Michael tenía tres pasiones y su pareja no era una de ellas. A este británico, de 69 años, le gustaba la cerveza, el tabaco y sus perros porque a Vanesa no la quería: solo le pegaba. Así lo ponen de manifiesto las cinco denuncias por malos tratos físicos que constan contra Michael desde que hace tres lustros se instaló en España junto a Vanesa. Ella siempre le perdonaba y este domingo terminó perdiendo la vida a manos de su maltratador. Era la crónica de una muerte anunciada el trágico final que ha sufrido esta británica, de 57 años, en la localidad murciana de Mazarrón.
Por desgracia, Vanesa es el ejemplo de lo que ninguna mujer maltratada debe hacer: no ratificarse como víctima de las agresiones en los juzgados y encima, darle una oportunidad tras otra a su agresor para retomar la relación. EL ESPAÑOL ha podido confirmar por fuentes próximas a la investigación que Vanesa interpuso la primera denuncia por violencia de género, en 2007, y la última, en 2014, lo que le valió a Michael una orden de alejamiento durante seis meses. De hecho, se llegó a celebrar un juicio, pero esta ciudadana británica reculó en su declaración durante la vista oral: "Negó haber sido agredida".
Una vez más, ella le perdonó, como en otras ocasiones en las que después de denunciarle, tendía a minimizar las agresiones, a restar importancia al tenso clima de convivencia, incluso justificaba a su pareja, lo que impedía evaluar con datos reales el nivel de riesgo de Vanesa dentro del Sistema de Seguimiento Integral de casos de Violencia de Género (Sistema VioGén). "A la hora de ratificar las denuncias disculpaba a su pareja", tal y como corroboran las citadas fuentes. Y al final, todo quedaba en órdenes de prohibición de comunicación y aproximación que no impedían a Michael convencer a Vanesa para retomar la convivencia.
Desde que se instalaron en territorio español su relación nunca paró de dar tumbos. Prueba de ello es la frecuencia con la que se mudaban de domicilio y de localidad tanto por Almería como por la Región de Murcia. Pero ese cambio de aires nunca modificaba la realidad: Michael seguía pegando a Vanesa, una mujer que era doce años más joven que él. Eso es lo que ocurrió en los pueblos almerienses de Albox y Huércal-Overa donde se interpusieron cuatro denuncias por malos tratos físicos. La quinta y última denuncia se produjo en el municipio murciano de Abanilla.
A partir de 2014, ya no hubo más denuncias, aunque es de suponer que los malos tratos físicos seguirían marcando la convivencia que posteriormente mantuvieron en Caravaca de la Cruz hasta que la pareja decidió mudarse hace menos de dos meses a Camposol: una macrourbanización construida al calor de la burbuja inmobiliaria, equipada con campo de golf, ubicada a unos kilómetros de las espectaculares playas de Mazarrón, y donde residen más de 5.000 extranjeros, en su mayoría jubilados británicos.
Vanesa y Michael alquilaron un chalé en la calle Lecrin con un patio que rodea toda la propiedad, un jacuzzi, y un solarium. Este lunes, en el porche del inmueble todavía había apiladas once cajas de cerveza que ponen de manifiesto que el sexagenario consumía birras a gogó. "Llevarían instalados unas cinco semanas: a ella la veíamos muy poco por la calle, pero a él siempre se le veía paseando a sus tres perros", según explican los vecinos.
Al margen de la cerveza y de sus mascotas, la otra debilidad de este británico era el tabaco porque su viejo BMW 523 estaba marcado por un cenicero asquerosamente desbordado de colillas y por las rajas que los canes le habían causado a la tapicería de los asientos traseros. Este domingo, el turismo estaba aparcado en la calle, y cuando el personal sanitario y la Guardia Civil llegó a su propiedad, Michael trató supuestamente de enmascarar la muerte violenta de Vanesa como una caída contra el bordillo.
Todo ello, después de haber pedido ayuda a los vecinos en tres ocasiones: "¡Help!", "¡help!", "¡help!" Los gritos de Michael soliviantaron a los pocos residentes de la calle Lecrin del sector D de Camposol y pasados 32 minutos de la medianoche del sábado al domingo, dos matrimonios que se acababan de instalar en esta macrourbanización, salieron de sus casas para ver qué ocurría. La escena que se toparon fue dantesca: Michael pedía auxilio, junto al cuerpo de Vanesa que yacía inconsciente sobre el asfalto de esta vía estrecha, de sentido único y con poca iluminación.
"Ella tenía un golpe en la cabeza, a un lado de la frente", tal y como detallan testigos directos a EL ESPAÑOL. "Estaba inconsciente, tirada frente a la puerta de la casa por donde se mete el coche: su cabeza estaba sobre la acera y el cuerpo en el asfalto". Los dos matrimonios comprobaron el pulso de Vanesa y de inmediato llamaron al 112 para solicitar una ambulancia. Entretanto, Michael no paraba de hablar: "Estaba totalmente ebrio, entraba y salía de la casa para beber".
Las pocas veces que se quedaba en el porche se encendía un pitillo. "Tenía una conducta rara". Posiblemente, este británico ya tenía claro que cuando llegase la ambulancia no podría hacer nada por su pareja porque su cuerpo hacía media hora que comenzó a enfriarse. "Ella no tenía pulso ni respiraba: él aseguraba que se marchó de casa para hacer unas cosas y cuando regresó se encontró a su mujer tirada". Los sanitarios informaron del fallecimiento a la Guardia Civil y los agentes que se desplazaron a la calle Lecrin sospecharon de que esa muerte no era fruto de una caída accidental, entre otros motivos, porque la víctima estaba tumbada bocarriba, pero el golpe no lo tenía en la nuca, sino en una zona de la frente.
Michael se derrumbó, empezó a llorar y a gritar -"¡Fucking!"-, mientras el cuerpo de Vanesa yacía junto a unos restos de comida asiática. Después, le entregó el pasaporte a la Guardia Civil para identificar a esta mujer que este año viajó dos veces a Reino Unido y a la que le constaban denuncias como víctima de violencia de género, aunque su caso estaba inactivo en el Sistema VioGén desde 2015.
Los agentes le detuvieron y se lo llevaron a los calabozos donde durmió la mona antes de ser trasladado este lunes al Juzgado de Instrucción número 3 de Totana, con aspecto desaliñado, para dar explicaciones sobre lo ocurrido aquella truculenta noche en su chalé de Camposol.
Michael volvió a negar los hechos como aquella noche en la calle Lecrin, pero la magistrada con competencias en violencia de género ordenó su ingreso en prisión provisional acusado de un delito de homicidio. La autopsia del Instituto de Medicina Legal deberá esclarecer las circunstancias en las que Vanesa sufrió un fuerte golpe en la cabeza que le costó la vida, convirtiéndola en la víctima mortal número 39 que la violencia machista se cobra en España durante 2022.