Joaquín Padilla aparece a diario en los hogares de los espectadores que ven a Jorge Fernández y sus concursantes jugar en La Ruleta de la Suerte de Antena 3, ya que el músico es el encargado de cantar las canciones que aparecen en los paneles del programa. Últimamente Padilla y su banda han recibido numerosas críticas en redes sociales por sus versiones de canciones, como les pasó con ‘Quédate’ de Quevedo y Bizarrap, pero hasta de ese aspecto negativo, supo sacar algo positivo y mostrárselo a su hija de 11 años.
No obstante, algunos desconocen que el madrileño tiene un Disco de Oro colgado en su casa y acumula varios números uno en Los 40 Principales gracias al éxito que tuvo con el grupo Iguana Tango a principios de los 2000, cuando la banda se hizo muy conocida por su aparición en Gran Hermano.
EL ESPAÑOL ha visitado el estudio de grabación (Estudios Espartanos) que comparte con su mujer Chus Herranz, también cantante y con la que ha formado el dúo Entrelazados, lanzando varios singles al mercado.
La música corre por sus venas, y es curioso que el primer instrumento que cayó en las manos de Padilla fue un acordeón, regalo de su abuelo a los nueve años. Para aprender a tocarlo le metieron en el conservatorio donde empezó a formarse en solfeo, pero a los 12 años se cruzó en su vida el rock al ver unos videoclips de Europe y Bon Jovi y pensó: “Yo quiero hacer eso”. Como con el acordeón no podía, se pasó a la guitarra.
Mientras perseguía su sueño, se licenció en Imagen y se doctoró en Periodismo, trabajando para revistas locales, en Punto Radio, dando clases en la Universidad Complutense… “pero nunca podré decir que he sido periodista porque tengo mucho respeto por las profesiones, lo estudié, hice cosas de periodismo, pero nunca ejercí de periodista aguerrido buscando la noticia”, comenta el músico.
— ¿Cómo surgió Iguana Tango?
— Todo mi afán era tener un grupo y de pequeño jugaba con mis amigos a hacer conciertos. Conocía a Kike Enríquez, que fue luego el batería de Iguana Tango, y me hice amigo de Jacobo García (otro de los integrantes de la banda) en la universidad. Los tres montamos un grupo y tocábamos en garitos, desde bares de gasolinera a barras americanas, sin saberlo porque fuimos de día al local (risas). Los grupos se forjan así…
— ¿Cómo gestionó el éxito logrado con la banda?
— Se gestiona muy bien cuando tienes 28 años, has nacido en San Blas y tu padre es obrero y tu madre ama de casa, sabes lo que valen las cosas y no te han regalado nada, has currado de teleoperador para comprarte una guitarra… las chiribitas no las ves y te tomas el éxito de forma tranquila.
Ten en cuenta que la semana antes de salir tocando en Gran Hermano en 2003, estuvimos haciendo un concierto en Parla para 11 personas. Dos semanas más tarde, fuimos número uno en Los 40 Principales. No éramos tan malos una semana antes de GH, ni tan buenos dos semanas después. El tema ‘Te perdí’ estuvo en todas las discográficas de este país y nadie lo quiso, pero vas a un programa de televisión y la compañía Tool Music nos lo cogió.
Su salto a TV
Tras el éxito de Iguana Tango, Padilla emprendió un nuevo camino en televisión cuando en 2012 fichó por La Ruleta de la Suerte para interpretar, con la banda del concurso, las canciones que aparecen en los paneles que tienen que resolver los concursantes.
Todo surgió cuando Chema Bejarano, director musical, teclista de la banda del programa y que era la persona ponía las músicas en Gran Hermano cuando Iguana Tango estuvo allí, le llamó: “Él me conocía, sabía mi manera de trabajar. Necesitaban a un cantante que pudiera hacer varios estilos, aunque algunos no me queden bien (risas), que conociera el lenguaje de televisión, que es muy diferente al de un concierto... Me tuve que preparar un tema de Rocío Jurado y otro de Coti para la prueba y, según acabamos de tocar, nos dijeron que nos cogían. Diez años después (el programa tiene 16), ahí seguimos…”, recuerda Padilla.
— ¿En qué ha cambiado en estos años el programa?
