Hay tres palabras que a todo niño le alegran el día: no hay deberes. Para la mayoría de los escolares es algo excepcional. En las clases de Eugenia Fernández es costumbre. “Los niños y las familias ya tienen mucho trabajo. Aquí se pasan muchas horas”, afirma esta maestra en conversación telefónica. Es parte de su método de enseñanza que se ha ganado aplausos a ambos lados del Atlántico.
Fernández ha recibido este año el reconocimiento de Profesora del Año entregado por la embajada de España en Estados Unidos. Hasta el pasado curso, esta profesora estaba de estancia en este país enseñando a niños de Primaria. Primero estuvo en Utah, en el año 2015, y después en Maine, entre 2019 y 2021. Actualmente es profesora y jefa de estudios en el CEIP Couceiro Freijomil de Pontedeume (La Coruña), desde donde atiende la llamada de este periódico.
A finales del curso pasado, Fernández presentó el proyecto que había desarrollado con sus alumnos estadounidenses al certamen que convoca la embajada para los profesores españoles que ejercen en Estados Unidos y Canadá. No esperaba ganar, “para nada”, asegura. Sin embargo, el jurado decidió premiar su particular método de enseñanza.
“Mi proyecto se titulaba Minichef. Por medio de la cocina metí todas las materias del currículo de segundo de primaria: matemáticas, lengua, naturales, sociales, educación física, música… Metí todas las asignaturas en el proyecto de cocina durante casi cuatro meses”, relata la maestra.
“Los niños lo pasaron muy bien. Me supuso un gran trabajo pero muy satisfactorio. Me parece que los niños aprendieron muchísimo. Eran niños americanos en un programa de inmersión lingüística en español del 100%. Todo fue en español y ha tenido muy buen resultado”.
“No utilicé ningún libro, todo fue material creado por mí y por mis alumnos”, prosigue Fernández. “Las clases de matemáticas se hicieron a través de un supermercado que ellos mismos crearon. Esto implicó que tuvieron que ir a la compra, tuvieron que utilizar dinero, tuvieron que aprender a calcular el cambio. Es decir, que lo basé todo en situaciones reales. Tuvieron que hacer cuentas y aprender todo ese vocabulario”.
—¿Es posible enseñar de esta manera en España?
—Yo creo que sí. Lo que pasa es que tenemos mucho más interiorizado trabajar de otra manera. Yo he dado clases sin usar libros y los alumnos me preguntaban: ‘Profe, ¿cuándo empezamos la clase?’. No les había dado contenido del libro pero habían trabajado igual de bien y han adquirido conocimientos sin darse cuenta. Eso es muy importante. Aquí doy clases de inglés y mis alumnos me contestan en inglés muchas veces sin darse cuenta. Creo que sí es posible y estoy viendo gente que está empleando estos métodos más lúdicos. Me encanta que los niños vengan contentos a clase.
Ni deberes ni exámenes
Todos recordamos a los profesores que han marcado la diferencia en nuestra etapa escolar o universitaria. Por el contrario, también tenemos grabados a fuego a aquellos que nos lo hicieron pasar mal. Para Fernández, la diferencia radica en el empeño del maestro. “En ningún momento diría que soy buena o mala. Cada uno es distinto. Lo que puede marcar un poco la diferencia puede ser las ganas que le pongas, el cariño con el que lo haces, el tiempo y el entusiasmo que pongas en tu trabajo”.
En su método no hay exámenes: “La evaluación yo la hago con el trabajo diario”. Esto supone una carga de trabajo adicional para el profesor pero, en cambio, un verdadero alivio para los alumnos. En vez de exámenes, hace “unos cuadernillos de refuerzo destinados a afianzar todos los conceptos que estaban adquiriendo”.
Asimismo, Fernández no es partidaria de los deberes. “No me gusta poner deberes. Los niños y las familias ya tienen mucho trabajo. Aquí se pasan muchas horas también. En Estados Unidos pasan más todavía. Aquí son cinco y allí son ocho. Entonces son muchas horas dedicadas al trabajo. Entonces no me gusta mandar deberes. Un deber puede ser perfectamente hacer una receta en casa, como hicieron mis alumnos americanos con sus padres. Tenían que grabarla y mandármela. Eso ya es una tarea”.
—¿Qué carencias ve actualmente en el sistema educativo español?
—Más que carencias yo veo costumbres. Creo que tenemos la costumbre de enfocar el trabajo de una sola manera. Por ejemplo, creo que en España estamos muy enfocados en trabajar con un libro de texto. Realmente, te constriñe y te limita.
Así pues, Fernández no descarta volver a Estados Unidos para seguir implementando este peculiar método de enseñanza. “Me gustaría volver, pero cuando estás fuera se echa mucho de menos a la familia. También echo de menos Estados Unidos porque allí yo estaba aprendiendo un montón. El tiempo dirá si puedo volver, pero no lo descarto”.