"Cansado de tirar piedras", Pablo Iglesias moldea su obra cumbre: un "tanque" para "competir con la derecha mediática". Se llamará Canal Red y ya ha recaudado más de 200.000 euros para materializarlo a través de un crowdfunding público. ¿El objetivo? "Construir dispositivos culturales contrahegemónicos". Es decir, medios de comunicación fuertes con los que difundir sus tesis, traducido del gramsciano al román paladino. Es el sueño que lleva pergeñando en su fuero interno durante los 12 últimos años, los que han pasado desde que presentó en TeleK —una televisión local de Vallecas con aroma a trastienda— el primer programa de La Tuerka.
Su paso por la Vicepresidencia del Gobierno, un cameo por las más altas cotas del poder, no ha perturbado sus planes. Porque "la gente cree que milita en los partidos políticos o en los colectivos políticos y no es verdad: la gente milita en los medios de comunicación" es una frase de Iglesias en octubre de 2012. Y ya ha pasado más de una década desde que emprendiera su "guerrilla" con kaláshnikov, según se refería el fundador de Podemos a su programa.
Porque que La Tuerka y La Base —el pódcast diario que dirige actualmente— alberguen el mismo dominio en Twitter, modificado tan solo el nombre entre un programa y otro, se trata quizás un motivo sentimental, cumplida la fantasía de congregar a miles de seguidores y que sus alocuciones, sus sermones rapeados y sus señalamientos a periodistas corran como la pólvora.
[Iglesias vs Ferreras, crónica de una relación condenada al fracaso: "Sabían que iba a estallar"]
Y porque "la mayor herramienta de comunicación política del siglo XXI" para Iglesias siempre ha sido su gran obsesión. Y él, un infrecuente "monstruo televisivo" que dinamitó las audiencias desde Intereconomía a La Sexta. El apelativo es del periodista Gonzalo Bans en conversación con EL ESPAÑOL. "Era tres, dos, uno... ¡Acción! Y como en el cine. Cuando se encendían los pilotitos rojos de la cámara y mutaba", narra sobre cómo afrontaba sus apariciones en El Gato al Agua el hombre que lo fichó. En esa tertulia política conservadora se introdujo como un troyano y se fajó bregando con Federico Jiménez Losantos o Eduardo García Serrano.
Aunque es Enrique Riobóo de la Vega, el hombre que lo fichó para emitir su programa en Canal 33 después de que el entonces profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Complutense se ofreciera, quien narra la anécdota más reveladora. Sucedió tras la grabación de un programa. "Le pregunté que por qué no recibíamos llamadas de los espectadores. Accedió y probamos. Al acabar el programa me dijo que no volverían a recibir llamadas, que lo que interesaba era su discurso, no el del espectador. Tenía las ideas muy claras".
De TeleK a Canal 33
Es en TeleK, la televisión vallecana donde grabó las dos primeras temporadas de La Tuerka, emitidas entre noviembre de 2010 y junio de 2012, donde el fundador de Podemos empleó el lenguaje más belicoso de su hemeroteca. Una lucha de clases saltada directamente del libro de texto. Durante la huelga general del 29 de marzo de 2012 llegó a referirse a sus periodistas como las "brigadas de reporteros que irán empotrados en los piquetes a nivel estatal". Porque para Iglesias una "huelga es una guerra y a una guerra a nosotros nos gusta ir con nuestras mejores armas: esta televisión, la comunicación, este programa".
Vistas 10 años después, La Tuerka regala escenas impagables. Como las de Santiago Abascal o Isabel Díaz Ayuso, su némesis y verduga política, los entonces presidente del Fundación Denaes y asesora del Partido Popular, respectivamente, codo con codo en un plató dirigido por Iglesias. "Somos mucho más autoritarios a la hora de seleccionar qué gente de izquierdas viene, nos tiene que gustar. Con PSOE y PP aceptamos más o menos a quienes nos manda. Con la izquierda no, esa es nuestra línea y nos parece crucial", decía entonces Iglesias.
El contexto ayudó a espolear su concepto de televisión. El 15-M supuso la explosión de las tertulias políticas en televisión, convertidas en una guerra de trincheras en las postrimerías del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y la primera legislatura de Mariano Rajoy.
Iglesias sabía que la televisión era el campo de batalla. Y que abanderar a uno de los bandos, a los de abajo frente a los de arriba, según la jerga socialmente rupturista que lo gobierna, estaba al alcance de su mano. "El discurso y la ideología se producen más que nunca a través de dispositivos y productos audiovisuales", diría en una entrevista en ATTAC TV en octubre de 2012. Iglesias no se tapó nunca. Lo que pretendía era "poder competir con las grandes tertulias de televisión" y que "todos los ciudadanos pudiesen elegir si quieren ver La Tuerka o La noche en 24 horas".
Pero para Iglesias, camisa negra, corbata roja, la televisión de Vallecas era tan solo una pistola de agua. Necesitaba un arma más ruidosa. Llegar a más gente. Avanzó posiciones en septiembre de 2012. "Nosotros teníamos una unidad móvil en la Puerta del Sol —de hecho, fuimos la televisión casi oficial del 15-M— cubriendo las manifestaciones. Se me acercó Pablo Iglesias y se me presentó, yo no lo conocía. Me contó que era profesor universitario y que hacía una tertulia en TeleK, pero que allí eran voluntarios. Que cuando no fallaba una cámara era un micro, que si no faltaba uno faltaba otro", relata en conversación con este periódico Enrique Riobóo de la Vega, todavía director del Canal 33.