— Ha habido cambios de mecánica de juego y de azafata, pero es que la magia que tiene La Ruleta de la Suerte es que si nos vieras a Jorge Fernández y a mí hablando en la cafetería, verías lo mismo que en el programa, nos vacilamos igual, eso le llega a la gente. No hay que cambiar nada porque la gracia está en que hay buen rollo, es un concurso fácil de jugar en cualquier momento. Hemos conseguido enganchar a los niños que nos empezaron a ver de pequeños y que ahora, dieciséis años después, siguen haciéndolo. Lo que ha cambiado es que cada vez tenemos más complicidad y va todo rodado. El secreto es mantener la frescura ya que es muy fácil poner el piloto automático porque siempre es igual.
— ¿Recuerda su primer día en La Ruleta de la Suerte?
— Si, lo recuerdo como si fuera ayer. Ahora ya es muy fácil, pero al principio la dinámica interna del programa se hacía compleja. Saber cuál es la cámara, donde mirar, cuándo te va a enchufar… escuchar las órdenes del pinganillo que se solapan unas con otras, las cuentas atrás para entrar en el momento justo, enganchar cada sintonía con cada acción… Los primeros días fue difícil, recuerdo los nervios por hacerlo bien, pero también lo divertido que fue y lo bien que nos lo pasamos.
— Interpretan temas de todos los estilos siendo solo tres miembros...
— Mira, a los pocos días de empezar, una mañana al entrar en el plató, me colocaron una torera y un sombrero cordobés y me dijeron que era la Feria de Abril, que tenía que tocar sevillanas. Yo no había cantado, ni tocado, ni bailado sevillanas en mi vida, y además, mi instrumento es una guitarra eléctrica, pero tuve que salir al paso como pude. A La semana siguiente llevaron una batucada y un montón de bailarines porque era el carnaval de Rio de Janeiro y había que hacer música brasileña, yo pensaba: Esto es una locura total, ¿qué curro tan marciano es este…?
— ¿Cuál es su secreto?
— La premisa de la banda siempre es: la primera nota es Fa, nos vemos en el final de la canción, lo que pase por medio… ya lo iremos viendo. En este concurso no hay ensayos de la banda, nos mandan unos links de youtube, cada músico se lo mira por separado en su casa, llegamos al plató, tocamos dos veces para minutarlo y empieza el programa.
— ¿Recuerda alguna anécdota con el público?
— Nos ha pasado de todo, pero gran parte del público de La Ruleta de la Suerte es arrítmico y cuando tocamos una balada, las palmas van totalmente descompensadas y no hay manera de mantener el ritmo. Nos tuvimos que poner una claqueta en el pinganillo para poder tocar bien porque es un caos. Es un clásico que se den la vuelta para pedirnos canciones, que quieran subirse a cantar, que vayas a cambiarte de ropa entre un programa y otro y, cuando vuelves, no están las letras en el atril porque las ha cogido uno del público para ver qué canciones vas a tocar…
— ¿Y con los participantes?
— Con los concursantes muy bien, me gusta picarles un poco, pero siempre intento ayudarles y que se lleven dinero. Durante el desayuno previo al programa ya les voy conociendo a cada uno y voy viendo cual va a dar más juego, cual es buen encajador… y con esos hago más bromas.
Normalmente, cuando caen en 1.000€ y lo multiplican por ejemplo por 3, que serían 3.000€, ya es mucha pasta y tienen también el súper comodín, les entra el miedo. Si no se saben el panel pierden el comodín que tenían y siempre nos preguntan: “¿Qué hago ahora?”, yo siempre contesto: ¡Dilo!, ¡Resuelve, claro que sí!, Jorge, más cauto, al principio, les decía a los concursantes: Joaquín dice que te lances, pero piensa también en lo que puedes perder. Siempre que se ha dado esa situación y les he animado ha salido bien y se han llevado mucho dinero, pero es pura casualidad y pienso… Algún día van a perder y me van a querer matar (risas).
— ¿Ha faltado algún día a las grabaciones?
— He cantado recién operado de la rodilla, aguanté dos programas (no llegó al tercero de grabación del día) con un cólico nefrítico y me tuvieron que sacar de Atresmedia en camilla, con fiebre, he estado vomitando, pero cuando me tocaba cantar me tomaba una manzanilla y lo cantaba… no he faltado nunca en estos diez años.
Sus polémicas canciones
Pese a interpretar temas que están fuera de su alcance porque no tiene medios para hacerlos como los artistas originales, no le gustan o están fuera de su estilo, Padilla y el resto de la banda hacen un gran esfuerzo por hacer suyas esas canciones y darles su toque, aunque esto no siempre gusta en redes sociales.
Las últimas críticas se las han llevado por versionar el exitoso ‘Quédate’ de Quevedo y Bizarrap, donde el público mostró su desacuerdo con la canción que interpretó el madrileño en La Ruleta de la Suerte.
