La relación entre Paola, la guardia civil que presuntamente ha matado a sus dos hijas y después se ha suicidado, y su exesposo Santiago, electricista del pueblo, era cordial. Al menos así había sido hasta que el fantasma de la custodia complicó las cosas. Paola quería irse a su Algeciras natal, abandonar el pueblo conquense en el que decidió quedarse cuando empezó a salir con Santiago. También quería llevarse a Iris y Lara, de 9 y 11 años, con ella, algo con lo que Santiago no estaba para nada de acuerdo y, según las últimas informaciones, tampoco las niñas.
El entorno cercano de ambos confirmó a EL ESPAÑOL que Paola tenía claras sus intenciones, así como que Santiago demandó la custodia compartida para impedir que sus hijas se marchasen a 645 km de distancia. Esto rompió por completo la relación entre Paola y su familia política, con quienes ya no se hablaba a pesar de que eran sus abuelos paternos quienes cuidaban a las menores mientras Paola estaba trabajando.
Las niñas, por su parte, querían quedarse en Quintanar del Rey con su padre y sus abuelos, según cuenta El Mundo tras contactar con la familia de él. Esta inclinación de Iris y Lara, unido al hecho de haber sido demandada por su exmarido para que se modificase la custodia (la cual estaba en posesión de la madre), molestó enormemente a Paola. "No le digáis a papá que nos vamos a ir a vivir a Algeciras" fue la frase que llegó a oídos de Santiago y le motivó a contactar con los abogados, según cuenta El Mundo.
Con las Navidades en un horizonte cada vez más cercano, y para evitar en la medida de lo posible futuras desavenencias, la expareja diseñó un plan para las niñas: irían con el padre en Nochebuena y con su madre en Nochevieja. Un plan que tampoco agradó a las menores: "Mami se ha enfadado porque vamos a pasar la Nochebuena con vosotros y porque también queremos pasar la Nochevieja aquí", dijo una de ellas a su abuela paterna Mari hace pocas semanas, según el citado medio.
[Una guardia civil mata a sus dos hijas en Quintanar del Rey (Cuenca) y se suicida]
Antiguo deseo
El deseo de Paola de abandonar Quintanar del Rey y trabajar en la Guardia Civil de Algeciras no era algo nuevo: 11 años atrás, cuando las cosas aún no iban mal en su matrimonio, ya había dado muestras de echar de menos su tierra y había expresado su voluntad de regresar en algún momento.
De hecho, Paola tenía tan claro que no pretendía quedarse en el pueblo manchego hasta la jubilación que hasta se sacó el carné de camión para tener opciones de encontrar trabajo en el puerto de Cádiz en el caso de que no hubiese plazas disponibles en la Guardia Civil.
No obstante, nadie en el pueblo esperaba que algo así pudiese suceder. Paola era una agente condecorada, que había participado en operaciones internacionales de la OTAN, sin ningún antecedente ni problema psiquiátrico. Tampoco nadie había sido testigo nunca de ninguna discusión violenta o fuerte.
Algo cambió en Paola durante el puente de diciembre que pasó en Algeciras con su familia. Al volver el lunes tras los días festivos y reencontrarse con sus hijas, solo las volvería a llevar al colegio un día más.
El martes por la tarde Paola disparó a sus dos hijas a corta distancia con su arma reglamentaria y luego se suicidó. Ni los abuelos paternos, ni nadie en el cuartel ni en el colegio consiguió comunicarse con ellas el resto del día, aunque no le dieron mayor importancia.
Fue el miércoles, alrededor de las 7 de la mañana, cuando un compañero se encontró los tres cadáveres y la pistola en la mano derecha de Paola. Había ido al pabellón de acuartelamiento en que vivían la mujer y sus hijas a comprobar que todo estuviera bien ante la falta de noticias de la agente.
La ministra de Igualdad Irene Montero ha querido mandar el siguiente mensaje a través de Twitter: "Consternada ante el asesinato de las dos niñas de 9 y 11 años en Cuenca. Todo el cariño a su familia en estos momentos de inmenso dolor. La protección de la infancia ante todas las violencias debe ser una prioridad para toda la sociedad".
En Quintanar del Rey también siguen conmocionados: "Es algo terrible. Algo así no ha sucedido nunca aquí. Estamos todavía en estado de 'shock'. Es una desgracia, todavía no lo podemos creer", concluye una madre que recogía a su hija, compañera de las pequeñas asesinadas, a la salida del colegio.