"Yo quisiera hacer un programa con vosotros porque tenéis un look más profesional", se lanzó el futuro fundador de Podemos antes del verano de 2012. El profesor de la Complu y su equipo se mudaron del plató de Vallecas a otro en la calle Atocha, cerca de Antón Martín. Comenzaron en Canal 33 en septiembre de 2012. "Fue cuando dimitió Esperanza Aguirre como presidenta de la Comunidad de Madrid. Le dije que era el momento de empezar, no podíamos dejar escapar que dimitía la culpable de toda la corrupción del PP de Madrid", recuerda Riobóo.
¿Su inseparable compañero? Juan Carlos Monedero, compañero en la universidad y ambos asesores de Izquierda Unida. También eran unos habituales Íñigo Errejón o Tania Sánchez, su entonces pareja y diputada por Izquierda Unida en la Asamblea de Madrid. Mantiene ahora el escaño por Más Madrid, la formación regional auspiciada por Errejón, separado del partido hace ahora tres años.
La idea de Iglesias y Monedero era hacer el programa todos los días y no solo los miércoles. Había que disparar cada noche. "Querían convirtiéramos el canal en un Teletuerka y les dije que no, que no había dinero. Entonces llegaron a un acuerdo con Público y me dijeron que iban a conseguir dinero", cuenta Riobóo. "Monedero se fue a buscar el dinero a Venezuela y Pablo Iglesias me llevó a ver a los iraníes de Hispan TV", describe el director de Canal 33 sobre un relato manoseado por algunos medios, grotesco en algunas de sus vertientes, distorsionado hasta ser aprovechado por Podemos para dibujar una caricatura. Venezuela, Irán, podemitas, insultos de carril ya desprovistos de intención.
Riobóo recogió La cara oculta de Pablo Iglesias (Amarante, 2014) los entresijos de aquellos meses. También capturas de alguno de los correos electrónicos intercambiados con Monedero. Iglesias nunca se manifestó públicamente sobre el libro. Asegura el periodista —es un relato conocido— que ambos intentaron comprarle la televisión, pero que "Monedero se vino del funeral de Chávez solo con 200.000 euros". Fue un 22 de abril en una cervecería cerca de la calle Huertas. Riobóo pedía 1.200.000.
Los caminos de Riobóo e Iglesias empezaron a distanciarse tras cerrar el fundador de Podemos su alianza con Público, donde el programa, ampliado, con diferentes secciones y muchos más medios, se sostuvo hasta difuminarse en octubre de 2017. Ya fundado Podemos a principios de 2014, Iglesias pasó de ser entrevistado en Canal 33. El tipo de la coleta ya dinamitaba las audiencias de Intereconomía y La Sexta. El spin off en esta historia de Antonio García Ferreras también es por todos conocido.
Rogar por salir en Intereconomía
Fue un 25 de abril de 2013. Un profesor de la Universidad Complutense de Madrid aparca su motillo cerca del número 36 del Paseo de la Castellana. Es la primera vez que acude como invitado a El Gato al Agua, el programa de Intereconomía que lidera las audiencias en su franja ideológica. Tan popular era el programa que hasta su plató acudían personas de toda España para verlo en directo tras la cristalera de un restaurante. Un zoológico donde Iglesias es el animal más exótico dentro de un ecosistema conservador. Capitalizar el moviento social alrededor del 15-M a ritmo de batukada es una intención soterrada. Aquellas apariciones fueron cruciales para disparar su popularidad.
"Se convocó una manifestación que se llamó Rodea el Congreso. Iban lo más radical de lo radical, hasta el punto de que Pablo Iglesias no lo apoyó porque le parecía demasiado heavy. Pese a todo, hubo mucha gente, mucho altercado con la policía", relata Bans, que hasta pocos días antes "no tenía ni idea de quien era". Fue el periodista Fernando Díaz Villanueva, también tertuliano del programa, quien se lo mostró. "Necesitaba a alguien así porque si no el debate iba a ser un coñazo, con todos criticando. Y como Pablo no fue, pero estaba de acuerdo con el espíritu de la concentración, lo llamé. Fue un éxito de audicencia brutal, un programa muy divertido", recuerda.
"Ese día era heavy metal: estaba Federico Jiménez Losantos, Alejo Vidal Quadras, Luis Salvador, Joaquín Moeckel", el entonces director de El Gato. Hacía dos meses que Trece había fichado a Antonio Jiménez, conductor del espacio, para su programa homólogo en un canal rival por idéntico. El aterrizaje de Iglesias multiplicó las audiencias. "Hay mucha gente que me lo echa en cara: 'Mira, el que descubrió a Pablo Iglesias", bromea Bans.
Iglesias, cuenta el periodista, era un tipo cordial con los personajes que ahora figuran como reclamo bélico en el spot de presentación de Canal Red. "Incluso timidillo", dice de quien se quedaba a tomarse una cerveza con la derecha nacional de la que abomina. "Hasta el punto de que, y esto dice mucho de él, rechaza ir a Trece en exclusividad. Porque Trece, entonces, firmaba un contrato de exclusividad con sus colaboradores para que no fueran a Intereconomía. Pablo dijo que el salto a la televisión nacional lo había dado gracias a Intereconomía y no le podía decir que no".
Jiménez Losantos bromeó con su "aspecto nazareno" aquel día en el fragor del debate. Lo cierto es que ahora Iglesias consigue miles de euros con un chasquido. O con el mecenazgo de Jaume Roures.
O gestiona tu suscripción con Google
¿Qué incluye tu suscripción?
- +Acceso limitado a todo el contenido
- +Navega sin publicidad intrusiva
- +La Primera del Domingo
- +Newsletters informativas
- +Revistas Spain media
- +Zona Ñ
- +La Edición
- +Eventos