Hace solo cinco meses que Javier y Natalia le pusieron la guinda a ocho años de noviazgo y se dieron el sí quiero para formar una familia. Ese sueño de tener hijos juntos, casi se trunca este domingo, cuando el matrimonio disfrutaba de la fiesta de cumpleaños de una amiga en la Discoteca Bastilla de San Pedro del Pinatar, donde bailaron, se tomaron unas copas, y vibraron con el partido de La Roja, hasta que en su camino se cruzó un menor de edad que cosió a navajazos a Javier delante de Natalia.
"Iba a matarme", sentencia el propio Javier, postrado en una cama del Hospital Los Arcos, luciendo apósitos que tapan las puñaladas que casi le perforan el bazo y un pulmón. "Pensé que iba a morir porque no podía respirar: me vi lleno de heridas y con sangre hasta por la boca".
Esta tentativa de homicidio que ha consternado a los vecinos de esta localidad murciana, ubicada a la vera del Mar Menor, se produjo en un aparcamiento próximo a la Discoteca Bastilla: una sala de fiestas, de dos plantas, que este domingo ofreció a sus clientes la posibilidad de seguir en directo el encuentro del Mundial de Catar que enfrentó a España ante Alemania. Entre la clientela del local, se encontraban Javier y Natalia porque estaban celebrando el 26 cumpleaños de su amiga María.
"Llegamos los últimos a la fiesta, sobre las seis y media de la tarde, porque mi mujer tiene una empresa de salazones y trabajó por la mañana en el mercado", tal y como explica la víctima de esta truculenta agresión, en una entrevista que concede en exclusiva a EL ESPAÑOL, con el objetivo de reclamar Justicia. "Al juez le digo que esa persona no está preparada para estar en la calle porque a mí no me ha matado de milagro".
La tarde del domingo pintaba bien: música, copas y fútbol con la pandilla. "Éramos diez personas: cuatro parejas y dos amigas de la cumpleañera". Todo se empezó a torcer a las diez de la noche, cuando terminó el partido, y remataron la celebración en la pista de baile, donde el grupo de amigos de Javier y Natalia coincidió con un chico de 17 años que iba con una adolescente. Este menor de edad, hijo de un conocido empresario, padece un trastorno depresivo, está bajo medicación y recientemente fue condenado por usar la violencia contra la autoridad.
- Durante la fiesta de cumpleaños en la discoteca: ¿Tuvo algún encontronazo o discutió con el menor de edad antes de que le atacase con una navaja en el aparcamiento?
- Javier: Ni hablé con él ni lo vi en la discoteca ni sabía quién era. No nos conocíamos de nada. Nunca había visto a ese zagal. Unos amigos míos me han contado que supuestamente yo empujé al chico o le rocé con el codo cuando estaba bailando, sin darme cuenta, y entonces, él empezó a decirle a sus amigos: 'Al de rayas lo voy a matar'. Y el de rayas era yo. Pero no recuerdo haber tenido ningún problema con ese chico y todo esto me lo han contado mis amigos después de que me atacara, cuando ya estaba en el hospital.
- ¿Qué pasó tras el roce que según sus amigos tuvo usted con el menor en la pista de baile?
- Cuando nos íbamos a marchar de la discoteca, ese chico estaba en la puerta esperándome y el portero me dijo que me esperase dentro a que el zagal se fuera. Pero él seguía en la calle gritando: '¡Venga!', '¡Que salgas!'. También me insultaba. Nosotros nos quedamos dentro, esperando un poco, pero como trabajábamos el lunes, al final salí y pasó todo.
Las cámaras de seguridad de un pub próximo a la Discoteca Bastilla filmaron lo que ocurrió. El menor de edad, cubata en mano, a pesar de la medicación que toma para su trastorno depresivo, no paraba de retar desde la calle a Javier para que saliera del local a pelearse. Finalmente, a las diez de la noche y cinco minutos, este treintañero recogió el guante de la provocación y fue al encuentro del adolescente.
La grabación muestra cómo el chico, de 17 años, acelera el paso hacia el aparcamiento del Centro Médico Casa del Mar para esperar a Javier, de frente, y empuñando una navaja de once centímetros de hoja, con la que se abalanza para asestarle una puñalada sin ningún tipo de miramiento.
- ¿Qué recuerda de la agresión?
- Solo recuerdo ver a mi mujer y a mis amigos llorando cuando empecé a sangrar. Cuando noté que me pinchó, me mareé y caí al suelo porque no podía respirar. Lo que me parece más fuerte es que siguió dándome estando ya apuñalado. Iba a matarme. Me pinchó seis veces. Faltó nada para que me diese en el bazo y casi me toca el pulmón porque me entró aire. Ese chico no paraba de apuñalarme. Yo pienso que de no ser por mis amigos me habría pinchado hasta que me muera. Ni yo ni nadie que sea decente va a discotecas con una navaja guardada y ese chico iba con una navaja buscando pelea.
[El vídeo de un menor apuñalando a un cliente de un pub en Murcia tras ver el partido de España]
Javier no exagera al afirmar que pensó que iba a morir porque el parte médico refleja que recibió media docena de puñaladas, en ambos costados, algunas de ellas, de 3 a 4 centímetros de profundidad. Tales heridas le provocaron, según los médicos que le atendieron en el Servicio de Urgencias del Hospital Los Arcos de San Javier: "Mínimos despegamientos pleurales izquierdos. Burbujas de gas de pequeño tamaño en la grasa epicárdica, debidas a trayecto penetrante, así como pequeña colección líquida en la grasa epicárdica. Mínimo derrame pleural derecho y derrame pleural leve. Valorado por UCI y Cirugía, pendiente de evolución".