“Cuando Iguana Tango triunfó era 2004 y no había redes, solo foros en algunas webs, pero nada que ver con lo actual. Nunca había vivido ser una cara visible con las redes porque hay gente que habla maravillas de ti, pero otra te quiere matar. El segundo día de estar en La Ruleta de la Suerte uno me dijo en Twitter que me iba a poner una bomba lapa en la guitarra, me pareció muy salvaje. También hay cosas en la tele que no me gustan, pero no gastaría mis energías en hacerlo de esa manera, buscando al personaje para citarle e insultarle… Un día mi director me dijo: Joaquín, ahora tienes haters porque ahora estás en el candelero, el día que no los tengas es que no estás”, comenta el músico. “Los que critican están como detrás de un cristal ahumado, como los de las comisarías, y dicen lo que no se atreverían a decir a la cara en su vida”, añade Herranz.
— ¿Qué le parece la polémica surgida por su versión de ‘Quédate’ de Quevedo y Bizarrap?
Con la canción de Quevedo ha pasado que la gente no conoce lo complicado que es el trabajo de la banda de La Ruleta de la Suerte y que hicimos un tema más que digno. Tenemos dos días para prepararnos nueve temas porque se graban tres programas cada día, que son seguidos. En ese tiempo me tengo que aprender canciones que, probablemente, no haya escuchado en mi vida, memorizar una serie de melodías, acordes e intentar cantarlas. También está el tema del estilo, cada cantante tiene una manera de cantar, pero también algunos que somos más o menos versátiles y nos podemos mover en diferentes estilos. También está el maravilloso mundo de las tonalidades, pero es que yo no destrozo los temas porque no soy el cantante de esa canción.
El mismo día que pasó lo de Quevedo, David de María me mandó un mensaje dándome las gracias por la versión tan bonita que habíamos hecho de una de sus canciones. Los profesionales admiran lo que hacemos porque saben el marrón que es. Empezamos a grabar a las diez de la mañana, tú dile a cualquier cantante que lo primero que va a hacer es cantar un tema de Mónica Naranjo a esa hora ¡ni ella misma lo haría! Hay un montón de condicionantes que, obviamente, no tienen porqué saberlos los espectadores, que hace que todo sea más complicado.
Te aseguro que, como se miden las audiencias en televisión minuto a minuto, el momento en que ponen a la banda la gente apagara, no llevaríamos tantos años. Mis jefes están encantados, Antena 3 también por la repercusión que tuvo el vídeo, yo también… y la gente, que hable de lo que quiera porque nuestra dificultad es extrema.
— No todo lo que cantan le gusta o lo conoce…
— Hay temas que te quedan mejor, otros peor y otros que ni te gustan, como el electro latino, por ejemplo. No voy a tener la misma conexión con una canción de esas como con una de La Guardia o Barón Rojo. Empieza el estercolero de Twitter a hacer sus cosas. Algo que hemos notado los últimos meses es que ahora se están apuntando a eso determinados medios de comunicación que antes no estaban. Que a cuatro no les guste una interpretación mía de una canción no es una noticia.
Pero hay que añadir que La Ruleta de la Suerte no es un programa de música y nosotros no somos lo más importante del programa. El trabajo es maravilloso, estamos encantados con todo el mundo, pero es complicado porque tocamos de todo, de Manolo Escobar a Xuxa pasando por Judas Priest o Joselito.
— ¿Cuál ha sido la vez que peor lo ha pasado con las críticas?
— Padilla: La única vez que lo he pasado mal con las redes fue el día que me llama nuestra hija de 11 años llorando porque había visto a un tío en TikTok hablando mal de mí, porque ella no sabe lo que es un hater, lo que ve es un fulano que no sabe quién es, diciendo un montón de barbaridades sobre su padre en una red social. Chus y yo lo convertimos en algo positivo porque le expliqué la mierda que incluyen las redes, en unas cosas son buenas y en otras no, para que ella pueda afrontarlo porque si eso que me han hecho a mí se lo hacen a un chaval de 18 años, todos lloramos porque hay suicidios o depresiones. A mí me da igual porque tengo 46 años, una familia, un Disco de Oro colgado en mi casa, siete números uno… Creo que hay una parte en que la gente no se da cuenta de lo que son las redes, del daño que produce, a mí me da igual, pero hay daños colaterales…
— Herranz: Aprovechamos eso que la vida nos puso ahí para darle la vuelta para que sirviera como aprendizaje para ella, que el bullying es un poco esto. La opinión de la gente no eres tú, sino su opinión. Falta en las escuelas una preparación a los niños para este tipo de cosas.
