"Si tienes 20 años, cuando te viene la regla te alegras porque bajo ningún concepto quieres quedarte embarazada. Pero cuando tienes 36, 37, 38... si vas al baño y ves que te ha venido, no es un sufrimiento: es una tortura". Lo cuenta Elena a EL ESPAÑOL. Subraya muy ilustrativamente que cuando las mujeres son fértiles, "con 18, 20 o 25 años, nos podemos quedar embarazadas facilísimo. Como dice mi madre, viendo un calzoncillo. Luego interviene el reloj biológico", esa espada de Damocles en la que no se piensa hasta que el tiempo inexorable revela que, cuando cuadra el círculo -pareja, trabajo y estabilidad, o trabajo y estabilidad- las manecillas han dado demasiadas vueltas.
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En España ya son mayoría las madres añosas. El 69% de las mujeres que fueron madres en 2021 tiene más de 30 años, según los últimos datos del INE. Fueron, en total, 327.877. En 2021 hubo 32.832 madres entre 40 y 44 años; 3.094 tuvieron un bebé entre los 45 y los 49. También hubo 222 niños nacidos de madres de más de 50 años. Por la parte de debajo de la tabla, 80.697 mujeres tuvieron un bebé en la veintena; hubo 5.470 nacimientos de madres entre 15 y 19 años; y 62 por debajo de los 15.
El número de madres de más de 40 años sigue in crescendo, al igual que decrece el número de nacimientos: el país ha retrocedido hasta los niveles de natalidad de hace 80 años. Es algo que se está notando desde hace tiempo a la hora de la escolarización. A menor número de niños, mayor cierre del número de líneas en los centros escolares. No está solo ocurriendo en la educación pública: también en la concertada.
El dato definitivo es que España es el país europeo con mayor número de madres de más de 40 años, según el último informe Euro-Peristat, elaborado por el Instituto Nacional de Salud e Investigación médica francés y financiado por la Comisión Europea. España, por tanto, se ha erigido como líder en materia de maternidad para consolidar la palabra cuarentena, al margen de su significado como puerperio o el tiempo de recuperación que se necesita tras el parto.
[España, el país de Europa con mayor número de madres por encima de los 40 años de edad]
Elena tiene 49 años y tuvo a su única hija con 43. Eva lo intentó desde los 34 y lo logró con 41; Rocío tuvo a su primera hija a tres meses de cumplir los 40; Juana a los 43. Todas ellas son una muestra de las estadísticas. Todas han sido universitarias, trabajan y casi todas, en mayor o menor medida, antepusieron sus carreras profesionales al hecho de ser madres.
-Juana, ¿a ti que te ocurrió?
-Pues que lo pospones, lo pospones... y llega un momento que ya no te quedas.
El caso de Juana es paradigmático, especial y finalmente, hermoso.
Juana y Eva
Juana vivía y trabajaba en la provincia de Cádiz como profesora, y su pareja y futuro marido, ingeniero, se fue a Madrid a trabajar. "Estiré todo lo que pude no irme a Madrid pero al final pedí una excedencia y me fui también. Y cuando logré consolidarme profesionalmente, ya iba tarde".
Solo esperó un año viendo como el periodo volvía cada mes y decidió que ya había perdido demasiado tiempo. Se sometió a una fecundación in vitro. Lo logró a la segunda y fue madre con 43 años de dos niñas mellizas. Cuando tenía 45, y las niñas dos, volvió a quedarse embarazada. Decidió no sufrir más decepciones y su gestación duró tres años: los mismos que tardaron los trámites para adoptar a Héctor y abrazar a un pequeñín de dos años con necesidades educativas especiales que hoy es "el sol y la alegría de mi casa. La gente flipaba con que estuviera de baja por maternidad con 47 años", dice riendo.
Hoy tiene 53 "y sobrada energía. Somos muy, muy felices y le pido a Dios y al Universo que me dé, sobre todo, salud". Sostiene que "si hubiera congelado óvulos me habría evitado mucho sufrimiento. Porque yo querría haber sido madre muchos antes, pero no fue posible. Ahora tengo muchas compañeras de trabajo que están pasando por lo mismo que yo: que lo posponen, que se han relajado, y que les está costando mucho trabajo y sufrimiento quedarse embarazadas por primera vez".
Eva intentó quedarse en estado desde los 34 años. A los 35 comenzó a optar por tratamientos de fertilidad y fecundaciones in vitro. Todas infructuosas. "Fue muy duro", rememora. Un largo periplo por clínicas para intentarlo una y otra vez. Recuerda todas y cada una de las veces que salía de los centros llorando.
También tiene marcado a fuego las palabras de aquel médico especialista en fertilidad y reproducción asistida. Fue quien se preocupó, además de por los resultados, por la frustración y el dolor inmenso que ella sentía. "Me dijo que tenía un útero muy bonito". Eva logró ser madre de una niña a los 41 años. A los 44, a escasos días de cumplir 45, volvió a dar a luz, en esta ocasión, a un niño.
"Yo tengo claro que si hoy soy madre es porque Muface -el seguro de los que son funcionarios del Estado- prevé el tratamiento", explica, por último, a este periódico.