Su mujer, Natalia, admite que todavía no se ha repuesto de ver a su marido, Javier, tirado en el suelo desangrándose: "Sigo en shock". El sinsentido de esta agresión ha despertado un sentimiento de indignación entre los 26.300 vecinos de San Pedro del Pinatar porque la pareja es muy conocida y querida en la zona por sus respectivos trabajos. Natalia, de 27 años, gestiona la empresa La Cuna del Salazón, y Javier, de 30 años, ha seguido los pasos de su padre como albañil para mantener, junto a su hermano, la empresa familiar Construcciones Garcimar.
"Siento impotencia por lo que le ha pasado a Javier porque no había ningún motivo para que ese chico le hiciera esto", reflexiona Natalia en conversación con EL ESPAÑOL. "Tenía que tocarle a alguien y le pasó a mi marido porque una persona que sale de su casa con una navaja, solo lo hace para buscar problemas".
- ¿Qué ocurrió dentro de la Discoteca Bastilla?
- Natalia: Yo estaba al lado de Javier todo el rato y en la pista de baile no vi ningún roce con ese chico fuera de la normal. Pero ese chico le decía a mi marido: 'Tú, conmigo, para afuera'.
Las diligencias de la Guardia Civil recogen esta versión de Natalia, incluso exponen que esta veinteañera alertó a los porteros de la disco de que una persona estaba buscando bronca con su marido. De forma que el menor de edad, de 17 años, fue expulsado del local de copas. "La persona de seguridad, después de desalojar a este chico, le pide a la compareciente y al grupo de amigos que esperen dentro unos 5 minutos, antes de irse, para evitar conflictos con el chico que está en la calle", tal y como refleja la declaración ante el Instituto Armado que corrobora el relato de esta joven.
- ¿Qué ocurrió después?
- Natalia: En el aparcamiento, el chico se encaró con mi marido. Yo me puse entre los dos para mediar. Cuando le dio el primer navajazo a mi marido, yo estaba agarrando al agresor, pidiéndole, por favor, que no quería jaleos y él me respondió: 'Lo voy a matar porque me ha empujado y no me ha pedido perdón'. Su cara no gesticulaba, era como un psicópata, estaba encarnizado y se cebó con Javier. Fue a matarle: tuvimos que poner de pie a Javier porque no podía respirar y la sangre le salía como una fuente. Yo misma tuve que taponarle una de las heridas con su chaqueta.
En el vídeo de las cámaras de seguridad se observa cómo el menor, tras perpetrar el brutal apuñalamiento, se marcha corriendo del aparcamiento, a pesar de que los amigos de Javier tratan de retenerlo. De hecho, en su huida perdió las zapatillas que posteriormente localizó la Policía Local de San Pedro del Pinatar, junto a la navaja. El adolescente se entregó al filo de la medianoche del domingo, después de que la Guardia Civil localizase a su padre y le informase de que su hijo estaba en busca y captura por una agresión con arma blanca.
El padre del menor de edad es un empresario importante que ha contratado los servicios del conocido abogado Juan Rigabert, para defender a su hijo del delito por el que se le investiga: un homicidio en grado de tentativa. De momento, el Juzgado de Menores número 1 de Murcia ha establecido como medida cautelar su internamiento en el Centro de Las Moreras, por un periodo de seis meses, prorrogables otros tres meses.
Tal medida se ha adoptado para evaluarle con el objetivo de esclarecer si padece algún trastorno de conducta, al margen de su depresión. Enrique y Fina, los padres de Javier, ya han contratado a un letrado para ejercer la acusación particular. "Lo único que queremos es que no le den ninguna ventaja a ese chico por lo que ha hecho a nuestro hijo, solo por ser un menor de edad", subraya al unísono el matrimonio de sexagenarios, después de permanecer con el alma en vilo durante 72 horas en el Hospital Los Arcos.
"Cuando apuñaló a nuestro hijo, uno de sus amigos nos avisó, llegamos al hospital antes que la ambulancia y vimos a Javier bajar en una camilla, lleno de pinchazos y de sangre por la boca", tal y como relatan Enrique y Fina. "Todos estamos muertos del susto: esto no se lo deseamos ni a nuestro peor enemigo", lamenta el matrimonio. "Los padres somos responsables de los hijos hasta que son mayores de edad y si ese chico tiene problemas mentales, no le deberían dejar salir de casa".
Entretanto, y a falta de conocer lo que deparará el proceso judicial, Javier, un currante de la construcción, de 30 años, con alma de futbolero, que brillaba de extremo izquierda cuando jugaba con el Mar Menor, no para de recibir mensajes deseándole una pronta recuperación. Esas muestras de apoyo mitigan el susto que todavía se refleja en su mirada, consciente de que el domingo pudo ser el último día que pasó con su esposa, Natalia, con la que acababa de pasar por el altar para tener hijos.
"Esa persona, en cuanto salga a la calle se comportará igual", insiste Javier. "Si ese chico no me ha matado es porque estaban mis amigos. Si llegamos a estar él y yo solos: hoy no estoy vivo. Todos los médicos me han dicho que he tenido suerte porque no me ha tocado ni el bazo ni el pulmón por un centímetro".