Proyecto en común
La pareja se conoció trabajando en un espectáculo de revival de los 80-90 donde les tocó cantar muchos duetos juntos: “Cuando bajamos del escenario nos decían que empastaban muy bien nuestras voces… estuvimos cinco años en ese espectáculo y la gente nos pedía algo nuestro. A medida que crecía nuestra relación, que nos casamos al año, surgió la oportunidad del disco de Entrelazados, gracias a esa química entre ambos y que le llega al público”, comenta Herranz. “Chus tiene un currículum espectacular y yo estuve 20 años con Iguana Tango, como quería volver al pop y tener un proyecto propio creamos Entrelazados. Pero nunca había pensado hacer un dúo con una chica ¡jamás!”, admite Padilla.
Acaban de lanzar su último tema, ‘Cuando tú estás’, que cuenta con la colaboración de Jorge González, concursante de la quinta edición de Operación Triunfo (que ganó Lorena Gómez), al que Herranz conoció en el programa Birlokus Club en Telecinco y con el que trabajó, posteriormente, en el musical Full Monty.
Ambos suman miles de horas de música juntos y por separado. A Padilla le avalan sus 20 años en Iguana Tango, su experiencia en la banda Whiskey Viejo, la creación de la ópera rock basada en la obra de Edgar Allan Poe, Legado de una tragedia o su inmersión en la literatura con los libros De cantante a cantante en 2008 (en el que muestra técnicas, secretos, trucos e incluso anécdotas sobre la vida como cantante), y en 2019 publicó su primera novela La Historia de El Secreto de los Templarios.
Herranz también tiene un amplio bagaje profesional: “He hecho muchos musicales y cuando empecé, la gente no sabía lo que eran. Mi familia y amigos estaban acostumbrados a verme en televisión y me preguntaban en qué canal lo podían ver, yo les decía que tenían que ir al teatro. Habré hecho unos 20, entre ellos We Will Rock You porque estuve en el elenco original que eligió Brian May y, 17 años después, la temporada pasada, hice la dirección artística del musical. Entre medias he trabajado como presentadora (en Birlokus Club en Telecinco), actriz (Física o Química, Yo soy Bea, Dreamland…), como bailarina en giras mundiales con Raphael, David Bustamante o Isabel Pantoja, como cantante haciendo cabeceras de programas (Mask Singer)…
— Chus, ¿cómo fue su experiencia en Eurovisión 2004 con Ramón?
— Fue una pasada. En mi casa era una tradición ver el Festival con mis padres, cada uno hacía su quiniela… y años después estar allí, vivir esa experiencia, es espectacular. El despliegue de medios, los eurofans, lo que mueve Eurovisión, es increíble. Cada uno que íbamos de coros o bailarinas, teníamos un técnico para escucharnos perfectamente, todas las mañanas teníamos un ensayo en el orden que íbamos a actuar para que se acostumbrara la voz. Una de las experiencias más increíbles de mi vida profesional. Y con el tema ‘Para llenarme de ti’ de Ramón quedamos en un honroso décimo lugar en Turquía.
— ¿Se han parado a calcular el número de días que han cantado en su vida?
— Creo que a dormir y a cantar son a las dos cosas a las que más horas les hemos dedicado en nuestra vida. Si juntáramos todas las horas cantadas a lo largo de nuestras vidas serían años y años sin parar, por eso apenas tenemos vida social (risas).
Para esta profesión un constipado, por ejemplo, es un drama porque no hay tiempo de recuperación posible, no se deja de grabar La Ruleta de la Suerte porque yo me constipe o no se deja de subir el telón en un musical porque Chus tenga fiebre. ‘The show must go on’ es la frase del mundo del espectáculo, el telón se levanta sí o sí.
— ¿Cómo cuidan la voz?
Realmente lo que hacemos es cumplir en nuestro día a día una serie de parámetros que hacen que nuestra voz se cuide. No bebemos nada frio, por mucho calor que haga, no fumamos, no tomamos alcohol ni ningún tipo de sustancia ilegal. Procuramos llevar siempre la garganta protegida, no salimos jamás a la calle con el pelo mojado, dormir 7-8 horas, evitar siempre gritar, tomar mucho jengibre… son pequeñas cosas del día a día que te van ayudando a proteger tu instrumento. Lo del sexo, drogas y Rock&Roll queda muy bien, pero todo el que trabaje en esto sabe que eso no funciona.