Miquel Ordinas tiene un tractor amarillo, quizás lo que se lleve a partir de ahora. El suyo, sin embargo, poco tiene que ver con el de la canción: es eléctrico. No requiere gasoil, sino apenas dos o tres litros de aceite para los engranajes, tiene una potencia equivalente a tractor convencional de 45 caballos y baterías de litio. "No es una fantasmada: funciona muy bien", defiende su primer cliente, Ramón Servalls, dueño de la bodega Macià Batle, ubicada en la misma Santa María del Camino, una población de alrededor de 7.500 habitantes a 15 kilómetros de Palma de Mallorca, donde Ordinas ha diseñado la herramienta.
Ordinas, ingeniero de profesión como sus dos hermanos e hijo de un agricultor de 82 años, ha aunado sus dos grandes pasiones —agricultura e ingeniería— hasta completar poco a poco uno de sus más vibrantes proyectos vitales. Ahora, entre las hileras que forman los almendros y a la espera de adaptar un segundo prototipo que quepa en los viñedos, observa cómo avanza el tractor que comenzó a dibujar a través del software CAD antes de la pandemia.
"Durante la pandemia empecé a ensamblar las piezas y, con algunas más conseguidas en el desguace, hice la parte superior del bastidor", explica Ordinas en conversación con este periódico acerca de su invento, absolutamente casero, alumbrado en el improvisado taller de su casa. Destaca la innovación que supone el chasis, hecho a partir de una plancha de acero precortada que alberga en su interior los componentes del motor o las cajas de engranajes. Lleva dos años probándolo entre los almendros familiares. Fue a finales de abril cuando el proyecto terminó de cuajar. Ya lo ha registrado y está inmerso en la difusión de la innovación.
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Ordinas asegura que el tractor se puede montar con suma facilidad. "Tal vez si somos capaces de encontrar un fabricante —bastaría un taller de maquinaria agrícola— puedo transferir mis conocimientos sobre el equipo, donde ya llevamos más de un año puliendo detalles y mejorando utilidades", destaca sobre su proyecto.
Defiende, además, lo que significan este tipo de avances para el campo. "La agricultura 'tradicional' de mi isla es 'agricultura de bajo coste', generalmente de secano, en la que hay que controlar muy bien lo que inviertes porque la producción 'coherente' es limitada", explica. Miquel jamás pensó en el éxito del proyecto, en la posibilidad de exportarlo, se conformaba con que ayudara a la explotación de almendros familiar. En alimentar su hobby.
'Sostenibilidad' es el término que emplea al desgranar una visión más amplia de lo que significa su búsqueda. "Se entiende mejor desde el punto de vista de la sostenibilidad, no tan sólo aplicada al tractor, sino a un modelo de agricultura a pequeña escala. A escala insular, pero exportable. Mi opinión es que la agricultura convencional en los ultimos años se ha convertido en algo precisamente alejado de la sostenibilidad. Mucha tecnología, sí, pero a escala gigantesca. Tal vez hay que aplicar tecnología a la agricultura —que gracias a muchos avances está al alcance de mucha gente— pero a pequeñas escalas", argumenta sobre un determinado modelo.
El ingeniero explica que, en su tierra, hace 40 años había muchas pequeñas explotaciones agrarias que daban una parte, a veces importante, del sustento de las familias. "Ahora en Mallorca hay tractores muy grandes, pero resulta que cada vez hay más terreno abandonado que no produce", expone la paradoja.
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La colaboración con la bodega Macià Batle supone para él una "oportunidad de lujo para dar a conocer el tractor". Su filosofía agrícola coincide con la de Servalls, sobre todo en un territorio "eminentemente agrícola" donde "el turismo se ha comido todo". "Muchos de los que no estamos tocados por la costa seguimos con las inquietudes tradicionales e intentamos llevarlas a cabo en el siglo XXI. ¿Sueños?", se pregunta Ordinas.
Servalls explica que en la bodega ya han "instalado placas solares por más de 100 kilovatios de potencia" y que van "sustituyendo poco a poco toda la flota por vehículos eléctricos. Ya tenemos casi un 70% de los viñedos ecológicos". "Cuando supimos que este joven del pueblo, ingeniero, había hecho el tractor eléctrico para el campo estuvimos hablando con él sobre la posibilidad de hacer un prototipo para probarlo también en los viñedos. Este es el reto que tenemos ahora".
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