El escaparate de la clínica Ticap de Sevilla, en el 25 de la calle Resolana, anuncia entre sus servicios capilares uno que llama la atención del viandante: "Trasplante de barba". Estamos acostumbrados a los trasplantes e injertos de cabello en la cabeza para acabar con la calvicie masculina, sobre todo, y también femenina, pero ¿y la barba? ¿Hay imberbes o barbilampiños que demanden pelo para poblar bigote, mejillas y mentón? Así es, y cada vez más.
"Los implantes de barba empezaron en Estados Unidos hace unos ocho años y en España nosotros los hacemos desde 2020 y somos de los pocos que hay", explica a EL ESPAÑOL José Miguel Ligero, director de los dos centros que la clínica de servicios capilares Ticap tiene en Madrid y Sevilla.
Los folículos de pelo necesarios se extraen al paciente de la parte posterior de la cabeza, por encima de la nuca, y se implantan en las zonas de su cara donde quiera lucir una barba más frondosa. Las incisiones realizadas con punta de zafiro cicatrizan la semana siguiente, y a los diez días las costras desaparecen. Al cabo de tres semanas desde la cirugía, se caen los pelos trasplantados y en el segundo mes desde la intervención vuelve a salir la barba con vigor, detalla Ligero.
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La operación cuesta en torno a 1.600 euros, dependiendo de la extensión de barba requerida. Y la demanda aumenta. "En 2022 hemos tenido un 50 por ciento más que el año anterior", dice el responsable de Ticap. De las 300 operaciones capilares que realizan al año entre los dos centros, 60 son ya de barba, precisa.
¿Quiénes son los clientes de los trasplantes de barba? La respuesta es curiosa. Igual que muchos españoles han viajado en los últimos años a Turquía para remediar su alopecia total o parcial con un trasplante económico, resulta que desde el extranjero están viniendo a España para ponerse barba. "El 80 por ciento" de los clientes de Ticap en busca de barba son hombres árabes que proceden sobre todo "de Marruecos y el emirato de Dubái". Los españoles son el restante 20 por ciento. Tanto los árabes como los españoles son en su mayoría heterosexuales, apunta José Miguel Ligero.
Explica que el hecho de que la demanda sea sobre todo de hombres árabes se debe a una cuestión que une la estética corporal con la tradición: la mayor importancia que dan a la barba en los países árabes musulmanes como atributo de masculinidad y hombría.
Con su pareja
Los árabes que acuden a sus clínicas en Madrid y Sevilla suelen tener entre 30 y 40 años de edad y "vienen casi siempre acompañados de su pareja". Más o menos acomplejados por tener una barba escasa, rala, desean implantarse pelo para que aparezca más poblada. Identifican la barba densa y cerrada como más varonil.
Por suerte, dice Ligero, como una compensación de la naturaleza, quien es calvo suele tener buena barba y quien tiene poca barba de nacimiento conserva cabello de donde trasplantar el que falta, así que no se ha encontrado ningún caso en el que hayan faltado folículos capilares.
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El director de las clínicas dice que de momento no han tenido ningún caso de mujer transexual que quiera implantarse barba en su transición a varón, pues en esa situación las hormonas masculinas que toman "serían suficientes para que les salga barba".
José Miguel Ligero se define como tricólogo, es decir experto en el cabello y el cuero cabelludo. Cuenta que aprendió el negocio y las técnicas capilares en cursos en Internet de la International Society of Hair Restauration Surgery de Estados Unidos (Sociedad Internacional de Cirugía de Restauración de Pelo), pero aclara que las operaciones las realizan dos cirujanos capilares, que son médicos que cuentan además con un máster en cirugía capilar.
También el pubis
Además de la barba, otro trasplante novedoso en el que son pioneros en España, dice, es el de vello de pubis para mujeres. Es una modalidad que también viene de Estados Unidos, aunque aún es poco conocida en España. En sus clínicas hacen "dos o tres al año". Lo demandan mujeres de entre 40 y 50 años que solían depilarse el vello púbico y ahora no les gusta tener la zona genital pelada, porque "les parece de bebé", y, a falta de que les crezca naturalmente, recurren a un trasplante de folículos extraídos de la zona occipital de su cabeza.