más el abanico. Es más difícil de preparar, pero también más divertido. También me veía los roscos de Pablo Díaz y cada vez que le preguntaban por un accidente geográfico de un país, me iba a la Wikipedia, me leía el artículo de la geografía y la organización territorial con las capitales y regiones. Y así con todos… Me lo paso bien porque aprendo.
Hay otros temas en los que es más difícil hacer eso como la música, la literatura, pintura… porque las opciones son miles y nada sencillas.
–¿Si se llevara El Rosco, en qué invertiría el dinero –está casi en dos millones de euros en la actualidad–?
–Siempre digo que parte sería para los agujeros económicos de la librería, otra parte para pagar el piso y otra, para mi familia. Aparte de eso, el sistema está hecho para que, cuanto más dinero tienes, más puedes tener, por lo que el resto del dinero lo metería en un producto financiero muy conservador, de esos que te dan poco interés, pero que tienes mucha seguridad de recibir el beneficio. Es que tendría mucho dinero que meter ahí. También dedicaría a vivir porque no metería todo en el fondo, una parte la utilizaría para viajar, para comer por ahí… Si se queda neto casi un millón de euros, te da para muchas cosas.
–¿Qué puede contarnos de Orestes?
–Sobre todo coincidimos en la tele porque él vive entre Pamplona y Burgos y yo en Sevilla. Es muy buena persona, no tiene filtro para los chistes, me lo paso muy bien con él y nos reímos mucho. Me parece el mejor concursante de la historia de Pasapalabra, pese a que ha habido grandes participantes como Pablo Díaz o David Leo… Pero él tiene una facilidad para responder que es maravillosa en este concurso, sobre todo en La Silla Azul. Tiene muy buen vocabulario, y se nota cuando él contesta. Otra cosa es que sea más disperso, que no juegue con buena estrategia… en la calidad bruta de palabras, es muy bueno.
En emisión está una época en la que estoy ganando más yo y, en su lugar, también estaría fastidiado por no ganar tanto, pero es que eso también me ha pasado a mí. Orestes a veces se precipita porque en ocasiones acierta en El Rosco 10 seguidas y es muy goloso seguir para dar espectáculo. Todo lo que él está pasando también me pasaría a mí, aunque creo que tengo más mente fría en esos momentos. Él tiene mejor calidad innata que yo para responder y recordar palabras, pero yo juego con mejores estrategias.
Un niño estudioso
Rafa reconoce que siempre fue un niño que sacaba muy buenas notas, aunque no se consideraba un empollón porque “para mí esas personas son las que no les entra la materia y aprueban a base de horas de estudio. Yo soy una persona que ha tenido facilidad para aprender”.
Sus grandes aficiones eran, y lo siguen siendo, la lectura, el cine, y los videojuegos, a las que ha dedicado muchas horas de su vida. Casi tantas como a los concursos televisivos que “son como los exámenes, que si vas bien preparado, sacarás buenas notas. Soy muy competitivo y muy curioso, y esas dos características casan muy bien en los concursos”, afirma el sevillano.
–¿Por qué estudió Periodismo?
–Porque me gustaba escribir y porque de pequeño escuchaba Carrusel Deportivo, unas razones que fueron desvaneciéndose, fui creciendo y me dejó de gustar la profesión. Aparte de que la carrera de Periodismo no es una buena opción para ser periodista, está montada para hacer investigación en comunicación. Hice algunas prácticas, pero no terminó de gustarme, me pareció una labor bastante precaria para las horas que se le echan, y tengo amigos que son periodistas y están muy quemados. Nunca me llamó dedicarme a eso profesionalmente.
–¿Cuáles son sus aficiones?
–Desde los 8 años hasta los 18 jugué mucho a los videojuegos en el ordenador al Age of Empires, al Caesar al Pro Evolution, las aventuras gráficas como el Hollywood Monster… y lo sigo haciendo, pero tengo menos tiempo, pero en consola he seguido jugando al Pro, al ORI que es de plataformas, el Call of Duty, el GTA... En la universidad leía y veía muchas películas, era una locura, me solía llevar seis o siete filmes el fin de semana y me las veía todas.
–¿Qué le dice la gente por la calle cuando le reconoce?
–Sobre todo me dicen: “A ver si te llevas el bote”, “qué listo eres”, “¿cómo sabes tanto?”, “¿cómo estudiáis?”, “¿es buena gente Roberto Leal?”, “soy fan tuyo a pesar de que seas del Betis…”. Y hay gente que me saluda, me dicen que van con Orestes, pero que me desean suerte (risas).