No ocurre así con el común de las mortales. A partir de los 40 años, la regla estatal establece que la edad máxima para someterse a estos tratamientos, en lo público, son los 40 años en el caso de la mujer, si bien hay comunidades autónomas que han modificado la franja de edad para ampliarla. Ese límite de edad baja a 38 en el caso de inseminación con semen de pareja.
La fertilidad
Sergio Pedrero es el médico jefe de la Unidad de Reproducción Asistida de la Clínica Doctor López Cano. Lleva 20 años trabajando en esta especialidad y advierte que los profesionales de su sector "llevamos tiempo diciendo toda esta casuística. Que incluso a nivel privado, a donde vienen todos aquellos que no quieren someterse a las listas de espera de la pública, donde la demanda es altísima o que ya les han dicho que no pueden entrar por edad, también se está retrasando la edad en la que vienen a someterse a tratamiento".
En solo cuatro años han pasado de atender a una mujer de edad media de 33 años a una media de 37. "En reproducción asistida ha aumentado también la media de edad". Considera que en España "se presta poca importancia a la preservación de la fertilidad". Es decir, a la opción de congelar óvulos. Ni por la pública ni por la privada. Un tratamiento de estimulación ovárica cuesta, en la privada, una media de 1.500 euros. Luego, la preservación de los óvulos, congelados a -196º en nitrógeno líquido, unos 300 euros anuales.
Advierte que su sector "hay que ser cautos y transparentes. Porque es un tipo de especialidad médica en la que no se puede garantizar el resultado. Hablamos de óvulos propios". A los 38 años se consigue el éxito entre un 50 y un 60%. A los 41, las probabilidades decaen hasta el 20%. Las probabilidades de éxito con óvulos de mujeres entre los 20 y los 25 años ascienden al 80%.
También han notado cierto descenso en la calidad del esperma. "No de un día para otro, pero sí. Hay muchas variables pero el sedentarismo, la contaminación... todo eso disminuye la calidad". Hay estudios de investigación que lo acreditan, como el publicado en la Human Reproduction Update publicado por la Universidad de Oxford. Estipula que la calidad del esperma se ha reducido a la mitad en los últimos 50 años.
Pedrero señala que, con respecto a la fertilidad femenina, "debería haber campañas a nivel nacional para darles a las mujeres todas las opciones para ser madres, y que sepan que cuando son jóvenes, si quieren, pueden congelar sus óvulos para garantizar luego que puedan gestar", subraya.
Es lo mismo que piensa Elena. Considera que las políticas estatales "apuestan muy poco o nada por la natalidad y mucho por el aborto. Es decir, el feminismo, a mi juicio, hoy por hoy o no es completo o está sesgado: ser madre es también una necesidad para muchas mujeres".
Elena y Rocío
Ella antepuso su carrera profesional a la maternidad. Cuando logró estabilidad, le falló la pareja. Y cuando encontró de nuevo pareja se pusieron a fondo. "Hasta el punto de que nos queríamos casar pero yo ya tenía 42 años. Así que mi pareja y yo hablamos con mi padre -muy tradicional- para empezar la casa por el tejado. Porque si nos casábamos íbamos a perder tiempo. Nos dijo que nos fuéramos inmediatamente de su vista, que ya estábamos tardando" dice riendo.
Su caso es excepcional. Tres meses después se quedó embarazada y lo perdió durante el primer trimestre. Se sometió a un legrado. "Mujer legrada, mujer preñada, suelen decir, y a los cuatro meses me quedé de Elena. La tuve con 43. El ginecólogo alucinaba de que me hubiera quedado embarazada a mi edad sin ningún tipo de ayuda. Vamos, que mi pareja se hizo la vasectomía, no fuera a ser". Eso sí, tuvo un parto especialmente conflictivo y le costó muchísimo recuperarse.
Rocío cumplirá el próximo mes de febrero 45 años. Tuvo a su primera hija cuando le faltaba 3 meses para cumplir los 40, y a su segundo hijo, a punto de cumplir 42.
-¿Qué te pasó para ser madre a los 40?
-Pues un cúmulo de circunstancias. En realidad nunca venía el momento, ni por trabajo ni por pareja. Cuando tuve pareja nos fuimos a vivir a Madrid y allí estábamos solos y sin ayuda. Cuando nos pusimos, no me quedaba embarazada.
Tardó un año y medio en quedarse en estado. Fue de manera natural, al igual que su segundo hijo, que tuvo muy seguido y casi con 42. Los dos nacieron por cesárea. "Yo ya en el segundo parto pedí que me ligaran las trompas. El ginecólogo me dijo luego que porque había estado atendiéndome para dar a luz, y por eso tenía que creerlo: tenía una trompa de falopio prácticamente muerta y la otra, muy tocada. No te digo que mi segundo hijo sea un milagro, pero casi".
-¿Cuándo es el momento para ser madre, Rocío?
-No hay momentos oportunos. No existen. El momento perfecto no existe. Porque cuando te cuadra lo que consideras perfecto, la naturaleza ha seguido su curso y su ciclo. Una mujer de 40 años no es una de 20. Y se nota también en el tiempo de recuperación, en el cansancio y en las noches.